Joe Manchin y Kyrsten Sinema, los senadores demócratas que hicieron naufragar la reforma electoral de Biden
Los legisladores se negaron a apoyar un cambio en la regla del filibusterismo, pasándose al bloque republicano a la hora de votar y poniendo el tablero en 52 contra 48. Se trata de un revés para el Presidente estadounidense justo cuando cumple un año en la Casa Blanca y a meses de las elecciones de medio término.
Si fuera por apuntar culpables, el Partido Demócrata tiene dos nombres: Joe Manchin y Kyrsten Sinema. El miércoles en el Senado estadounidense se votaban las reformas electorales que hace tiempo el Presidente Joe Biden estaba promoviendo, en miras a mejorar el acceso a las urnas y hacer el día de elecciones un feriado nacional, entre otras cosas. El problema, como ha venido siendo durante todo su mandato, fue el filibusterismo o “ley de obstrucción”, la cual bloquea el debate de cualquier propuesta si no logra antes un respaldo mínimo de 60 de los 100 senadores.
Los demócratas no pudieron persuadir a dos miembros reticentes de su bancada: Kyrsten Sinema, de Arizona, y Joe Manchin, de Virginia Occidental, para cambiar los procedimientos y permitir que una mayoría simple promoviera su avance en el Congreso. Aunque el fracaso del proyecto de reforma estaba dentro de las posibilidades -y, de hecho, era lo más factible-, sigue significando una derrota para el gobierno de Biden y su partido, que lleva meses presionando en miras a aprobar la “Freedom to Vote Act” (Ley de Libertad para Votar), incluso si eso implicaba cambiar las reglas del Senado en el camino.
Vista por los expertos como una legislación clave para reforzar la democracia en Estados Unidos, el bloqueo unánime de la oposición republicana y las divisiones dentro del propio Partido Demócrata dejan “herida de muerte” una de las reformas estrellas de la administración Biden, Además, el mandatario sufre la derrota justo cuando cumple un año en la Casa Blanca y a meses de las elecciones de medio término, programadas para noviembre próximo y las cuales renovarán el Congreso.
Los senadores demócratas no consiguieron cambiar la regla del filibusterismo la noche de este miércoles, luego de que Manchin y Sinema se alinearan con los republicanos para oponerse a la llamada “opción nuclear”: anular, solo por esta vez, la necesidad de una mayoría calificada para aprobar la reforma electoral.
Así, la derrota “metodológica” se concretó con un 52 a 48 en el tablero. De contar con los votos de Manchin y Sinema, los demócratas habrían conseguido el empate a 50, que dejaría a Kamala Harris, la vicepresidenta, con la potestad de romper la igualdad. En Estados Unidos, la vicepresidencia comporta una presidencia automática del Senado, que ejerce derecho a voto cuando se trata de resolver empates.
Debido a esto, la Ley John Lewis de Avance de los Derechos Electorales y la Ley de Libertad para Votar quedaron estancadas, ya que no hay modo de que se consigan los 60 votos necesarios para detener la discusión y votar las legislaciones.
Habiendo entrado al Senado en 2010, Joe Manchin es conocido por ser uno de los demócratas más conservadores, oponiéndose al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo. Conocido como el senador “que podría hundir a Biden”, esta no es la primera vez que el legislador por Virginia Occidental se alinea con el Partido Republicano para votar: fue decisivo para impedir la aprobación del plan Build Back Better, forzando al presidente a proponer un presupuesto más acotado, pasando de US$ 3,5 billones a US$ 2,3 billones.
Perteneciente al ala más centrista del partido, es católico al igual que Biden. De hecho, Manchin tendría ascendencia italiana, siendo el apellido de uno de sus abuelos Mancini. Respecto de las políticas medioambientales, el senador también apoyó la retirada del Acuerdo de París que impulsó Donald Trump.
Los expertos señalan que, luego del “empate técnico” en el Senado, en el que demócratas y republicanos tienen 50 escaños cada uno, la situación se volvió particularmente ventajosa para Manchin: solo con su voto puede tumbar cualquier proyecto demócrata, ya que se requiere de todos y cada uno de los respaldos para, al menos, conseguir el empate que llame a la vicepresidenta Kamala Harris a dirimir.
Kyrsten Sinema, por su parte, entro al Poder Legislativo como representante por su natal Arizona el año 2013, ingresando a la Cámara Alta en 2019. Habiendo empezado su carrera política en el Green Party, dio un giro cada vez más pronunciado hacia el centro en el momento en que entró al Capitolio.
