Tras el impasse diplomático por los deportados: ¿Qué ocurrirá con la relación entre Colombia y EE.UU.?
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Ante el fin de la amenaza de duros aranceles contra las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos, que componen parte importante del total en la nación sudamericana, muchos se preguntan cómo seguirá la resentida sociedad entre Bogotá y Washington, donde un analista, incluso, plantea un potencial acercamiento colombiano a China o a los BRICS.
Cual celebración de partido de fútbol -o de golf, en este caso particular-, la administración de Donald Trump celebró la victoria del gallito que enfrentó al mandatario de Estados Unidos con su contraparte de Colombia, Gustavo Petro. En las antípodas del espectro ideológico, ambos tuvieron un cruce de amenazas que terminó con el republicano doblando la muñeca del izquierdista, lo que ahora genera dudas sobre el futuro de la relación entre dos países históricamente aliados.
Bajo la amenaza de Petro de no recibir deportados indocumentados, y la respuesta de imponer duros aranceles por parte de Trump, la situación bilateral crujió como pocas veces se había visto en los últimos años.
El título de cercanos no es gratuito. Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia, así como el destino principal de sus exportaciones -según el periódico El Tiempo, representa un tercio del total del país-. El Espectador, otro medio local, señaló que durante los últimos 10 años, la participación de EE.UU. en las ventas internacionales de Colombia ha sido siempre superior al 25%, según cifras del Ministerio de Comercio de la nación sudamericana.
En tanto, Colombia ha sido uno de los más cercanos aliados de EE.UU. en la región durante años, y si bien no hay presencia de bases militares permanentes, ambos firmaron un acuerdo en 2009 que permite el uso temporal de instalaciones colombianas por parte de personal militar estadounidense para actividades específicas, como lo relativo al narcotráfico.
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Ahora, esa relación parece quedar pendiendo de un hilo, lo que podría traer olas geopolíticas importantes. Así lo cree David Castrillón-Kerrigan, profesor e investigador de la Universidad Externado de Colombia, quien dijo al medio France 24 que ve posible una aproximación de Petro a China, en desmedro de la histórica alianza con Estados Unidos.
Si bien el mandatario colombiano no ha priorizado las relaciones con el gigante asiático, dijo el experto, “ese acercamiento a China” sí es parte de su estrategia a mediano plazo. “Desde hace mucho tiempo”, Colombia ha tenido como objetivo el “diversificar geográfica y temáticamente su política exterior”, añadió, y este conflicto podría ayudar a Petro a dar ese salto en el eje geopolítico.
Si bien China no se involucró directamente en el asunto, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación asiática dijo este lunes que “se trata de un asunto entre Estados Unidos y Colombia. Esperamos que ambos países lo resuelvan adecuadamente”.
Durante una conferencia de prensa, sin embargo, sí se refirió a las deportaciones masivas: “El gobierno chino se opone firmemente a cualquier forma de migración ilegal. Hemos llevado a cabo una cooperación práctica con los departamentos de Migración y Aplicación de la Ley de Estados Unidos y otros países, que ha sido fructífera. En lo que respecta a la repatriación, el principio de China es recibir a los repatriados cuya nacionalidad china se confirme en China continental después de la verificación”, planteó.
Johan Obdola, experto en seguridad y defensa, dijo a El Tiempo que “es claro que además del tema migratorio, al gobierno de Petro se le está mandando un mensaje sobre sus posturas frente a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, con la que sigue manteniendo relaciones, con su defensa al régimen cubano, al que Trump acaba de devolver a la lista de países que apoyan el terrorismo e incluso, a la avanzada de China en este lado el hemisferio”.
Similar piensa el politólogo Carlos José Herra, quien dijo al mismo periódico colombiano que “podemos decir que la medida del presidente Trump puede ser tomada como desproporcionada, pero es legítima. Tiene un trasfondo ideológico. De hecho, en el comunicado, Trump menciona a Petro como socialista y el hoy presidente de Estados Unidos, desde su campaña siempre tuvo un discurso totalmente contrario a esta ideología”.
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En cuanto al bloque, ¿podría el país sudamericano buscar un acercamiento a los BRICS, el grupo conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, cuyos miembros dan origen al acrónimo? Castrillón no lo descarta.
En diálogo con France 24, David Castrillón-Kerrigan apuntó a que “desde la mitad del año pasado el entonces ministro de Hacienda ya estaba hablando públicamente del interés de Colombia de ingresar a los BRICS”. Dicho grupo se ha erigido, justamente, como un intento por hacer de contrapeso a Washington, según sus propios miembros.
Es por eso que los “deseos” de Petro de acercarse al conglomerado “se van a incrementar, en parte, porque los BRICS representan un bloque amplio y diverso de países del Sur Global que no necesariamente comparten una agenda ideológica y política”, pero sí buscan “un orden internacional más democrático, más horizontal”.
Descarta, sin embargo, que esto ocurra pronto, pues Colombia estaría “atrás en la fila, comparado con otros países que recientemente han ingresado de manera formal o que están en el proceso” de ingresar.
De todos modos, no cree que siga escalando la situación, especialmente luego de que Petro diera un paso atrás y Trump celebrara que su posición prevaleció. “Tanto Estados Unidos como Colombia muy seguramente van a encontrar un punto de estabilidad”, señaló David Castrillón-Kerrigan, puesto que “el uno depende del otro en varios asuntos”.
“Tenemos una fuerte dependencia económica y otra en temas de seguridad, etcétera”, cerró el académico, por lo que si bien cree que la relación va “a ser de mayor distancia”, tampoco “va a llegar a un punto de quiebre”.
