Londres, Dublín y Belfast condenan violencia en Irlanda del Norte
Una multitud se reunió el miércoles por la noche en Lanark Way, una zona de Belfast donde se levantaron enormes barreras metálicas para separar un barrio católico de otro protestante, y “un autobús fue incendiado”, informo la policía local.
Los gobiernos británico, irlandés y norirlandés condenaron el jueves una nueva noche de violencia en Irlanda del Norte, con incendio de un autobús y lanzamiento de cócteles molotov, y el parlamento regional fue convocado para un debate de emergencia sobre los disturbios.
Esta nueva noche de violencia se suma a una semana de altercados que ha puesto de manifiesto el creciente conflicto existente en esta provincia británica, donde las consecuencias del Brexit indignaron a los unionistas partidarios de la corona británica.
Una multitud se reunió el miércoles por la noche en Lanark Way, una zona de Belfast donde se levantaron enormes barreras metálicas para separar un barrio católico de otro protestante, y “un autobús fue incendiado”, informo la policía de Irlanda del Norte.
“Cientos de personas de ambos lados lanzaron cócteles molotov”, tuiteó una periodista de la BBC sobre el terreno, precisando que la llegada de la policía redujo considerablemente el nivel de violencia.
Siete agentes resultaron heridos durante la noche, sumándose a los 41 heridos en los últimos días, junto con un fotógrafo y un conductor de autobús, informó la policía.
El primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó en Twitter estar “profundamente preocupado”. “La forma de resolver las diferencias es a través del diálogo, no de la violencia o la criminalidad”, subrayó.
También el primer ministro irlandés, Micheál Martin, consideró que “la única manera de avanzar es abordar las cuestiones que preocupan a través de medios pacíficos y democráticos”.
“Ahora es el momento de que los dos gobiernos y los líderes de todas las partes trabajen juntos para rebajar las tensiones y restablecer la calma”, afirmó.
En este contexto, el parlamento autónomo regional de Irlanda del Norte acortó su receso de Semana Santa para convocar una sesión de emergencia el jueves.
“Esto no es una protesta. Esto es vandalismo e intento de asesinato. Estas acciones no representan el unionismo”, afirmó la primera ministra de Irlanda del Norte, la unionista Arlene Foster.
La semana pasada, la violencia estalló primero en la ciudad de Londonderry, antes de extenderse a una zona unionista de Belfast y sus alrededores durante el fin de semana de Semana Santa.
Estos incidentes reavivaron el fantasma de las tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes, que dejaron unos 3.500 muertos.
El acuerdo de paz firmado en 1998 difuminó la frontera entre la provincia británica y la vecina República de Irlanda -país miembro de la UE- pero el Brexit vino a socavar ese delicado equilibrio, exigiendo la introducción de controles aduaneros entre el Reino Unido y la Unión Europea.
Tras duras negociaciones, Londres y Bruselas consiguieron acordar una solución, el conocido como “protocolo de Irlanda del Norte”, que evita la vuelta a una frontera física en la isla de Irlanda trasladando dichos controles a los puertos norirlandeses.
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