Las otras marchas oficialistas de América Latina
Ya sea por su caída en las encuestas o por la defensa de proyectos y reformas, no han sido pocos los presidentes del continente que han apelado a marchas y manifestaciones para apuntalar sus mandatos.
Gustavo Petro, Rafael Correa y Jair Bolsonaro, representantes de diversos sectores del patrón ideológico tradicional, comparten una característica común: tanto el presidente de Colombia como los expresidentes de Ecuador y Brasil, respectivamente, convocaron protestas durante sus mandatos en apoyo a su gestión política.
Y no son los únicos. Un poco más al norte, en Centroamérica, Daniel Ortega, el líder sandinista que gobierna Nicaragua, también ha seguido esta estrategia.
El contexto específico de cada llamado a marchar en favor de su propio gobierno varía, pero existe una constante. En líneas generales, estas convocatorias se realizaron en momentos en que su popularidad caía en las encuestas o cuando sus ambiciosas reformas y proyectos pendían de un hilo.
Un caso reciente es el de Gustavo Petro, en Colombia, quien el miércoles 27 hizo su segundo llamado en poco más de un año de mandato para que las calles se llenaran en defensa de sus reformas en los sistemas de salud, trabajo y pensiones, las cuales aún no han sido aprobadas. En febrero de este año, convocó a sus seguidores bajo la misma consigna en un acto que culminó con un largo discurso del mandatario desde el Palacio de Nariño en Bogotá.
Rafael Correa también solicitó apoyo en el periodo más complejo de su gobierno. Fue en junio de 2015, cuando numerosas marchas en su contra le acosaban, que pidió a sus seguidores que salieran a protestar contra una “conspiración en marcha”. “En el momento en que quieran tocar al Presidente o al Gobierno, todos a la calle a defender lo logrado”, agregó en esa ocasión. Actualmente, Correa vive en Bélgica, prófugo de la justicia por una condena por cohecho.
En Brasil, el que solicitó la ayuda de sus aliados fue Jair Bolsonaro, quien el martes 7 de septiembre de 2021 convocó a manifestaciones por la mañana en Brasilia, y durante la tarde en São Paulo. Eran momentos en que la popularidad del expresidente se derrumbaba y la sombra de Lula da Silva crecía.
Pero también fue el año en que ocurrió el asalto al Capitolio en Estados Unidos tras la derrota del expresidente Donald Trump. Es por eso que cuando los manifestantes pasaron frente al Congreso de Brasil, muchos temieron una situación similar. Finalmente, tras el cambio de mando con Lula, ocurrió un asalto similar.
Por último, Daniel Ortega, de Nicaragua, también utilizó la estrategia de las manifestaciones a su favor cuando una ola de protestas antiorteguistas se tomaron la nación centroamericana en 2018. Estas no eran las primeras, según La Vanguardia, medio que aseguró que los sandinistas marchan regularmente para apoyar a Ortega. Pero estas se redoblaron tras los movimientos opositores.
A medio camino está la situación de Cristina Fernández, de Argentina, y el citado Lula da Silva, de Brasil, quienes también vieron marchas en su nombre, pero cuando eran investigados por casos de corrupción –Vialidad y Lava Jato, respectivamente–, además de posterior al intento de asesinato en el caso de la actual vicepresidenta trasandina.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.