La nueva acusación de acoso contra Boris Johnson que complica al primer ministro británico
En un artículo publicado con motivo de los dos años del movimiento #MeToo, la reconocida periodista británica Charlotte Edwardes relató en el Sunday Times un episodio ocurrido durante un almuerzo en las oficinas de la revista The Spectator, poco después de que Johnson se convirtiese en su redactor jefe, en 1999. La oficina de la autoridad divulgó un breve comunicado en el que aseguró que la denuncia "es falsa".
El primer ministro británico, Boris Johnson, es conocido por su agitada vida amorosa, pero las acusaciones de toqueteos indebidos hace 20 años por una joven periodista, que él niega, amenazaban este lunes con eclipsar el congreso de su partido, centrado en el Brexit.
En un artículo publicado con motivo de los dos años del movimiento #MeToo, la reconocida periodista británica Charlotte Edwardes relató en el Sunday Times un episodio ocurrido durante un almuerzo en las oficinas londinenses de la revista The Spectator, poco después de que Johnson se convirtiese en su redactor jefe, en 1999.
"Debajo de la mesa, siento la mano de Johnson en mi muslo. Y lo aprieta", recuerda Edwardes. "Su mano está en lo alto de mi pierna y tiene suficiente carne bajo sus dedos para hacer que me enderece de repente", escribió coincidiendo con el aniversario del movimiento que liberó la palabra de numerosas mujeres que fueron víctimas de acoso o agresiones sexuales.
Edwards, que entonces era una joven redactora, asegura que habló con la muchacha que estaba sentada al otro lado de Johnson, y ésta le dijo que le había ocurrido lo mismo.
En una muestra de que estas acusaciones son más serias que los chismes habituales sobre las relaciones extramatrimoniales del primer ministro, su oficina divulgó un breve comunicado en el que aseguró que "la acusación es falsa".
"Digna de confianza"
Pero Edwardes se mantuvo firme. "Si el primer ministro no se acuerda del incidente, entonces tengo claramente mejor memoria que él", replicó en Twitter.
Sobre Johnson pesa asimismo la amenaza de una investigación penal sobre sus lazos con una empresaria estadounidense, Jennifer Arcuri, que recibió fondos públicos cuando él era alcalde de Londres. Según la prensa, tenían una relación sentimental y Johnson no declaró un potencial conflicto de intereses, lo que él también niega.
Separado desde el año pasado de su segunda esposa Marina Wheeler, el primer ministro vive con Carrie Symonds, una especialista en comunicación 24 años menor que él, quien lo acompaña en el congreso de Mánchester.
En un momento complicado, tras la implacable sentencia de la Corte Suprema, que la semana pasada declaró "ilegal" su decisión de suspender el parlamento, y los sucesivos reveses que éste le infligió en un intento por evitar un Brexit sin acuerdo el 31 de octubre, Johnson debería aprovechar esos cuatro días de encuentros para unir a su formación.
Pero, este lunes, la mayoría de los delegados parecía hablar más de los supuestos toqueteos que de la inminente salida de la Unión Europea.
El ministro de Salud, Matt Hancock, defendió a Edwardes afirmando conocerla bien y asegurando a la televisión Channel 4 que "es digna de confianza". "Estoy totalmente de acuerdo con @MattHancock", agregó en Twitter otra conservadora, Amber Rudd, que el mes pasado dimitió como ministra de Trabajo.
Pero otros miembros dieron su apoyo a Johnson, entre ellos varias mujeres.
"Es una persona decente. Creo que le importan mucho las mujeres y las niñas", dijo Penny Mordaunt, exministra de Defensa, mientras la diputada Rachel Maclean destacaba su campaña contra la mutilación genital femenina y lo calificaba de "feminista".
Existe preocupación por el impacto que estas acusaciones puedan tener en la popularidad del polémico primer ministro entre las votantes femeninas, ante la perspectiva de elecciones anticipadas en los próximos meses.
"Todavía hay algunos miembros mayores del Partido Conservador que no tratan a las mujeres como deberían", dijo a AFP una delegada que pidió el anonimato.
Pero para muchos en Mánchester, el principal problema sigue siendo el Brexit. Y creen que Johnson es la persona que puede hacerlo realidad, incluso a costa de una salida brutal de la UE si no logra un acuerdo con Bruselas.
Preguntado por la BBC sobre el impacto de tal escenario, previsiblemente de hasta 30 mil millones de libras anuales para las arcas públicas, el ministro de Finanzas, Sajid Javid, afirmó que nadie sabe realmente cuánto podría costar.
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