Los demócratas se preparan para inicio de su Convención Nacional mientras Kamala Harris delinea estrategia electoral

Tim Walz anima a Kamala Harris durante una gira en bus de cuatro paradas por el oeste de Penssylvania antes de dirigirse a Chicago para la Convención Nacional Demócrata, en Rochester, Pennsylvania, el 18 de agosto de 2024. Foto: Reuters

Con la nominación presidencial en el bolsillo, Kamala Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz, trazaron milimétricamente su llegada a la Convención Nacional Demócrata que parte este lunes en Chicago. Previo a su arribo a la Ciudad de los Vientos, la pareja hizo escalas en lugares considerados como claves en la carrera por la Casa Blanca.


La agónica renuncia a la reelección por parte de Joe Biden, el pasado 21 de julio, tendrá su primera cuota de realidad este lunes 19 de agosto, día en que comenzará la Convención Nacional Demócrata. En esa primera de cuatro jornadas totales, el actual Presidente de Estados Unidos se dirigirá al partido azul para certificar un apoyo que se arrastraba desde el primer momento en que -a regañadientes- dio un paso al costado. Y lo hará para escribir en piedra una decisión que alborotó la elección presidencial de noviembre: el ascenso oficial de Kamala Harris como la candidata del Partido Demócrata.

La actual vicepresidenta estadounidense llega a Chicago, ciudad en la que se celebrará la cumbre, repuntando en la carrera por la Casa Blanca con el expresidente republicano Donald Trump. Numerosas encuestas, varias no partidistas, los posicionan virtualmente igualados, incluso con tendencias favorables para Harris, aunque nada definitivo, considerando el margen de error de los sondeos.

Sin embargo, una contienda que se veía cuesta arriba solo semanas atrás, cuando Biden todavía se negaba a dar un paso al costado, ahora aparece como una renovada por el impulso de una nueva cara.

Pese a lo inusual del intercambio en la candidatura del Partido Demócrata -solo tres meses antes de las elecciones previstas para el 5 de noviembre-, Harris logró batir récords en recaudación de fondos, ha vuelto a interesar a votantes hartos de ver a Trump y Biden en la papeleta y sacudió los sondeos que daban una ligera, pero sólida ventaja al exmandatario republicano.

Simpatizantes de la candidata presidencial demócrata y vicepresidenta de EE.UU. Kamala Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz, sostienen pancartas en Pittsburgh, Pennsylvania, el 18 de agosto de 2024. Foto: Reuters

De todos modos, analistas estadounidenses ponen paños fríos a la campaña de Harris y su candidato a la vicepresidencia, el gobernador de Minnesota, Tim Walz. Una vez esclarecida su nominación por parte de los delegados de la tienda azul, cuestiones como la economía, la inmigración -flanco abierto de la vicepresidenta- o la política exterior del país norteamericano serán parte de la discusión política a la que deberá hacer frente.

Ahora, el esfuerzo que los demócratas pongan en determinadas ciudades y estados clave de cara a las elecciones, tomará más protagonismo que nunca en la disputa por la Oficina Oval.

La formalización de la transición

Este lunes será, posiblemente, uno de los más dramáticos para la reciente vida política del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden. De ese modo lo describió el periódico The New York Times una vez se supo que el mandatario abriría la Convención Nacional Demócrata, nada menos que para pasar la posta.

Cuando, según trascendió en la prensa local, el mandatario suba al escenario del United Center, un estadio en el lado oeste de Chicago, será “la despedida del Presidente Biden de medio siglo en la política nacional”, escribió el medio neoyorquino.

Será el broche de oro de la primera jornada de un evento que se extenderá hasta el jueves 22 de agosto y que culminará, según la tradición política del país, con la intervención de Kamala Harris, aunque no se descartan apariciones previas.

