Evo expresa confianza en FF.AA. tras llamado opositor a que intervengan
El gobierno respondió al pedido de un dirigente opositor para que los militares se coloquen "del lado del pueblo", mientras se cumplía un "ultimátum" en su contra.
Las protestas provocadas en Bolivia por una polémica elección que le otorgó el mes pasado una victoria al Presidente Evo Morales ingresaron hoy su tercera semana, con una creciente presión de la oposición para que renuncie. Morales, quien llegó al poder en 2006 y se ha convertido en una figura icónica, ha defendido su reelección y ha respaldado una auditoría electoral internacional para salir de la crisis.
Sin embargo, la oposición, formada por el partido del expresidente Carlos Mesa y por organizaciones civiles, profundizaba los llamados para que el líder de izquierda deje el poder. Uno de los líderes fijó como fecha límite la medianoche del lunes.
"Hoy es un buen día para recuperar la democracia. 10 horas...", escribió temprano en Twitter Luis Fernando Camacho, jefe de un grupo civil en la ciudad oriental de Santa Cruz, quien el sábado le dijo a Morales que tenía 48 horas para dejar el gobierno.
Mesa, que quedó en segundo lugar en las elecciones del 20 de octubre, calificó el domingo la candidatura de Morales como "ilegal" y propuso nuevas elecciones porque considera que hubo un fraude electoral.
Morales ganó los comicios con un poco más de 10 puntos de ventaja, lo que le dio una victoria sin necesidad de segunda vuelta, pero el triunfo se vio empañado por una demora de casi 24 horas en el conteo, que cuando se reanudó mostró un cambio brusco a favor del Mandatario.
El giro provocó protestas, con manifestantes que se enfrentaron con la policía, gases lacrimógenos en las calles y bloqueos de carreteras y huelgas en muchas ciudades de todo el país.
La Organización de Estados Americanos (OEA), el observador formal de las elecciones, ahora está llevando a cabo una auditoría del recuento, que se espera se complete a mediados de mes. El organismo había planteado preocupaciones después de que se detuvo el recuento de votos.
La líder del Senado, Adriana Salvatierra, dijo que Morales estaba pidiendo paz y que el gobierno no se inclinaría ante el ultimátum del grupo cívico de Camacho. "No vamos a caer en presiones, esperaremos el fin de la auditoría", afirmó. El gobierno respondió a Camacho al señalar que "nosotros confiamos absolutamente en las Fuerzas Armadas. El que va a tocar las puertas de las Fuerzas Armadas está buscando sangre, está claro". Camacho había pedido el fin de semana a los militares que se colocaran "al lado del pueblo".
Edwin Herrera, portavoz de la Comunidad Ciudadana de Mesa (CC), destacó las semanas de movilizaciones y dijo que "nunca antes se habían visto en la historia política de nuestro país".
Evo Morales, con cerca de 14 años en el poder, ya había provocado ira entre algunos bolivianos antes de las elecciones cuando decidió postularse para un cuarto período desafiando los límites de mandato y un referéndum en 2016 que votó en contra de que lo hiciera. El enfrentamiento electoral ha tensado al país productor de gas y alimentos, y algunos están cada vez más preocupados porque la salida de la crisis parece incierta.
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