La escasez de municiones de Rusia plantea dudas sobre cuánto tiempo puede continuar la guerra de Ucrania
Ambos bandos han sufrido grandes pérdidas de hombres y material, pero Moscú depende más de su economía en contracción para reponer suministros.
Rusia ha estado quemando equipos, municiones y armamento a un ritmo que ha planteado dudas sobre la eficacia y durante cuánto tiempo puede continuar su guerra contra Ucrania.
Ambos bandos han sufrido grandes pérdidas de hombres y material desde que comenzó la invasión en febrero, pero Moscú, que ha estado cediendo territorio a Ucrania después de obtener ganancias al principio de la guerra, depende más de su propia economía en contracción para reponer suministros que Kiev. La economía de Ucrania ha sido más devastada que la de Rusia, pero tiene patrocinadores más poderosos en EE.UU. y sus aliados, que están proporcionando miles de millones de dólares en ayuda militar y económica.
“Se están quedando sin nada”, dijo sobre los rusos Eliot Cohen, presidente de estrategia del bipartidista Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington, D.C. Una proporción significativa del arsenal ruso sacado del almacenamiento se ha deteriorado debido a la corrupción, la mala gestión y el mantenimiento deficiente, dijo.
Funcionarios occidentales y ucranianos y analistas militares dicen que ha habido indicios de que las existencias rusas de ciertos sistemas de armas críticos, incluidos los misiles de precisión, se están agotando. Moscú no puede usar todo su inventario de misiles de precisión, algunos de los cuales también se emplean para transportar ojivas nucleares, porque tiene que retener algunos para utilizarlos en caso de otras eventualidades, incluso para disuadir a las fuerzas de la OTAN.
Rusia continúa con sus bombardeos ocasionales con misiles para atacar objetivos terrestres en Ucrania, ahora centrados en la infraestructura energética y de calefacción destinada a minar la moral de los ciudadanos ucranianos, como sucedió el 15 de noviembre, cuando se dispararon casi 100 misiles, según el gobierno ucraniano.
Pero la velocidad a la que se utilizan estos misiles se ha reducido significativamente desde un promedio de dos docenas de lanzamientos diarios en los primeros meses de la guerra. Yuriy Ihnat, portavoz del comando de la Fuerza Aérea de Ucrania, dijo la semana pasada que solo se lanzaron 15 misiles de crucero Kalibr en todo el mes de octubre.
Un comodín es la importancia de las importaciones rusas de armamento de Irán. El hecho de que Moscú, uno de los mayores productores de equipo militar del mundo, se haya visto obligado a recurrir a proveedores externos es otro indicio de que la base militar-industrial rusa está luchando para reabastecer a las fuerzas del país. Corea del Norte también ha comenzado a enviar proyectiles de artillería a Rusia, según Estados Unidos.
Los drones suicidas Shahed-136 de Irán, que comenzaron a aparecer en el campo de batalla a mediados de septiembre, han tenido un impacto significativo en la campaña hasta el momento. Si bien se derriba una gran proporción de estas armas baratas, Ucrania a menudo debe usar misiles de defensa aérea costosos y escasos para hacerlo, lo que aumenta los desafíos que enfrenta Kiev para asegurar los suministros para sus defensas aéreas. Los funcionarios ucranianos también dicen que Teherán acordó suministrar dos tipos de misiles balísticos, con alcances de 290 kilómetros y 690 kilómetros, a Moscú.
En lo que analistas y funcionarios dicen que es otro posible indicio de escasez, los misiles rusos se utilizan cada vez más para fines para los que no fueron diseñados. Los misiles antibuque, construidos para golpear grandes objetos metálicos, se están utilizando para atacar objetivos terrestres, al igual que los misiles de defensa aérea S-300, un arma que, según los funcionarios ucranianos, sigue siendo abundante para las fuerzas de Moscú. Ambos son inexactos en muchas funciones de ataque terrestre y han causado importantes bajas civiles.
Los analistas militares del Royal United Services Institute (RUSI), un grupo de expertos en defensa y seguridad de Londres, sugieren, utilizando estimaciones de funcionarios ucranianos, que Rusia puede haber utilizado solo el 10% de sus inventarios de S-300. Pero dicen que probablemente ha gastado la mitad de su stock de misiles balísticos Iskander, estimado en 900 antes de la guerra, y que sus reservas restantes de misiles de crucero Kalibr se están agotando.
