El "talibán americano" será liberado después de 17 años preso en Estados Unidos
John Walker Lindh tenía 20 años cuando fue detenido por agentes estadounidenses en Afganistán, donde llegó como "voluntario" y conoció a Osama bin Laden antes del atentado del 11 de septiembre de 2001. A los 16 años ya se había convertido al Islam para después viajar a Yemén a estudiar árabe.
Tres años antes de cumplir una condena de 20 años de cárcel por luchar junto a extremistas islámicos en Afganistán, John Walker Lindh, o más conocido como el "talibán americano" será puesto mañana en libertad condicional y abandonará la prisión de alta seguridad Terre Haute, en Indiana. Así, el rostro del joven estadounidense, que cuando fue capturado durante la invasión de Estados Unidos a Afganistán con la cara sucia y demacrado tenía apenas 20 años, se verá por primera vez desde su arresto.
"El detenido 001", como la prensa estadounidense bautizó a Lindh, impactó a la sociedad estadounidense, que siguió atenta el juicio contra el joven que se declaró culpable de "prestar servicios a los talibanes y transportar explosivos". En 2002, el jurado estableció que el acusado brindó apoyo, material y servicios a tres grupos terroristas y mientras entrenaba con ellos y usó "armas de fuego y dispositivos destructivos". A diferencia de otros detenidos durante el mismo período en Afganistán y Pakistán, Lindh recibió un juicio ante un tribunal federal y no llegó a Guantánamo, ya que el recinto penal estaba repleto con 158 presos extranjeros y porque Lindh aceptó declararse culpable a cambio de la eliminación del cargo de terrorismo.
La investigación sostiene que Lindh, de ahora 38 años, colaboró con Al Qaeda, la red terrorista dirigida por Osama bin Laden, a quien habría conocido cuando ya planeaban el ataque del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas; los talibanes y el grupo Harakat ul-Mujahedeen, con base en Pakistán.
Según el diario The Washington Post, con sólo 16 años, John Walker Lindh, se convirtió del catolicismo al islam para, un año más tarde (1998) dejar su casa en el condado de Marin, en California para estudiar árabe en Yemen. Además, Lindh estuvo en 2000 en Pakistán y después siguió hacia Afganistán, donde estuvo como "voluntario talibán" en un campo de entrenamiento. Esto ocurrió poco antes del ataque terrorista del 9/11, por lo que algunos estadounidenses lo tildan de "traidor".
Después de 17 años en la cárcel, Lindh quedará en libertad condicional por buena conducta, lo que abrió el debate sobre qué ocurrirá con él y con antiguos yihadistas que buscan reintegrarse a la sociedad en Estados Unidos, especialmente porque "el talibán americano" mantendría sus opiniones extremistas. Según la prensa estadounidense, ni la familia, ni funcionarios fiscales, ni los abogados de Lindh se han referido a los planes tras su salida o dónde vivirá.
Este caso ha inspirado libros como Getting Away with Murder: The Real Story Behind American Taliban John Walker Lindh and What the U.S. Government Had to Hide, de Richard D. Mahoney, publicado en 2004; My Heart Became Attached: The Strange Journey of John Walker Lindh, de Mark Kukis, publicado en 2008; John Walker Lindh: American Taliban, de Sarah Jess publicado en 2002; y Rogue Justice: The Making of the Security State, de Karen J. Greenberg publicado en 2016.
En 2012, Lindh se unió a una demanda de la Unión Americana de Libertades Civiles, que en juicio ganó el derecho a que prisioneros musulmanes de la cárcel de alta seguridad Terre Haute pudieran orar en grupos. Durante la lectura de su condena en octubre de 2002, Lindh señaló que "nunca he apoyado el terrorismo en ninguna forma, y nunca lo haré. . . Cometí un error al unirme a los talibanes. Si me hubiera dado cuenta de lo que sé ahora, nunca me hubiera unido a ellos".
Sin embargo, una investigación de Foreign Policy publicada en 2017 sostiene que desde mayo de 2016, Lindh "continuó abogando por la yihad global, escribiendo y traduciendo textos extremistas violentos", mientras que una evaluación de inteligencia de la Oficina Federal de Prisiones emitida en 2017 señaló que Lindh había hecho declaraciones en apoyo al Estado Islámico.
Por esto, el juez T.S. Ellis III, a cargo del juicio desde 2002, impuso fuertes restricciones para la salida del "talibán americano", que no podrá utilizar Internet o contar con un dispositivo electrónico con acceso a la web sin la autorización de su oficial de libertad condicional. En el caso, de obtener el permiso se realizará un "monitoreo continuo" a sus actividades online y sólo se puede comunicar en inglés.
Además, John Walker Lindh tendrá asesoramiento sobre salud mental y la prohibición de comunicarse "con cualquier extremista conocido" o "poseer, mirar o leer material que refleje puntos de vistas extremistas o terroristas". Tampoco podrá sacar pasaporte o documentos de identificación para viajar, ni salir al extranjero. Lo que podría mermar su idea de vivir en Irlanda, país del que obtuvo la ciudadanía durante su estadía en la cárcel gracias a que su abuela paterna nació en Donegal.
Sin embargo, según el diario The New York Times, los cuestionamientos de la salida de Lindh aparecen ante la falta de programas de "desradicalización" para la "rehabilitación" de militantes yihadistas ya que el sistema de justicia en EE.UU. espera que las altas condenas para personas que difundan material sobre terrorismo sea suficiente disuasivo.
Ante la liberación del "talibán estadounidense", la familia del oficial de la CIA, Johnny Micheal Spann, asesinado de un tiro horas después de la captura e interrogatorio de Lindh y otros miembros de Al Qaeda en un disturbio en una cárcel en 2001 en Afganistán, no está de acuerdo. Incluso, Alison Spann, hija del agente, llamó ayer al Presidente de EE.UU., Donald Trump para intentar bloquear la salida del exyihadista, que calificó "de una bofetada, no solo para mi padre y mi familia, sino para cada persona asesinada el 11 de septiembre, sus familias y el ejército de EE.UU.".
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