Normalmente, la convención incluye una votación nominal para elegir formalmente a los candidatos que representarán al partido en las elecciones. Sin embargo, en esta ocasión, y debido a lo atípica de la sucesión de Biden a manos de Harris, la actual vicepresidenta y Walz fueron designados oficialmente a través de una votación nominal anticipada realizada por internet, recordaron medios locales.

La vicepresidenta y candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, pronuncia unas palabras mientras el presidente de EE.UU., Joe Biden, observa un acto sobre las negociaciones de los precios de los medicamentos de Medicare, en Maryland, el 15 de agosto de 2024. Foto: Reuters

El itinerario, aseguró The New York Times, incluye la intervención de Joe y la primer dama Jill Biden el lunes, donde se centrarán en el historial de la administración Biden-Harris y en las décadas de servicio público del actual mandatario, dijeron funcionarios del partido. La idea es destacar la narrativa de que “Biden ha antepuesto los intereses del pueblo estadounidense a los suyos propios”, considerando que es el primer mandatario en ejercicio desde Lyndon B. Johnson, en 1968, que no busca la reelección.

El martes tendrá como mantra entregar “una visión audaz para el futuro de Estados Unidos”, contrastando el “optimismo” del partido frente al discurso de Trump de que los mejores días de la nación norteamericana quedaron en el pasado. El tercer día tendrá como orador principal al candidato a la vicepresidencia Tim Walz, con el foco de la intervención en que se trata de “una lucha por nuestras libertades”.

El jueves, por último, cerrará Kamala Harris aceptando la nominación demócrata abogando por “nuestro futuro”. El plan, detalló el Times, es resaltar a Donald Trump como una amenaza para la nación, cuyo segundo mandato sería, según ellos, aún más extremo que el primero.

Delineando la estrategia

Una vez completada la formalidad de oficializar a Harris y Walz como los nombres del partido, la verdadera carrera inicia. Y, de momento, todo parece estar en tablas, con una ligera -pero estadísticamente nula- ventaja demócrata. De momento, el escenario es mejor que el que se preveía con Biden en la papeleta, coinciden potenciales votantes y analistas.

“Ha sido una transformación histórica”, dijo a Reuters Joseph Foster, expresidente de 71 años del Partido Demócrata en los suburbios de Filadelfia, que sigue activo en el partido. “La gente está entusiasmada, los jóvenes están comprometidos. Nunca he visto nada igual”. La esperanza, señalaron, es que ese entusiasmo se mantenga para aprovechar la ola antes de las elecciones de noviembre.

Las encuestadoras y estrategas, en cambio, no son optimistas al respecto. Ese “subidón de azúcar”, señalaron a la agencia de noticias, desaparecerá pronto, dejando en el panorama político temas divisivos al interior del Partido Demócrata, como lo son la economía y la guerra entre Israel y Hamas, por ejemplo.

Coinciden en la vereda contraria. El encuestador republicano Adam Geller aseguró que la historia personal de Harris es “encantadora y está bien, pero son los temas los que van a decidir en última instancia estas elecciones. Esos temas incluyen la inflación, la seguridad, el liderazgo y la escena mundial”.

Basta observar el primer gran discurso sobre economía realizado por la vicepresidenta este viernes, donde dijo que propondrá reducir los impuestos a la mayoría de los estadounidenses, prohibir los “precios abusivos” de los supermercados e impulsar la vivienda asequible. Si bien en el ala progresista de los demócratas la idea es bien recibida, sectores más conservadores no ven con buenos ojos la medida.

En un reciente texto de opinión del periódico The Wall Street Journal, el comité editorial cuestionó la segunda propuesta asegurando que “las políticas económicas de Biden-Harris han generado inflación y un descenso de los ingresos reales. El elevado precio de los alimentos es un punto especialmente delicado, y la respuesta de la vicepresidenta es empeorarlo recurriendo a un populismo de izquierda al estilo venezolano. No es una exageración”.

