Guerra en Líbano: los traumas psicológicos que niños y adultos sufren producto del conflicto
La organización internacional Médicos Sin Fronteras ha desplegado equipos de emergencia para asistir a los libaneses con atención médica y psicológica en los refugios de Beirut. En Azarieh, un albergue al centro de la capital libanesa, los desplazados relataron sus testimonios al personal de salud.
La organización no gubernamental internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció los traumas psicológicos que muchos niños, adolescentes y adultos están experimentando a raíz de la guerra en Líbano, al verse expuestos al aumento de muertes, destrucción de infraestructura y desplazamientos forzados dentro del país.
El Ejército israelí ha lanzado amplios ataques contra diversas zonas del sur de Líbano desde el 23 de septiembre, que han afectado, sobre todo, a los menores de edad, quienes “han tenido que crecer rápidamente bajo las duras realidades de la guerra, como el desarraigo de sus hogares, la interrupción de su escolarización, la separación de sus amigos y la pérdida de acceso a necesidades básicas como la alimentación y el alojamiento”, asevera la organización.
“Mi hija sólo tiene 14 años, pero con todas las dificultades que hemos tenido que afrontar, está reaccionando como una adulta a los bombardeos”, dijo Ezdihar, una madre desplazada en Líbano, a MSF. “Ha tenido que madurar rápidamente”, añadió.
El 28 de septiembre, Ezdihar cenaba con su familia cuando recibieron la alerta de un ataque inminente de las fuerzas israelíes. Su marido tuvo que ir a cuidar de su madre y Ezdihar abandonó su casa, en los suburbios del sur de Beirut, con sus hijos. Junto a unos vecinos, buscó refugio en el centro de la capital libanesa. Tras pasar una noche en la calle, se trasladaron al refugio Azarieh, un edificio comercial reconvertido que ahora alberga a unos 3.500 desplazados.
En la actualidad, Ezdihar y su familia forman parte de los 1,2 millones de desplazados por la guerra entre Hezbolá e Israel, según las autoridades libanesas. Están refugiados en el edificio Azarieh, que hoy es uno de los más de 800 centros que hay en todo el país, según las autoridades libanesas.
En palabras de MSF, las condiciones en el refugio son “nefastas, ya que las instalaciones no fueron concebidas para albergar a tantas personas por un período prolongado, lo que deja a las familias sin recursos adecuados para cubrir sus necesidades básicas”. Por lo cual, para atender las necesidades médicas urgentes de los residentes, MSF desplegó allí una unidad médica móvil que presta atención primaria y apoyo psicológico, especialmente a los niños afectados.
“Los niños conocen el avión como medio de transporte, pero no el concepto de lanzar bombas y hacer daño. No asocian el ruido de un avión con el peligro y no saben que tienen que ponerse a cubierto o serán testigos de la devastación, el polvo, los olores, la contaminación y polvo tóxico”, explicó Aida Hassouna, médica de MSF en Sidón, la tercera ciudad más grande en Líbano.
En el albergue, la organización ha distribuido artículos de primera necesidad, como productos de higiene, colchones y mantas, para ayudar a mejorar las condiciones de vida de las familias en situación de vulnerabilidad. Entre los beneficiarios también está Zeinab, una madre libanesa de 29 años que abandonó los suburbios del sur de Beirut con su marido y sus hijos, al día siguiente del ataque israelí del 27 de septiembre que mató a Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbolá.
Al principio, la familia se dirigió al norte, pero al no sentirse bien acogidos, decidieron regresar a Beirut. En el centro de acogida, la pareja vive en una habitación de 10 metros cuadrados con sus 4 hijos: Helena, de 8 años, Ahmad, de 7, Amir, de un año y medio, y Abbas, de 2 meses. “Ya no puedo imaginarme el futuro aquí. Aunque acabe la guerra, ¿qué quedará de nuestro hogar? ¿Sobrevivirán mi familia y mis amigos?”, describió Zeinab con incertidumbre.
También los adultos necesitan apoyo en salud mental, enfatiza MSF. Muchos de los pacientes de la organización expresaron sentirse abrumados y traumatizados por la constante amenaza de violencia y preocupación por su futuro en un entorno inestable. “El duelo por la pérdida de familiares y el dolor de la separación por el desplazamiento agravan aún más su angustia. Otros se preocupan por su salud crónica o por la posibilidad de perder un año escolar”, indica la organización.
