Estudio en EE.UU. revela mayor retraso escolar en estados demócratas durante la pandemia

Si bien se ha registrado un empeoramiento general en las pruebas de lectura y matemáticas, los estados liderados por el Partido Demócrata tuvieron una caída mayor que los gobernados por el Partido Republicano al comparar los resultados entre 2019 y 2024.
Dos años después de que la pandemia provocada por el Covid-19 fuera controlada, un grupo de académicos estadounidenses se propuso analizar el impacto de la pérdida de aprendizaje durante los confinamientos, y el resultado fue esclarecedor: además de que la recuperación ha sido muy lenta en casi todos los estados de EE.UU., los que estuvieron gobernados por el Partido Demócrata han recuperado aun menos terreno que los administrados por el Partido Republicano.
Los estudiantes de lugares como Massachusetts, Ohio y Pennsylvania, por ejemplo, están cerca de medio año atrasados respecto a los niveles de lectura registrados previo a la crisis sanitaria. Otros, como Florida y Michigan, se encuentran incluso peor: la diferencia es de tres cuartos de año de rezago. La crisis mayor, sin embargo, se registra en Maine, Oregon y Vermont, donde se ha perdido casi un año de aprendizaje.
El estudio fue realizado por un grupo de académicos del Center for Education Policy Research de la Universidad de Harvard, The Educational Opportunity Project de la Universidad de Stanford y profesores del Dartmouth College. Los resultados también revelaron que la brecha socioeconómica, pero también la étnico-racial, se incrementó en estos años.
William B. Allen, politólogo y profesor emérito de la Michigan State University, explicó a La Tercera que si bien la tendencia se profundizó con la pandemia, se puede rastrear un declive en la educación estadounidense desde incluso antes.

“Aunque el patrón en el rendimiento pospandémico tiene mucho que ver con la extensión del daño hecho a través de los cierres de escuelas y el aprendizaje a distancia, contribuyendo al ausentismo continuado”, dijo a este medio, “estas métricas de rendimiento son consistentes con un declive a largo plazo identificado por primera vez en los años 80″.
Disparidad estatal
La diferencia fue sustancial de un lugar a otro. Al centrarse en matemáticas, Alabama -cuya dirección está a cargo de la republicana Kay Ivey- destacó, donde la brecha no fue tan acentuada al compararla con lo logrado en 2019. Lo mismo ocurrió con Louisiana, liderada por el demócrata John Bel Edwards, que también tuvo una distancia menor.
De ahí en más todos los estados mostraron peores resultados al compararlos con cinco años antes. Y al ordenarlos de menor pérdida a mayor pérdida, los gobernados por los republicanos aparecen como los menos afectados.
La lista, tras las excepciones de Alabama y Louisiana, la componen Tennessee, de Bill Lee; Hawái, de Josh Green, el único demócrata en la lista corta; Utah, bajo el mando de Spencer Cox; Carolina del Sur, gobernada por Henry McMaster, y Mississippi, del también republicano Tate Reeves.
Por el contrario, al revisar la lista de los más afectados, los cinco peores resultados se dieron en lugares controlados por los demócratas. Virginia (Ralph Northam), Nuevo México (Michelle Lujan Grisham), Oregon (Kate Brown), Delaware (John Carney) y Maine (Janet Mills) lideran el ranking de mayores diferencias en los resultados entre 2019 y 2024.
Según The New York Times, una pregunta válida sería cuestionar la afirmación de que los estados demócratas tuvieron peores resultados simplemente porque el punto comparativo de 2019 era más alto. Y si bien durante muchos años los mejores resultados en las pruebas de lectura y matemática efectivamente han provenido de lugares gobernados por demócratas, ese no es el caso en el análisis pospandemia.

En un artículo publicado en Education Next, Michael Hartney, académico en el Boston College, y Paul E. Peterson, de la Universidad de Harvard, plantearon que los estados “introdujeron políticas sustancialmente diferentes a medida que el Covid-19 se extendía por todo el país a principios de 2020″.
Mientras algunos lugares mantuvieron las restricciones de asistencia a clases solo por algunos meses, otros las prolongaron por más de un año. “Sorprendentemente, el cierre de escuelas y otras políticas de distanciamiento social a menudo tenían más que ver con el color político de un estado o distrito que con el riesgo de que niños y profesores sufrieran gravemente a causa del virus”, aseguraron los académicos.
El profesor Sean Reardon, director del Proyecto de Oportunidades Educativas de Stanford, dijo en el informe que las ayudas federales colaboraron a contener una caída que pudo ser más dramática. “La buena noticia es que podría haber sido peor: la inversión federal en las escuelas públicas durante la pandemia dio sus frutos, limitando las pérdidas académicas en los distritos de alta pobreza”, añadió.
De todos modos, eso podría verse en entredicho con la intención de Donald Trump de acabar con el Departamento de Educación. Y sus movimientos ya se iniciaron. Ya ha dicho que quiere que la jefa de cartera, Linda McMahon, “se quede sin trabajo”, lo que se suma al despido de casi la mitad de la agencia.
Según Allen, “los malos resultados de la educación estadounidense tienen más que ver con un exceso de centralización que con efectos pandémicos. El rendimiento superior de los ‘estados rojos’ (republicanos) también es paralelo a la tendencia al abandono de la centralización excesiva en esos estados”.
Por ello, el eventual cierre del Departamento de Educación apunta a “centrar más recursos en la enseñanza y menos en la regulación para mejorar el rendimiento en las aulas”.
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