En el corto plazo, Colombia terminó aceptando los términos de la administración republicana, y el propio Daniel García Peña, embajador sudamericano en Estados Unidos, confirmó este lunes que durante la misma jornada llegaría un vuelo con sus connacionales deportados al país, consignó W Radio.
Pese a que las autoridades anunciaron que el impasse había sido superado por las dos naciones, algunas amenazas se mantenían vigentes hasta que se cumplan las palabras de García Peña. Fue en un comunicado oficial de Estados Unidos donde señalaron que “las restricciones de visados emitidos por el Departamento de Estado -para los altos funcionarios colombianos-, las inspecciones reforzadas de Aduanas y de Protección Fronteriza se mantendrán en efecto hasta que el primer avión cargado de deportados colombianos regrese con éxito”.
El origen del pleito
En Washington, la noche del domingo era una en la que celebraban la resolución del breve, pero intenso conflicto con el mandatario izquierdista de Colombia. Fue mediante un comunicado que apuntaron a que “el gobierno de Colombia ha aceptado todos los términos del presidente Trump, incluyendo la aceptación sin restricciones de todos los migrantes ilegales de Colombia, regresados por Estados Unidos, incluyendo aviones militares de Estados Unidos, sin limitaciones o tardanzas”.
“Los acontecimientos de hoy (el domingo) dejan claro al mundo que Estados Unidos vuelve a ser respetado”, señaló en un comunicado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. “El presidente Trump seguirá protegiendo ferozmente la soberanía de nuestra nación, y espera que todas las demás naciones del mundo cooperen plenamente para aceptar la deportación de sus ciudadanos presentes ilegalmente en Estados Unidos”, añadió.
Hacía referencia al origen del pleito entre ambas naciones. Fue el propio domingo que la crisis estalló luego de que Petro bloqueara el ingreso a territorio colombiano de vuelos militares estadounidenses que traían migrantes indocumentados. Era el puntapié inicial del duro programa de deportación masiva prometido durante la campaña del mandatario norteamericano.
La réplica llegó a través de la cuenta de Trump en su aplicación Truth Social, y era una amenaza que podía hacer tambalear a la economía colombiana. Planeaba imponer -como ha sido la tónica de su propuesta exterior con los aliados o rivales de los que necesita algo- un arancel del 25% a todos los productos de Colombia, los que, en una semana, iban a aumentar al 50%. De haberlo ejecutado, habría sido la primera vez que efectivamente aplicaba aranceles contra otros países, pese a haber anunciado previo a asumir la presidencia que iba a hacerlo contra países como México, Canadá o China.
Petro, fiel a su estilo confrontacional y de utilizar X (ex Twitter) como espacio público, respondió: “Me informan que usted pone a nuestro fruto del trabajo humano 50% de arancel para entrar a EE.UU., yo hago lo mismo”.
Tras horas de tensión, el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, leyó una declaración ante la prensa explicando que Petro finalmente recibiría los aviones, dando por superado el pleito. “El gobierno de Colombia informa que hemos superado el impasse con el gobierno de Estados Unidos”, indicó.
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Ahí apareció el comunicado donde la Casa Blanca celebraba la imposición de su postura inicial, ratificando de paso que la amenaza arancelaria es parte de la estrategia de negociación a nivel internacional.
Otra figura que celebró la resolución fue Elon Musk, el magnate cercano al mandatario estadounidense. “BAFM”, escribió en X, red social que le pertenece, respondiendo al comunicado de la Casa Blanca. Es un acrónimo que significa “Bad-Ass MotherFucker”, término que hace referencia a alguien que realiza una acción digna de admiración según el que lo dice.
El propio Petro compartió el mensaje de la administración Trump, pero horas después, el mandatario eliminó el “retuit”. Según un periodista de la cadena Fox News, que el propio Gustavo Petro hubiera compartido el mensaje de la Administración era una muestra de que “respalda lo que la administración de Trump está diciendo sobre el acuerdo. Es difícil ver esto como algo más que una capitulación total por parte del presidente colombiano después de haber iniciado una confrontación con Trump hoy”. El mensaje del analista fue compartido, a su vez, por Karoline Leavitt, la secretaria de prensa de la Casa Blanca.
De todos modos, este lunes el mandatario sudamericano volvió a referirse al tema al defender que el problema de la inmigración irregular no se resuelve con deportaciones. En su primera declaración tras la crisis, Petro señaló que hay que “actuar sobre las verdaderas causas de la migración”.
“La prohibición de las drogas de bajo impacto, como la marihuana y la cocaína, nos han llevado a ser la región más violenta del mundo, y eso dispara la migración a Estados Unidos”, escribió en X, comentando la salida del embajador de Estados Unidos en Colombia, Francisco Palmieri.
“En relaciones internacionales debemos tener claro un principio; podemos llegar a acuerdos provechosos para los pueblos, podemos discutir libremente en las mesas diplomáticas, disentir si es el caso, pero jamás podemos aceptar que se nos impongan condiciones”, añadió.
En el corazón de la resolución del conflicto estuvo Mauricio Claver-Carone, el encargado del Departamento de Estado para América Latina. Ese fue el nombre clave dentro del ente que maneja la política exterior norteamericana para desactivar la bomba, quien fue el enlace directo con la nueva administración republicana y Colombia.
“Nuestro interlocutor fue Mauricio Claver-Carone, una persona de total confianza (por Trump y Marco Rubio), y mantuvimos comunicación constante con él”, explicó Daniel García Peña a W Radio.
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