El silencio de Joe Biden ante la posible acusación penal contra Donald Trump

El expresidente estadounidense, Donald Trump, junto al actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden. Foto: AFP

Las posibilidades que explican dicho mutismo, creen analistas y miembros del Partido Demócrata, estarían relacionadas tanto a la ausencia de un protocolo que indique cómo actuar frente a un expresidente acusado de un delito, como también por los riesgos que implicaría inmiscuirse en un tema que podría afectarle en una eventual carrera por la reelección.


La noticia ha estado en todos los portales del mundo durante los últimos días: la posible acusación penal contra el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. Situación que, de concretarse, se transformaría en la primera vez en que un exinquilino de la Casa Blanca es procesado. Pero, en contraste a lo polémico y notorio del caso, hay una voz que no se ha pronunciado al respecto. La de Joe Biden, actual Presidente de la nación.

Las posibilidades que explican dicho silencio, creen analistas y miembros del Partido Demócrata, estarían relacionadas tanto a la ausencia de un protocolo que indique cómo actuar frente a un expresidente acusado de un delito, como también por los riesgos que implicaría inmiscuirse en un tema que podría afectarle en una eventual carrera por la reelección, especialmente considerando que, a diferencia de Biden, en el caso de Trump las polémicas y acusaciones en su contra parecen no afectar su base de apoyo, aseguran algunas encuestas.

El caso lleva siendo analizado y debatido por el gran jurado de Manhattan desde mediados de enero, el que investiga la presunta participación de Trump en el pago del silencio de la actriz porno Stormy Daniels, en 2016, cuando este competía para llegar a la Casa Blanca. En aquella ocasión, acusan los persecutores, el entonces abogado personal de Trump, Michael Cohen, pagó 130.000 dólares a la actriz para que esta no hiciera pública una supuesta aventura que Daniels y el magnate habrían tenido 10 años antes.

Manifestantes anti-Trump junto a una pancarta en Collect Pond Park, cerca del Tribunal Penal de Manhattan. Foto: Reuters

Si bien se esperaba que este jueves se retomara la sesión para volver a tratar la situación del expresidente, fuentes cercanas al proceso legal -que por ley no pueden revelar información al respecto- aseguraron que se pospondrá hasta la próxima semana, probablemente hasta el lunes, detalló Business Insider y CNN. No es raro que el gran jurado trate varios casos a la vez, por lo que la sesión se reanudó, pero sin incluir la trama Trump. CNN dijo que era posible que el lunes se escuche un testimonio adicional de un testigo, pero The New York Times matizó que no está claro si se había completado la presentación de pruebas, o si se sumaría una nueva testificación.

Sin embargo, mientras todo esto ocurría durante la semana, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tuvo una agenda absolutamente separada de la polémica que ha significado la posible acusación penal contra Trump. En lo que va de semana, Biden ha anunciado nuevas medidas para la protección y la conservación del suelo y el agua, se reunió con el reparto de la popular serie Ted Lasso para hablar sobre la salud mental, y publicó un informe de 500 páginas relacionado con la economía, detalló NBC News. Pero no hubo ninguna palabra sobre el tema que tiene a Washington en ascuas.

Omitir o involucrarse

A poco más de un año y medio de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, el escenario se mantiene abierto. Desde si Biden se presentará a la reelección y si los demócratas optarán por levantar a otro candidato -en desmedro del actual presidente-, hasta la carta republicana y las oportunidades de Trump, todo está por verse en los próximos meses. Pero pese a que queda mucho tiempo para los comicios de 2024, analistas ya advierten de los riesgos de amplificar los problemas de este rival político en específico, pese a que sea una jugada habitual en las campañas.

Ejemplo de la delicada línea en la que se encuentra el mandatario a la hora de lanzarse en una ofensiva comunicacional contra Trump, quien muy posiblemente esté en la papeleta, es el nombramiento de Merrick Garland, fiscal general designado por el demócrata. Es él quien en última instancia decidirá si procesa al expresidente en una investigación federal por el manejo de Trump de documentos clasificados, así como por sus esfuerzos por anular y revertir los resultados de la elección presidencial de 2020, otros de los dramas legales en los que se ha visto envuelto el magnate.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante un mitin de campaña con simpatizantes, en Davenport, Iowa. Foto: Reuters

Así lo explicó a NBC News el analista legal Chuck Rosenberg, exfiscal federal en Virginia. “Si Trump es acusado por un gran jurado estatal, Biden haría bien en no hacer comentarios sobre ese caso penal, en parte porque hay una investigación federal en curso llevada a cabo por un abogado especial dentro del Departamento de Justicia”, explicó. Cualquier comentario de Biden sobre el millonario exmandatario podría interpretarse como un intento por influir en Garland, agregó.