El candidato presidencial republicano y exmandatario de Estados Unidos, Donald Trump, gesticula mientras habla durante un mitin de campaña en Wilkes-Barre, Pennsylvania, el 17 de agosto de 2024. Foto: Reuters

Colaboradores de Harris han dicho a medios locales que es poco probable que la candidata demócrata se inmiscuya en los detalles de áreas como la energía en aras de evitar enemistarse con los sectores conservadores o progresistas del bloque. De hecho, unas 200 organizaciones de derechos sociales anticiparon que llegarán este lunes a la Convención Nacional Demócrata para protestar por la política internacional de la administración Biden respecto a la guerra entre Hamas e Israel.

A esto se suma la reñida contienda electoral que le espera al Partido Demócrata en noviembre próximo. La cadena CNN, en su análisis del “Camino a los 270″, el número mágico de electores requeridos para ser mandatario estadounidense, señaló que, si antes del relevo de Harris en desmedro de Biden, era Trump el que lideraba evidentemente la carrera, esa diferencia se esfumó.

Actualmente -y advierten que siempre puede cambiar, pues no se trata de una predicción electoral-, la campaña se parece mucho a la de 2020, con siete estados disputados (y un distrito electoral en Nebraska) como el escenario en el que se definirá el resultado de las votaciones. De hecho, ambos comandos dedicarán gran parte de su tiempo y dinero en impulsar sus candidaturas en estos lugares. Prueba de aquello es que, en las cuatro semanas que han transcurrido desde que Biden puso fin a su campaña presidencial, los siete estados citados han sido testigos de un gasto propagandístico cercano a los 240 millones de dólares. Esto, según cifras de AdImpact, que detalló que la distribución ha sido pareja entre republicanos y demócratas.

Según la proyección de CNN, Trump cuenta actualmente con 24 estados, lo que se traduce en 219 votos del colegio electoral estadounidense. Esto son 51 menos de los 270 que necesita para ganar. En la vereda contraria, Harris cuenta con 19 estados, pero 225 respaldos electorales -luego de que Michigan, Georgia, Nevada y Carolina del Norte pasaran de pro Trump a “en disputa”, detalló la cadena-, lo que la deja a 45 votos más para imponerse.

De este modo, el camino más directo de Harris para llegar a los 270 sería “mantener los tres estados del llamado “Muro Azul”, es decir, Penssylvania, Michigan y Wisconsin, además del distrito congresional del área de Omaha en Nebraska en la columna demócrata”, explicó CNN.

Trump no se quedará quieto. Según The Wall Street Journal, el exmandatario está moviendo sus fichas hacia Pennsylvania, ciudad obrera donde, desde 2016, ha visitado repetidamente. El plan le ha servido, considerando que ha logrado revertir numerosos condados de tendencia demócrata hacia el voto republicano.

“Me harté tanto de cómo el Partido Demócrata se ha vuelto tan liberal”, dijo al periódico Stephen Kotch, un demócrata registrado y empleado jubilado de la junta estatal de control de licores que aseguró que había votado por Trump en las dos elecciones anteriores.

Según Neil Makhija, comisionado demócrata del condado suburbano de Montgomery, en las afueras de Filadelfia, el giro se debe a que “los votantes que alguna vez fueron demócratas sindicalizados han luchado a medida que los empleos del acero, el carbón y la fabricación desaparecieron y, en algunos casos, se trasladaron al extranjero”. Este mensaje ha sido el principal blanco de Trump en la zona.

Y así como a Trump no se le ha escapado la importancia de Pennsylvania -cuyo gobernador es Josh Shapiro, la estrella en ascenso demócrata, quien sonó como posible candidato a vicepresidente-, Harris tampoco lo ha pasado por alto. De hecho, este domingo pasó por estado previo a dirigirse a Chicago, este lunes.

Arriba de un bus, tanto Walz como Harris recorrieron Pittsburgh y se detuvieron en los condados de Allegheny y Beaver, lugares definidos por la prensa local como claves de cara a las aspiraciones demócratas de hacerse con el estado.

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