La desconocida historia de Moshé Tov, el embajador israelí que gestionó el asilo de 300 chilenos tras la caída de Allende
Tov ayudó a salvar a disidentes de izquierda, llevándolos en los autos diplomáticos al aeropuerto y dándoles refugio en la misma embajada.
A finales de 1973, un estimado de 300 disidentes relacionados con la izquierda fueron protegidos por diplomáticos israelíes en Chile, lo que terminó salvándoles la vida a personas que estaban siendo perseguidas por la junta militar que venía de tomar el poder tras la caída de Salvador Allende.
Considerados enemigos del régimen encabezado por el general Augusto Pinochet, los disidentes fueron tomados de escondites secretos, metidos de contrabando en los maleteros de los autos de la embajada israelí rumbo al aeropuerto, y sacados del país. La Embajada de Israel otorgó en ese entonces pasajes de avión, pasaportes y otros documentos necesarios para viajar, a menudo bajo nombres falsos.
En mayo de este año, el periodista Raúl Gamboni realizó un documental llamado Moshé Tov: podemos y debemos. El registro, de 16 minutos, fue estrenado en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, y cuenta la historia de la gesta humanitaria del embajador.
En 2016, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile reconoció la valentía de Moshé Tov, embajador de Israel durante 1973, entregándole a su familia un certificado expresando gratitud por sus actos de heroísmo durante un oscuro capítulo de nuestra historia. Tres años después, su historia sería revelada con más detalles: fue una visita de la actual embajadora israelí en Chile, Marina Rosenberg, al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
“Había recién tomado mi puesto, y me acompañaba el director del museo en una visita”, contó la diplomática en un artículo publicado ayer por el diario israelí Haareetz. “Me mostró un gran mapa del mundo, en que se apuntaba cada país que había ayudado a los chilenos perseguidos por Pinochet”, señaló Rosenberg, indicando que entonces el mapa no incluía a Israel.
Después de mencionárselo al director, la embajadora decidió que era momento de rectificar esa situación, y la sede diplomática empezó a investigar todas las actividades de Tov y sus asesores después del golpe, pasándosela así a Gamboni, que estuvo encargado de hacer el documental.
Entre las 300 personas que consiguieron salir del país gracias a la acción de la embajada israelí, al menos 30 encontraron refugio en las instalaciones de ésta. En muchos casos, llegaron a la residencia privada de Tov.
La mayoría de ellos, no todos, eran judíos. “Les dimos refugio a aquellos que lo pedían, fueran o no judíos: no había discriminación”, recuerda a sus 90 años Ruth Tov, la viuda del embajador, en declaraciones a Haaretz. Moshé Tov murió en 1989, a los 79 años. Para el momento en que ocurrió el golpe de Estado, se estima que 30 mil judíos vivían en Chile. Ese numero bajó hasta 18 mil, habiendo volado la mayoría a Argentina, Israel y Estados Unidos.
Ruth Tov recuerda que su esposo acompañó personalmente a muchos disidentes, asegurándose de que no fueran interceptados por los militares en su camino al aeropuerto. Aquella operación de rescate duró meses: dirigida por Moshé Tov y su secretario Benjamin Oron, contó con la cooperación del entonces ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Abba Eban, y Yigal Allon, que lo reemplazaría en el cargo unos meses después.
Cuando se supo que los diplomáticos israelíes estaban albergando a personas perseguidas, la junta militar intentó detenerlos. Pocos días después del golpe, policías fueron enviados a la embajada y exigieron que se les dejase entrar para registrar las instalaciones. Tov se negó, bloqueando la entrada de la embajada con su propio cuerpo: “Este es un espacio extraterritorial”, recuerda su viuda que le dijo a los hombres armados. Algunos de los refugiados, más no todos, terminaron en Israel. La mayoría fue reubicado en Argentina o en Estados Unidos.
Nacido en 1910 en Argentina, Moshé Tov fue un importante diplomático israelí, que para ese momento ya había servido como embajador en Guatemala. Antes de la creación de Israel, en 1948, Tov sirvió como enviado de la Agencia Judía en América Latina, donde se encargó de conseguir apoyos para el plan de partición que terminaría por crear el Estado israelí.
El hecho de que 13 países de la región aprobaran la resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas, votada en noviembre de 1947, es visto como señal del éxito de sus esfuerzos. De hecho, el exministro israelí de Relaciones Exteriores Abba Eban lo consideraba como uno de los “cuatro arquitectos clave de la independencia de Israel”.
Hasta su muerte en 1989, Tov no había hablado mucho de la operación de rescate que encabezó en Chile, cuenta Ariela Tov-Kiewe, la mayor de sus hijas. “Era muy modesto, y nunca buscó reconocimiento alguno por lo que hizo”.
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