El diario The New York Times asegura que “la confluencia de investigaciones centradas en Trump está sometiendo al sistema de justicia penal a una prueba de estrés pública como ninguna otra en la historia de Estados Unidos”. El mismo periódico afirmó que Garland es muy consciente de que enjuiciar a un expresidente y el principal candidato de un partido puede generar enormes consecuencias políticas, por lo que ha tomado medidas para garantizar que su investigación “representa la búsqueda y no la perversión de la justicia”.

Fuentes al interior de la Casa Blanca ya habían revelado al mismo medio en noviembre de 2020 que Joe Biden no quería consumir su presidencia en investigaciones a su antecesor, según habría dicho a sus asesores en la fecha.

Al interior del Partido Demócrata también se muestran escépticos ante un ataque frontal, considerando que puede alimentar las voces republicanas que aseguran que las múltiples investigaciones contra Trump responden a intereses electorales y a socavar su ya anunciada candidatura en noviembre de 2022 para la elección de 2024. De hecho, una de las estrategias del millonario expresidente para recaudar fondos fue la de exponer en los correos de invitación al evento la supuesta búsqueda de los demócratas para perjudicar su campaña vía persecuciones legales.

“Sería inteligente para los demócratas dejar que esto se desarrolle y no politizarlo demasiado”, dijo a NBC News Lis Smith, estratega del partido y asesora de la campaña presidencial de Pete Buttigieg en 2020, cuando el ahora secretario de Transporte compitió en las primarias demócratas. “Si saltan sobre todo esto, les dan a Donald Trump y a los republicanos la oportunidad de decir que es una caza de brujas”, advirtió.

El Presidente de EE.UU., Joe Biden, pronuncia un discurso en el 13º aniversario de la aprobación de la Ley de Atención Médica Accesible, comúnmente conocida como Obamacare. Foto: Reuters

Otra vertiente de preocupación en la administración Biden ha sido el posible alcance de los llamados de Trump a manifestarse en su favor, los que, de momento, no han sido fructíferos. El portavoz de Seguridad Nacional, John Kirby, transparentó esa inquietud durante una conferencia de prensa en la que aseguró que “estamos constantemente monitoreando la situación”, especialmente “a raíz de lo sucedido el 6 de enero (de 2021)”, cuando una turba alentada por Trump, en ese momento vencido en las urnas, invadió el Capitolio ante las denuncias del republicano de que las elecciones habían sido “arregladas”.

Mientras el sentido común dice que a mayor número de problemas legales un candidato debería tener menos posibilidades de triunfar en una elección, Donald Trump parece estar por sobre esos cálculos. Así lo evidenció una encuesta realizada por NBC News que sugiere que, sin importar la provocación, los índices positivos o favorables hacia el magnate apenas se mueven. Por ejemplo, cuando en agosto el FBI ingresó a la casa de Trump en Mar-a-Lago, Florida, en búsqueda de material confidencial que se habría llevado de la Casa Blanca, los sondeos le daban un 35% de apoyo. Para la siguiente medición, la cifra se mantuvo prácticamente igual.

“La gente que cree que es transgresor de la ley, creerá que es transgresor de la ley tanto si es acusado como si no”, explicó al medio Amanda Loveday, asesora de Unite the Country, un grupo que promueve la agenda política de Biden. “Trump es uno de esos políticos realmente especiales en los que crees lo que quieres creer sobre él, sea realidad o ficción”, argumentó.

Aún existen dudas sobre la eventual carrera presidencial de Biden para la reelección, considerando que el mandatario tiene actualmente 80 años de edad y, de ganar, terminaría su administración con 85 años. Esta preocupación se ha visto en los propios demócratas. Por ejemplo, en la encuesta The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, realizada en febrero. En ella, tan solo el 37% de los consultados dijo estar de acuerdo con que Biden se presentara a una nueva elección.

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