Hong Kong vive su jornada más violenta desde 1997 por polémica ley de extradición
Enfrentamientos entre manifestantes y la policía dejaron más de 70 heridos. Gobierno local denunció "disturbios organizados". Analistas advierten sobre paralelos entre protestas contra ley de extradición a China y el Movimiento de los Paraguas de 2014.
Las masivas protestas contra un proyecto de ley que permitiría extradiciones a China continental provocaron este miércoles los mayores disturbios de la historia reciente de Hong Kong, con enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que intentaban llegar al Parlamento y que dejaron más de 70 heridos. Según analistas, se trata del mayor nivel de violencia desde 1997, cuando la entonces colonia británica fue devuelta a China.
La policía hongkonesa disolvió por la fuerza la masiva concentración contra la polémica iniciativa, cuya segunda lectura, prevista para este miércoles, fue pospuesta para "una fecha ulterior" ante las movilizaciones de rechazo. Hasta los incidentes del miércoles, se esperaba que el proyecto fuera aprobado por el Consejo Legislativo de Hong Kong, dominado por los diputados favorables a Beijing (43 de los 70 escaños), en una votación final el 20 de junio, consignó la BBC.
Según el diario South China Morning Post, por primera vez en la historia de la ciudad la policía antidisturbios usó gases lacrimógenos y bombas de humo en el interior del edificio del Consejo Legislativo para dispersar a los manifestantes. El analista político Dixon Sing dijo a France Presse que "en términos de nivel de violencia, hoy ha sido el más serio desde la entrega de 1997".
La jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, criticó las protestas, calificándolas de "disturbios organizados". "Claramente, esto ya no era una reunión pacífica, sino la instigación pública y organizada de un motín. Este no podría ser un acto que demuestre amor por Hong Kong", dijo.
Funcionarios hongkoneses dicen que la enmienda es necesaria para evitar que esa región administrativa especial china se convierta en un refugio para criminales, motivada por un caso de asesinato en el que un residente de Hong Kong de 19 años admitió haber matado a su novia embarazada de 20 años cuando estaban de vacaciones en Taiwán, en 2018. El joven huyó de la isla y regresó a Hong Kong. La falta de acuerdo de extradición ha impedido su entrega a Taiwán. Hong Kong tiene acuerdos de extradición con unos 20 países. Los cambios propuestos a la ley permitirían incluir a China y Taiwán.
Pero Howard Zhang, editor de BBC China, asegura que los manifestantes creen que la enmienda "no se trata realmente" de este brutal asesinato. "La gente le tiene miedo a esta ley porque hay una falta de confianza hacia el gobierno chino. (Temen que) pueda encontrar cualquier razón para extraditar a la gente a China".
Victoria Hui, académica del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Notre Dame, dijo a La Tercera que los hongkoneses creen que esta ley puede ser usada para extraditar a los líderes políticos de oposición. "Esto es lo que las personas temen", afirma. Según Hui, esta iniciativa también ha creado una "inquietud masiva" porque se considera parte de la campaña anticorrupción del Presidente chino Xi Jinping. "Si las personas acusadas de corrupción pueden ser extraditadas, ¿quién no ha pagado algún soborno para hacer negocios en China?", se pregunta.
Sin embargo, Lam insiste que la ley solo afectará a las personas acusadas de delitos graves y no se aplicará a las violaciones relacionadas con la libertad de reunión o de expresión.
"Para los manifestantes, las enmiendas a la extradición representan el último y más serio acto en los esfuerzos de larga data de Beijing para erosionar la libertad de Hong Kong a pesar de la garantía de 'un país, dos sistemas'. Para Carrie Lam y Beijing, esto es grave, ya que se está reproduciendo el movimiento Ocuppy Central, que se transformó en el Movimiento de los Paraguas en 2014", advierte Hui.
La creciente crisis motivó la reacción del Presidente de EE.UU., Donald Trump, quien expresó su deseo de que "todo salga bien para China y para Hong Kong". "Nos preocupan los efectos potenciales de estas propuestas", dijo la premier británica, Theresa May.
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