Masaya, el bastión sandinista que se rebeló contra Ortega
La ciudad nicaragüense, que jugó un rol clave en el alzamiento contra la dictadura de Somoza a fines de los 70, se declaró "libre" del orteguismo. "Somos el corazón de la resistencia cívica", dice a La Tercera uno de los líderes del Movimiento 19 de abril. En Masaya los jóvenes se defienden con piedras, palos y petardos.
Se defienden con piedras, palos y petardos. Y están dispuestos a resistir hasta que Daniel Ortega deje el poder. En Masaya, el bastión de la oposición al Presidente nicaragüense, es tal la organización que los jóvenes que se rebelaron contra el orteguismo montaron barricadas en casi la totalidad de sus calles, cerraron los accesos de esta ciudad ubicada a 45 minutos de Managua, mientras que los más adultos reúnen alimentos en las parroquias para alimentar a los rebeldes y las mujeres se turnan para cocinar arroz y tortillas.
"La situación ahorita en Masaya es bastante crítica. Hay mucha tensión. Pero somos el corazón de la resistencia cívica. Y aquí estaremos hasta ver fuera del poder a Daniel Ortega y Rosario Murillo (la primera dama y Vicepresidenta)", cuenta a La Tercera Yubrank Suazo, estudiante de sicología de la U. Centroamericana de Managua que coordina al Movimiento 19 de abril en Masaya, de 173 mil habitantes.
Este grupo nació de manera espontánea tras las masivas protestas que estallaron en abril después de que Ortega intentó concretar una serie de modificaciones al seguro social y hoy es la organización que mantiene en jaque al líder sandinista (1979-1990/2007-2022), a quien acusan de corrupción y abuso de poder. En estos últimos dos meses han muerto 212 personas y más de 1.500 han quedado heridas, en una represión que la oposición ha calificado de "brutal".
"Hay asesinatos a sangre fría. Daniel Ortega es peor que Somoza", comentó a este diario Hugo Torres, excomandante sandinista que rompió con el sandinismo-orteguista en los 90 después de que el gobernante abandonó, según él, los valores y sueños de la revolución.
Fue en Masaya, de profundas raíces indígenas y capital del folclor en Nicaragua, donde los sandinistas se sublevaron contra la dictadura somocista a fines de los 70. Fue también en un municipio de esta localidad donde en 1895 nació Augusto Sandino, líder de la resistencia nicaragüense contra la invasión estadounidense y cuya figura inspiró a los revolucionarios sandinistas. Y fue en Masaya donde en 1978 murió Camilo, comandante sandinista y hermano menor de Ortega.
Si en Masaya antes se rebelaron contra Somoza, ahora lo hacen contra Daniel Ortega. Esta semana, la ciudad se declaró "libre" del orteguismo, pero la policía entró el martes a reprimir este bastión opositor.
"Hay amenazas contra líderes del Movimiento 19 de abril y hay un asedio contra la población civil. El barrio de Monimbo (de mayoría indígena) es el corazón de la resistencia cívica de toda Nicaragua y pues nosotros continuamos firme en nuestra lucha. Se debe hacer justicia", señala Yubrank Suazo.
Cinthya Torrez, corresponsal del diario La Prensa en Masaya, cuenta a La Tercera que la población demanda que la policía se retire de la ciudad. "Aquí han enviado a las fuerzas antimotines y paramilitares orteguistas que son las juventudes sandinistas armadas y disparan a matar. Hay 21 muertos en Masaya. Como aquí hay muchos talleres artesanales y material pirotécnico para las fiestas, los jóvenes han construido morteros caseros, aunque en realidad el pueblo está desarmado", narra.
Sobre por qué el carácter de Masaya es diferente al del resto de Nicaragua, Torrez esboza una tesis: "Mi ciudad, que es muy pintoresca y bullanguera, ha sido una ciudad sandinista. Ortega solía visitarla cada julio para el aniversario de la Revolución Sandinista, pero ahora la gente no quiere saber nada del Presidente. Creo que por eso hay un ensañamiento contra nosotros".
Los habitantes de Masaya estaban atentos a la gestión de los obispos católicos, cuya mediación permitió ayer la excarcelación de 11 jóvenes, pero sus dardos continuaban apuntando a Daniel Ortega y al comisionado de la policía, Ramón Avellán.
Incluso los jóvenes inventaron un cántico contra el jefe policial: "Comisionado Avellán, comisionado Avellán cómo le va, cómo le va, qué tanto la está pensando cuándo se piensa venir a entregar, comisionado Avellán por qué no se pone a pensar que cuando esta mierda se acabe su trabajito no va a conservar… comisionado Avellán, su señora lo ha de extrañar, si uno no atiende a la vieja, un compadrito le puede ayudar".
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