Hong Kong: Seis meses de protestas, enfrentamientos y cambios

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Al menos 800 mil personas se manifestaron en una de las marchas más multitudinarias en semanas.

Lo que empezó en junio como una protesta contra la ley de extradición se ha transformado en un movimiento contra la represión policial y a favor de la democracia.


Hong Kong ha jugado un rol clave en el desarrollo económico global y de Asia en particular. Sin embargo, hoy esa imagen ha mutado, al igual que su papel de puente entre China continental y el resto del planeta. Precisamente hoy se cumplen seis meses desde la primera gran manifestación en la excolonia británica, que tuvo lugar el domingo 9 de junio y que desde ese día no han cesado.

Según los organizadores, en esa oportunidad se reunieron más de un millón de personas, siendo la mayor manifestación desde la Revolución de los Paraguas de 2014. Y hoy, más de 800 mil personas salieron nuevamente a las calles para conmemorar el hito.

Lo que gatilló las protestas fue la propuesta de una ley de extradición, que muchos temían que aumentaría la influencia de Beijing. Pero pronto el reclamo se extendió. Así, no sólo los miles de manifestantes exigieron que el proyecto fuera retirado, sino que ahora piden una investigación independiente sobre las tácticas represivas utilizadas por la policía, la liberación de los detenidos y un mayor control sobre la selección de sus líderes.

El 4 de septiembre, la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, anunció el retiro de la ley. Sin embargo, esto no calmó los ánimos. Muy por el contrario, los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes son cada vez más violentos. En seis meses, las protestas en las calles se movieron a las estaciones de metro, los centros comerciales e incluso edificios residenciales. Dos universidades fueron tomadas en los últimos meses y las elecciones municipales, donde los candidatos prodemocracia obtuvieron un triunfo abrumador, en una suerte de referendo sobre la democracia en Hong Kong.

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Activistas prodemocracia sostienen un cartel LED que dice "Liberen a Hong Kong", en septiembre.[/caption]

"La resolución de la sociedad de Hong Kong de defender sus libertades y promover la democracia es mucho más fuerte que antes, incluyendo a veces el uso de la violencia. En consecuencia, será mucho más difícil para Xi Jinping imponer su control sobre Hong Kong y, por ejemplo, introducir una ley de seguridad nacional. La gente no la dejará pasar sin una pelea", dijo a La Tercera Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad Bautista de Hong Kong.

La economía hongkonesa entró en recesión en octubre, bajando su PIB un 2,9% en el tercer trimestre, la mayor caída de la última década. Por eso se puso en marcha un plan para mitigar las turbulencias económicas.

Sin embargo, las autoridades no tienen muchas opciones para arreglar el problema a gran escala. "No hay una solución al conflicto en el futuro, a menos que Beijing acuerde entregar a Hong Kong democracia absoluta, que es poco probable, a menos que China se democratice. Una solución parcial sería que el gobierno aceptara formar una comisión independiente que investigue la brutalidad policial. Sin embargo, la lucha por la democracia absoluta seguirá", advierte Cabestan.

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Policía sostiene a un activista prodemocracia durante una protesta contra la ley de extradición, en agosto.[/caption]

Para Michael Raska, de la Universidad Tecnológica Nanyan de Singapur, las protestas se han hecho parte de la competencia geopolítica chino-estadounidense. "La narrativa de Beijing es que los gobiernos occidentales apoyan encubiertamente las protestas en Hong Kong. Esto es en parte lo que quieren los manifestantes: movilizar el apoyo internacional para presionar a Beijing para que retroceda. Sin embargo, China ha mostrado una moderación considerable, porque es consciente de los riesgos de una intervención militar. Eso no significa que cederán a los manifestantes más democracia, autonomía y oportunidades económicas", dijo el experto a La Tercera.

"La postura de línea dura del gobierno de Beijing, como se ejemplifica en su resistencia a establecer la comisión de investigación independiente para investigar las causas profundas de los conflictos, hace que sea improbable que las protestas mueran por completo", señala Ming Sing, profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong.

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Médicos atienden a una mujer herida en enfrentamientos entre manifestantes y la policía, en agosto.[/caption]

Si bien existen soluciones, los analistas piensan que son poco probables. "Beijing está jugando el juego de estrategia de deserción política en Hong Kong, creyendo que las severas consecuencias económicas de las protestas dividirán a la población local y que las protestas eventualmente disminuirán", apunta Raska.

"Una mejor solución sería aceptar las demandas de los manifestantes y volver al respeto original de Beijing por la autonomía de Hong Kong", concluye Victoria Hui, de la U. de Notre Dame.

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