En marzo de 2021, en medio de las discusiones por el paquete de estímulo de US$ 1,9 billones por el Covid-19, Sinema se volvió notoria por votar en contra de la resolución que subiría a 15 dólares por hora el sueldo mínimo. Asimismo, y al igual que Manchin, Sinema rechazó el presupuesto del Build Back Better.
Respecto del filibusterismo, la senadora ha comentado largo y tendido su posición: “Si alguien esperaba que cambiara mi posición porque mi partido ahora controla el Senado, debería saber que mi enfoque para legislar en el Congreso es el mismo, ya sea en minoría o en mayoría. Mi apoyo para mantener el umbral de los 60 votos no se basa en la importancia de ninguna política en particular. Se basa en lo que es mejor para nuestra democracia”, escribió Sinema en una columna sobre el tema en The Washington Post.
La semana pasada, Biden destacó la importancia de ambos proyectos de reforma electoral, viajando a Georgia para dar un discurso al respecto, en el que puso de relieve la importancia de estas leyes para defender la democracia norteamericana. Ahí, de hecho, se mostró de acuerdo como pocas veces en años a saltarse la regla del filibusterismo de ser necesario. El jueves pasado, el presidente también fue al Capitolio a reunirse con sus correligionarios en la Cámara para exhortarlos a cuadrarse con la legislación.
Ahora, después de la crítica votación, Biden declaró estar “profundamente decepcionado”. “Estoy decepcionado, pero no desalentado. Estado tras estado, las gobernaciones republicanas están comprometidas en un esfuerzo sin precedentes para suprimir el sagrado derecho a voto y subvertir la base de elecciones libres y justas en las que descansa Estados Unidos”, apuntó el mandatario.
La Ley de Libertad para Votar crearía un set de estándares a cumplirse en las votaciones federales, para asegurar que los votantes tengan un acceso similar a las urnas a través de todo el país. Esto es de vital importancia, ya que actualmente cada estado tiene sus reglas propias para que los votantes asistan a sus comicios, y de hecho, en 34 estados con gobernadores republicanos se han aprobado leyes que vuelven más difícil el sufragio.
Esta ley obligaría a los estados a ofrecer un número de días mínimo y común para quienes voten por correo, y la posibilidad de votar por correspondencia sin tener que justificarlo. Asimismo, convertiría el día de elecciones federales -el primer martes después del primer lunes de noviembre- en feriado nacional, permitiendo a mucha más gente asistir a los locales de votación.
Justificando su descuadre, Manchin defendió la regla del filibusterismo. “En los últimos años, mis colegas demócratas han esgrimido en el Senado, en las noticias y en las páginas de los diarios de todo el país esta idea de que derogar el filibusterismo sería restaurar la visión que los padres fundadores pretendían para esta institución. Mis amigos, eso simplemente no es cierto. No es cierto”, atacó el disidente.
Por su parte, la senadora Sinema se inclinó por “separar medios de fines”, reiterando su apoyo a las reformas electorales, pero protegiendo la regla obstruccionista: “Mantengo mi oposición contra las acciones que profundizarán nuestras divisiones, y que provocarán repetidos cambios radicales en la política federal, consolidando la incertidumbre y erosionando aún más la confianza en nuestro gobierno”. Con esto, Sinema apunta a que, una vez saltada la regla del filibusterismo, los republicanos podrían hacer lo mismo en el futuro si llegasen a ganar una mayoría en el Senado luego de las elecciones legislativas que se vienen en noviembre.
En tanto, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, destacó la importancia de las leyes electorales. “La única manera de avanzar en estos temas tan vitales es cambiar las reglas en el modesto modo que hemos propuesto. Colegas míos, la historia nos está mirando. Permitámonos elegir en favor de nuestra democracia”, le pidió el senador por Nueva York a sus correligionarios.
El senador de Kentucky y líder de la minoría republicana en la Cámara Alta, Mitch McConnell, acusó por su parte a los demócratas de intentar “quebrar” esa cámara. “El Senado será salvado esta noche. Estados Unidos puede dar un suspiro de calma. El radicalismo será detenido, y será un buen día para Estados Unidos”, declaró el legislador opositor.
Con esta derrota, se espera que los legisladores demócratas muevan en las próximas semanas la discusión fuera del ámbito electoral y se concentren en una versión renovada del Build Back Better. Del mismo modo, podrían buscar leyes que cuenten con apoyo dentro de ambos partidos, incluyendo en eso las sanciones a Rusia y el financiamiento al gobierno.
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