La historia de una joven pakistaní que busca encarcelar al hombre que la apuñaló 23 veces
El atacante fue declarado culpable y sentenciado a 7 años de cárcel, sin embargo es hizo de un conocido abogado que apeló a la sentencia y el 4 de junio lo absolvieron.
La estudiante Khadija Siddiqui es todo un símbolo de los derechos de las mujeres en Pakistán por su incansable lucha para que su agresor que la apuñaló 23 veces vaya a la cárcel.
Un día de mayo de 2016 esta estudiante de Derecho esperaba la salida de su hermana de 6 años de la escuela. Aguardaba dentro del coche en una calle muy transitada, en un barrio acomodado de Lahore, la segunda ciudad en importancia del país.
"Un hombre abrió de golpe la puerta y empezó a acuchillarme", explica a la AFP.
En total fueron 23 cuchilladas, en el cuello, la espalda y los brazos. "Estaba totalmente cubierta de sangre" recuerda la joven.
Su hermana pequeña también fue apuñalada una vez, al intentar defender a Khadija. El chófer del auto consiguió ahuyentar al atacante. Khadija Siddiqui logró escapar a la muerte y después de tres semanas de cuidados, salió del hospital.
"Pude identificar al criminal" afirmó a la AFP esta joven de 23 años, entrevistada en la casa de sus padres. Se trata, según Khadira, de Shah Hussain, un compañero de clase con el que había tenido una relación.
El joven fue declarado culpable y condenado a 7 años de cárcel en julio de 2017.
Pero Hussain es hijo de un conocido abogado en la ciudad, que apeló la sentencia. Shah Hussain "es un estudiante brillante", explica el padre, Hashmi, a la AFP. "¿Cómo puede ser un criminal?".
El 4 de junio, el Alto Tribunal de Lahore lo absolvió. "Me quedé conmocionada, pero desgraciadamente era verdad" explica Khadija Siddiqui, que asegura que dos años después del terrible ataque, aún sufre de dolores en la espalda.
"Bárbaro"
La decisión provocó escándalo en Pakistán, donde miles de mujeres son heridas o mueren por violencia de género cada año.
"Tengo el corazón roto, no tengo palabras, devastada por lo que nuestro sistema judicial a hecho a (Khadija)", tuitea una conocida actriz paquistaní, Urwa Hocane. "No abandones, continúa luchando", le pide.
"Tenemos que unirnos todos y ser la voz de Khadija, movilizarnos para que obtenga justicia ante este bárbaro" comentó el actor Hamza Ali Abbasi, igualmente en Twitter.
La indignación creció tras la publicación de la sentencia, que cuestiona el hecho de que la víctima no nombrara a su agresor inmediatamente tras los hechos, a pesar de que varios testimonios indican que estaba inconsciente.
El Alto Tribunal también tuvo en cuenta el hecho de que Khadija Siddiqui le escribió una vez a Shah Hussain para proponerle que se casaran.
Ante la indignación, el Tribunal Supremo paquistaní decidió tomar el asunto entre manos, y anunció que lo examinará este verano.
Según Hina Jilani, abogada y defensora de los derechos humanos, que el Tribunal Supremo haya decidido tomar el caso por su propia cuenta es una buena señal, en un sistema judicial en el que "existen prejuicios contra las mujeres".
Violencia "inextricable"
La violencia contra las mujeres está "omnipresente y es inextricable" de la sociedad paquistaní, denunció la Comisión de Derechos Humanos paquistaní en su informe de 2017. El informe detalla miles de violaciones, agresiones, ataques con ácido y asesinatos.
Según la Fundación Aurat, una organización de defensa de los derechos humanos, cada año se producen entre 8.000 y 8.500 casos de violencia contra las mujeres. En el campo, los tribunales populares conocidos como "jirgas" acusan a menudo a las víctimas.
Pocas veces los casos llegan a la justicia ordinaria, y cuando ello sucede "el porcentaje de condenas es inferior al 1%", lamenta Rabeea Hadi, miembro de Aurat.
En los casos de violencia doméstica o de abusos sexuales, ese porcentaje es "cercano a cero" se lamenta Anbreen Ajaib, directora de Bedari, otro grupo de defensa de las mujeres.
La estudiante denuncia "obstáculos" para que se haga justicia, intentos de "chantaje" o incluso ataques a su reputación.
Khadija Siddiqui cuenta con el apoyo total de su familia. Su padre Ahmad quiere "dar una lección" a los que "deshonran, hieren o matan a las mujeres en Pakistán". Su caso ha alentado a otras mujeres, explica la joven.
"Algunos fiscales me han dicho que probablemente soy la primera mujer que lucha tann duro para lograr justicia" explica con orgullo. "Eso demuestra que si las mujeres pelean, pueden cambiar las cosas. No debemos desfallecer".
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