Dichas experiencias han impactado significativamente en la salud mental de las personas. “La gente manifiesta una gran necesidad de servicios de salud mental, sobre todo para poder afrontar las situaciones traumáticas”, afirmó Amani Al Mashaqba, responsable de actividades de salud mental de MSF en la gobernación de Becá. “Está afectando a su vida cotidiana, desde alteraciones del sueño hasta pérdida de apetito”, asegura.
El trauma es aún mayor para los menores de edad, que han acudido a las clínicas de MSF “en estado de shock. Por mi formación médica, sé que estos niños arrastrarán este trauma en el futuro. Tendrá un impacto, porque han visto cómo se destruían sus hogares, sus parientes y familiares asesinados delante de sus ojos”, explica la doctora Hassouna.
Los equipos móviles de MSF también han facilitado sesiones grupales de primeros auxilios psicológicos a casi 5.000 personas hasta el 21 de octubre, y más de 450 personas se han beneficiado de sesiones individuales de salud mental. También se proporcionan primeros auxilios psicológicos, que incluyen escucha activa y técnicas para aliviar el estrés, lo que permite a los pacientes expresar sus sentimientos y preocupaciones.
Incertidumbre de los desplazados
Esta guerra se produce tras una prolongada crisis económica que ha dejado a más del 80% de la población libanesa viviendo por debajo del umbral de pobreza y necesitada de ayuda urgente. Según la cartera de Salud libanesa, hasta este miércoles los ataques israelíes habían dejado un total de 2.546 civiles muertos y 11.862 heridos.
Tras el ataque del 27 de septiembre en el que murió Nasrallah, Imad se dio cuenta de que la situación de seguridad en la zona estaba a punto de empeorar, por lo que abandonó los suburbios del sur de Beirut con su familia.
Aunque lograron llegar al refugio de Azarieh y consiguen sobrevivir, Imad está preocupado por las condiciones de vida en el refugio, especialmente con la llegada del invierno, la lluvia y el frío. También está inquieto por la salud de su primo, que tiene cáncer y lleva días sin recibir tratamiento. “Antes recibíamos el tratamiento del Ministerio de Salud, pero ahora no sabemos cómo acceder a él”, explica.
Imad pudo visitar su barrio hace unos días. Tras comprobar que su casa no había sido destruida, espera poder volver allí algún día. “No quiero irme de Líbano, pero tengo un hijo y una mujer a los que cuidar. Si la única forma de recuperar la estabilidad es marcharse, nos iremos. Pero no tengo ni idea de a dónde ni cómo”.
Al revés es la situación de Abbas, un hombre de Siria de 28 años que llegó a Líbano con su esposa y sus padres buscando seguridad. Salió de Siria con la esperanza de una vida mejor, pero ahora se siente atrapado. “Vinimos a buscar seguridad a Líbano, pero resulta que aquí somos aún más vulnerables”, lamentó. Abbas es parte de los 1,5 millones de sirios y más de 200.000 palestinos refugiados en Líbano, muchos de los cuales se han enfrentado a repetidos desplazamientos. Su casa fue destruida en Siria, donde la situación económica no le permitía encontrar trabajo, y parece imposible que pueda regresar.
En el refugio, le contó a MSF que está muy preocupado por la salud de su hijo de 8 meses, Amir, que “tiene fiebre y ha estado enfermo muchas veces desde que estamos aquí. Nos estamos quedando sin leche y sin pañales”. “También llora cada vez más a menudo, creo que es consciente de este cambio de entorno y de la inseguridad en la que vivimos, sobre todo por el ruido de los bombardeos”, añadió.
Personal médico en riesgo
El sector sanitario se enfrenta a graves problemas: los servicios públicos se deterioran cada vez más y la salud privada es cada vez más inasequible. De hecho, el jefe del Sindicato de Médicos de Líbano, Youssef Bakhash, declaró este miércoles que cinco hospitales han quedado completamente fuera de servicio como resultado de los ataques del régimen israelí al país.
Bakhash también añadió durante la entrevista con la cadena de televisión Al Jazeera que 22 hospitales más han resultado dañados en los ataques israelíes a Líbano. Asimismo, denunció que el sector sanitario se ha visto directamente afectado por los ataques israelíes, pues varios miembros del personal médico han muerto y cientos más han resultado heridos.
Destacó que Israel está atacando deliberadamente la infraestructura y el personal médico con el objetivo de paralizar el sector de la salud, y que el sistema de salud de Líbano se encuentra actualmente en una situación desesperada. Instó al Israel a adherirse a los tratados internacionales y a las Convenciones de Ginebra, según informó la Agencia de Noticias de la República Islámica (IRNA).
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