Tailandia impone decreto de urgencia para reprimir protestas prodemocracia
El decreto prohíbe “las concentraciones de cinco personas o más”, así como “los mensajes en línea que podrían perjudicar la seguridad nacional”, esto, según las autoridades, para contener las manifestaciones “contrarias a la Constitución”, aludiendo a un incidente que se produjo durante un cortejo real el miércoles, en medio de una manifestación.
Tailandia impuso el jueves un decreto de urgencia que limita a menos de cinco personas las concentraciones políticas y prohíbe los mensajes en línea contra la seguridad nacional, en un intento de reprimir el movimiento de protesta que desde hace meses reclama más democracia.
Las autoridades promulgaron un decreto de urgencia que prohíbe “las concentraciones de cinco personas o más”, así como “los mensajes en línea que podrían perjudicar la seguridad nacional”, indicó Sunsern Kaewkumnerd, uno de los portavoces del gobierno tailandés.
Las autoridades justificaron este texto para contener las manifestaciones “contrarias a la Constitución” y aludieron a un incidente que se produjo durante un cortejo real el miércoles, en medio de una manifestación que reunió a varios miles de personas en Bangkok para reclamar la destitución del primer ministro Prayut Chan-O-Cha.
Poco después de la entrada en vigor del decreto de urgencia, el jueves a las 04.00 (21.00 GMT del miércoles), la policía antidisturbios hizo evacuar a los manifestantes que todavía estaban en el lugar.
La mayoría de los participantes ya habían abandonado la zona, pero la policía procedió a una veintena de arrestos.
“Veintidós personas fueron arrestadas y siguen detenidas en las oficinas centrales de la policía”, dijo el portavoz de la policía nacional Yingyos Thepjumnong.
Momentos antes de su propia detención retransmitida en directo, la líder estudiantil Panusaya Sithijirawattanakul, apodada “Rung”, dijo que el abogado especializado en derechos humanos Anon Numpa y otro destacado estudiante activista, Parit Chiwarak, conocido como “Penguin”, figuraban entre los detenidos.
Llamado a una nueva manifestación
El decreto de urgencia “quiere poner trabas al movimiento democrático y permitir (a los dirigentes) mantener el poder”, lamentó “Rung” en su página de Facebook poco antes de su detención.
Desafiando la prohibición de las concentraciones, la estudiante de 21 años hizo un llamado a una nueva manifestación el jueves a las 16.00 (09.00 GMT) en el centro de la capital.
La represión de las autoridades, que tiene lugar de forma repentina tras semanas de protestas, es un “revés para los manifestantes”, considera Thitinan Pongsudhirak, politólogo de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok. Esto contribuye a “acentuar las denuncias de la juventud en la calle y puede aumentar las tensiones”.
Desde hace semanas, los manifestantes tailandeses piden la disolución del parlamento con la dimisión del primer ministro Prayut Chan O Cha y la revisión de la Constitución de 2017, considerada demasiado favorable al ejército.
Algunos van más lejos y exigen una revisión del papel y el poder de la monarquía, un tema totalmente tabú en el país.
Piden la no injerencia de la monarquía en los asuntos políticos, la derogación de la ley de lesa majestad y la devolución de los bienes de la Corona al Estado, unas reivindicaciones que son inaceptables para el gobierno.
Desafío a la realeza
El miércoles, más de 10.000 manifestantes prodemocracia marcharon en dirección a la Casa del Gobierno, para conmemorar el 47º aniversario del levantamiento estudiantil de 1973.
En un momento de la protesta, un automóvil que llevaba a la reina Suthida a bordo no pudo evitar el recorrido de la manifestación y tuvo que detenerse unos instantes, en los que decenas de manifestantes hicieron el saludo con tres dedos inspirado en la película “Los juegos del hambre”, en desafío a la autoridad de la realeza.
La víspera, otros activistas hicieron el mismo saludo al paso del rey Maha Vajiralongkorn.
El soberano es una figura controvertida que ha reforzado los poderes de la monarquía, como por ejemplo, tomando el control directamente de la fortuna real.
Sus viajes frecuentes a Europa, incluso durante la pandemia de coronavirus, han suscitado polémica, en un país cuya economía, que depende del turismo, está en plena recesión.
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