El cierre de comedores sociales alerta a Venezuela

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Dos mujeres miran un acto de campaña del hijo de Nicolás Maduro en La Guaira, el domingo. Foto: AFP

El gobierno de Nicolás Maduro allanó y congeló las cuentas de la organización Alimenta la Solidaridad, que hasta hace una semana aseguraba al menos un plato de comida diaria a más de 25 mil niños beneficiarios.


Más de 25 mil niños y personas de sectores vulnerables de Venezuela recibieron hasta la semana pasada al menos un plato de comida de los ocho millones que ha entregado la organización Alimenta la Solidaridad. El alza de precios, la escasez de alimentos y la crisis política generó el ambiente propicio para que, según Oxfam, el país superara las más de 9,3 millones de personas en hambruna. A pesar de la emergencia, algunas ONG ahora enfrentan una verdadera persecución del gobierno de Nicolás Maduro que amenaza con paralizar las ayudas externas.

Las primeras denuncias llegaron el 24 de noviembre cuando una casa de Caracas, que sirvió como uno de los 239 comedores sociales que Alimenta la Solidaridad administra desde hace cuatro años en 14 estados del país, fue registrada por la Policía Nacional Contra la Corrupción. Horas después, la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (SUDEBAN) congeló todas las cuentas bancarias donde la ONG recibía aportes de donantes internacionales, acusando que el dinero buscaba financiar una “subversión política”.

La fundación es un puente del programa humanitario de Naciones Unidas, recibió aportes de la Unión Europea (UE) y del Vaticano. Además, es el “socio regional” de la organización benéfica Save the Children, que hasta 2018 fue presidida por Jill Biden, la futura primera dama de EE.UU.

El diario The New York Times señala que durante los dos últimos años recolectaron testimonios que revelaron que la organización entregaba a menudo la única comida diaria a niños, que muchas veces dejaban parte del plato para poder compartir el resto con la familia en sus casas.

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Transeúntes pasan frente a un graffiti con la imagen del presidente Nicolás Maduro, en el barrio de Petare en Caracas. Foto: AFP

De acuerdo con la última actualización de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), realizada por las principales universidades del país, solo un 4% de los venezolanos ganó el año pasado lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas y menos de uno de cada 10 hogares está completamente libre de inseguridad alimentaria.

Actualmente, el fundador de la organización, Roberto Patiño, de 32 años, se encuentra escondido debido a una orden de aprehensión en su contra. A pesar que Patiño es miembro del partido Justicia Primero y colaboró con Henrique Capriles, exgobernador del estado de Miranda y uno de los rostros opositores más fuertes, sostiene que su trabajo no tiene tintes ideológicos.

“No puedo dar declaraciones porque estoy escondido de la policía ahora. Estamos presionando por la vía diplomática para que retrocedan (en la decisión). Organizaciones venezolanas y personalidades firmarán una carta pública para António Guterres, secretario general de Naciones Unidas”, señaló Patiño en conversación con La Tercera.

El temor ha hecho que ningún miembro del equipo de Alimenta la Solidaridad hable con la prensa por posibles represalias judiciales. En tanto, aseguran que solo esperan volver a seguir funcionando, ya que al no tener acceso a sus cuentas no pueden comprar comida, lo que deja en desamparo a cientos de familias.

“Son ollas comunes por barrios dirigidas a los niños. El objetivo es asegurar que los menores tengan al menos una comida diaria. Alguien presta una casa, ponen platos de plástico y los padres cocinan con las donaciones para los menores. El hambre en Venezuela lo ves en la calle y ahora es peor porque todo es en dólares. En el sector de Sabana Grande, en Caracas, después de las seis de la tarde vas a ver a la gente buscando comida en los basureros de los pocos restaurantes que quedan”, señala a este medio Juan Diego Montalva, periodista y amigo de Patiño.

A woman carries two buckets with water on a street during the national quarantine in response to the spread of coronavirus disease (COVID-19) in Caracas
Una mujer lleva dos baldes con agua en una calle durante la cuarentena nacional en respuesta a la propagación de la enfermedad por coronavirus en Caracas, Venezuela. Foto: Reuters

El drama venezolano

Mientras alrededor de cinco millones de venezolanos han dejado el país a raíz de la crisis económica, política y social que ha creado el régimen de Maduro, quienes no pudieron escapar siguen sorteando a diario las dificultades.

En 2016, el gobierno impulsó los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que una vez al mes reparten comida y beneficios siempre que las personas tengan una Tarjeta de la Patria, que según la prensa local es utilizada para realizar un seguimiento de la participación electoral y que acumula una serie de criticas por deficiencias.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, los niveles de nutrición de los niños venezolanos son comparables con los alcanzados por los países más pobres del planeta. Así, denuncian que cada vez son más los venezolanos que “reducen la cantidad y calidad de su comida”.

Según el último reporte de la FAO, en la región el costo de una dieta energética mínima es de US$ 1,6 diarios por persona y el de una dieta saludable alcanza a US$ 3,98. En tanto, la Comisión de Finanzas del Parlamento venezolano aseguró que la canasta de alimentos tiene un valor de US$ 211, mientras el sueldo mínimo es de 400 mil bolívares, o sea, menos de US$ 1.

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