Rusia también ha utilizado grandes cantidades de munición barata de baja precisión, disparando muchos miles de proyectiles de artillería al día durante meses. La cadencia de fuego ha disminuido significativamente, dicen los analistas, lo que posiblemente sugiera que incluso estas municiones podrían necesitar ser racionadas, aunque parte de la caída también puede explicarse por un cambio en la naturaleza de la batalla.
Las pérdidas de soldados en ambos lados también han sido cuantiosas. El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., estimó que más de 100.000 soldados rusos han resultado muertos o heridos, y probablemente la misma cantidad de soldados ucranianos. Muchas de las bajas rusas probablemente incluirán a muchas de las tropas militares más experimentadas, que están siendo reemplazadas por reservistas menos calificados.
Ucrania afirma que ha destruido más de 2.800 tanques rusos y más de 5.700 vehículos blindados de personal. Las pérdidas verificadas a través de evidencia fotográfica por el sitio web de Oryx, que probablemente subestima significativamente las pérdidas reales, confirman más de 1.500 tanques destruidos, capturados o abandonados y más de 2.700 vehículos blindados de varios tipos. Oryx, un rastreador de inteligencia de código abierto, también identificó 49 helicópteros de ataque rusos destruidos o dañados.
Las pérdidas ucranianas confirmadas han sido mucho menores (370 tanques y menos de 800 vehículos blindados, según Oryx), pero, para empezar, su Ejército y sus reservas eran mucho más pequeñas que las de Rusia.
Tras los contratiempos del campo de batalla, el Presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó a la industria rusa que aumente la producción militar. En octubre, creó un nuevo consejo de coordinación gubernamental para ayudar a acelerar la producción de estos suministros y dijo que Rusia necesitaba resolver más rápidamente los problemas asociados con el apoyo a la operación militar y contrarrestar las sanciones occidentales.
Sin embargo, la economía rusa se está contrayendo y su mano de obra se está reduciendo.
Los datos del Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia mostraron que la economía se contrajo un 5% interanual en septiembre. Las últimas previsiones del Banco Central de Rusia pronosticaron que el país se prepara para la recesión más profunda de cualquier gran economía este año y una caída en el producto interno bruto de entre 3% y 3,5%.
La convocatoria de Putin, lanzada el 21 de septiembre, de 300.000 reservistas, está comenzando a tener un efecto notable en el mercado laboral. La movilización llevó a cientos de miles de hombres en edad laboral a huir del país, lo que exacerbó la escasez de personal que ya existía inmediatamente después de la invasión del 24 de febrero.
En septiembre, la fuerza laboral se redujo en 600.000 personas y fue 700.000 menos que el año anterior, una caída del 1%, según datos publicados por el Servicio de Estadísticas del Estado Federal de Rusia. Los economistas locales dijeron que es probable que el efecto completo sea mucho más significativo cuando se cuenten las cifras de octubre.
“La movilización afecta a cientos de miles de rusos económicamente activos y no puede sino afectar la economía”, dijo Alexei Klimovskii, investigador y analista de economía y miembro de National Expert, una asociación de expertos en Moscú. “Claro que esa influencia es negativa, porque las cadenas económicas se están derrumbando y se están yendo valiosos especialistas en diversas industrias”, señaló.
Los funcionarios occidentales también dicen que las sanciones que limitan el acceso de Rusia a microchips y otros equipos de alta tecnología están restringiendo la capacidad de Rusia para aumentar la producción de misiles de precisión, aunque las sanciones no son irrefutables. En un informe de este mes, los analistas de RUSI, citando una entrevista con un funcionario ucraniano, estimaron que la capacidad de producción mensual de Rusia de misiles balísticos avanzados Iskander 9M723 era de solo seis.
Funcionarios occidentales dijeron que es probable que la industria rusa enfrente serios cuellos de botella en su intento de aumentar la producción militar.
Putin sostiene que Rusia se ha adaptado bien a las sanciones y que Occidente fracasó en su objetivo de aplastar la economía de su país. “Nuestra economía se ha vuelto mucho más adaptable y flexible”, dijo el mes pasado.
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