Primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, sobrevive a la votación parlamentaria
La votación de este lunes en el Parlamento fue a una segunda vuelta por primera vez en 30 años, ya que ningún candidato fue capaz de reunir un apoyo mayoritario en la primera ronda.
Los miembros del Parlamento japonés votaron el lunes a favor de que el primer ministro, Shigeru Ishiba, siga al frente del Gobierno, después de que su coalición, salpicada por un escándalo, perdiera la mayoría parlamentaria en las elecciones a la Cámara Baja celebradas el mes pasado.
Ishiba, que convocó las elecciones anticipadas tras asumir el cargo el 1 de octubre, debe ahora dirigir un frágil Gobierno en minoría mientras el proteccionista Donald Trump vuelve a la presidencia de su principal aliado, Estados Unidos, aumenta la tensión con sus rivales China y Corea del Norte, y crece la presión interna para frenar el costo de la vida.
Su Partido Liberal Democrático y su socio de coalición Komeito ganaron el mayor bloque de escaños en las elecciones, pero perdieron la mayoría que ostentaban desde 2012, lo que le deja en deuda con los pequeños partidos de la oposición para aprobar su agenda política.
Para subrayar esa fragilidad, la votación del lunes en el Parlamento, retransmitida por televisión, fue a una segunda vuelta por primera vez en 30 años, ya que ningún candidato fue capaz de reunir un apoyo mayoritario en la primera ronda.
Pero Ishiba se impuso finalmente, tal y como se esperaba, con 221 votos, muy por delante de su inmediato perseguidor, el exprimer ministro Yoshihiko Noda, líder del principal partido de la oposición, el Partido Democrático Constitucional, pero aún lejos de la mayoría en la Cámara Baja, de 465 escaños.
Japón celebrará elecciones el año que viene para la Cámara Alta, menos poderosa, donde la escasa mayoría de la coalición gobernante también podría estar en peligro si Ishiba no consigue restablecer la confianza del público, sacudida por un escándalo de donaciones no registradas a legisladores.
Su reto más inminente es la elaboración de un presupuesto suplementario para el año fiscal hasta marzo, bajo la presión de los votantes y los partidos de la oposición para que aumente el gasto en bienestar social y tome medidas para compensar la subida de los precios.
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