Trump incombustible: Encuestas lo muestran a paso firme en su carrera por la Casa Blanca, pese a acusaciones judiciales
La estrategia de Ron DeSantis, el hasta ahora principal contrincante republicano en la carrera presidencial de Estados Unidos, no está siendo suficiente para opacar a Donald Trump. Así lo reveló la primera encuesta The New York Times/Siena College, donde el exmandatario sobrepasaría a su rival por 37 puntos de diferencia, a pesar de la batería de casos judiciales abiertos en contra del empresario.
Corría el 15 de noviembre de 2022 cuando el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo un anuncio que todos esperaban: buscaría ser electo en 2024 para recuperar su sillón en la Casa Blanca, perdido en las polémicas elecciones de 2020 a manos de Joe Biden. Lo hizo desde Mar-a-Lago, la mansión que compró en 1985 y que luego se transformaría en el epicentro de una de las más serias acusaciones judiciales a las que el magnate se enfrenta. Se le hace responsable de haber retenido información confidencial a escondidas del FBI y sus abogados, en un caso que recientemente creció bajo la acusación de haber intentado borrar grabaciones de seguridad del resort y obstruir con la justicia, donde uno de los cargos implican hasta 20 años de prisión.
Pero nada de eso, ni siquiera ser el primer presidente imputado de Estados Unidos, pareciera hacer mella en la irrefrenable carrera del político estadounidense, que en la primera encuesta The New York Times/Siena College realizada durante la campaña de 2024 reveló una diferencia importante frente a su –hasta ahora– único contendor serio por el liderazgo del Partido Republicano de cara a sus primarias.
Con 37 puntos de distancia y un núcleo que no cree que Trump haya cometido errores –menos delitos–, la candidatura del gobernador de Florida, Ron DeSantis, aparece como la gran perdedora a seis meses del inicio de las primarias.
¿Distancia insalvable?
Desarrollada por The New York Times y Siena College, la encuesta midió a los votantes republicanos de cara a elección que definirá al líder que los represente en las nacionales de 2024 y, en este primer ejercicio, Donald Trump puede sacar cuentas alegres.
El periódico neoyorquino le entrega el 54% del voto republicano al expresidente, mientras que al gobernador de Florida solo un 17%, lo que da una diferencia de 37 puntos entre ambos contendores. En tanto, ninguno de los otros candidatos para dirigir a los republicanos aparece remotamente cercano a los dos primeros, a pesar de su diferencia. Tanto el exvicepresidente Mike Pence como la exembajadora ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, y el senador Tim Scott aparecieron solo con el 3% de los apoyos.
Sin embargo, la diferencia entre los dos primeros puestos es tan abrumadora que ni siquiera en un hipotético escenario de 1 vs. 1, con Trump enfrentándose a DeSantis, el gobernador se acerca al magnate. En dicho escenario, el segundo es vencido por el doble de las preferencias, con un 62% para Trump, y un 31%, para DeSantis.
Uno de los puntos importantes es que, al hacer zoom al desglose socio-etario e ideológico, Trump se impone en todos y cada uno de ellos. Hombres, mujeres, moderados y conservadores, con estudios universitarios o sin ellos, entregarían su voto al magnate en las próximas primarias. Incluso entre quienes ponen como su prioridad la cruzada “anti-woke”, caballito de guerra de DeSantis que busca disminuir –o, de lleno, eliminar– la presencia del movimiento LGBTQI+ en el espacio público, optarían por Trump en un eventual duelo.
Esto, sumado al hipotético escenario en que solo compitiera DeSantis y Trump en la primaria, da muestras de que el antitrumpismo al interior del Partido Republicano no sería capaz de vencer al expresidente estadounidense si las primarias se hicieran hoy.
“En DeSantis tengo muchas esperanzas. Pero mientras Trump esté ahí, Trump es el hombre”, dijo a The New York Times Daniel Brown, un jubilado técnico de 58 años que trabajaba en una planta nuclear de Bumpass, Virginia. “Si no estuviera compitiendo con Trump, DeSantis sería mi siguiente opción”, refrendó Stanton Strohmenger, técnico de mantenimiento de 48 años de Washington Township, Ohio.
Según Nate Cohn, analista político jefe del periódico neoyorquino, un dato esclarecedor es que en medio siglo de primarias presidenciales modernas, “ningún candidato que aventajara a su rival más cercano en al menos 20 puntos en esta fase ha perdido nunca la nominación de un partido”. Y, en este caso, la diferencia es casi el doble que esa proyección, considerando que son 37 los puntos que separan a ambos precandidatos presidenciales.
Si bien plantea que sería “un error calificar a Trump de ‘inevitable’”, los datos del sondeo muestran que cuenta con una base de seguidores leales que poco consideran los escándalos y la trama judicial que enfrenta su líder. Ese núcleo, conocido como los republicanos MAGA (acrónimo de la frase Make America Great Again, o Hagamos grande a Estados Unidos otra vez, en su traducción), compondría más de un tercio del electorado de aquel partido político y, según la encuesta, se define como “populista. Es conservadora. Es de cuello azul. Está convencida de que la nación está al borde de la catástrofe. Y es excepcionalmente leal a Donald Trump”.
De ese grupo, que representa alrededor del 37% de los votantes republicanos, el cero por ciento –ninguna de las 319 personas identificadas como MAGA– respaldó ante los encuestadores que Trump hubiera cometido delitos federales graves, mientras que solo el 2% concedió que “hizo algo mal” en cuanto al manejo de documentos clasificados. En tanto, el 90% aseveró que el Partido Republicano y todos sus miembros debían apoyar al expresidente en las investigaciones.
“Tal vez el Sr. DeSantis u otro republicano se desprenda de algunos de estos votantes, pero siendo realistas este grupo no va a ninguna parte, tal vez ni siquiera si el Sr. Trump termina siendo encarcelado”, planteó Nate Cohn.
Pero el panorama electoral aún no se cierra, considerando el sinuoso camino judicial que Trump deberá enfrentar en los próximos meses. Eso sí, a todas luces ocurrirá posterior a las primarias del partido, que se inician el 15 de enero de 2024.
Mapa electo-judicial de Trump
La fecha ya está marcada en el calendario: el 5 de noviembre de 2024. Aquel día, el destino de los estadounidenses verá un nuevo hito, cuando elijan a su presidente por los próximos cuatro años. Pero para ese momento, el más probable contendor republicano, Donald Trump, habrá pasado posiblemente por una serie de instancias judiciales que, hasta ahora, incluyen tres juicios civiles y dos penales.
El acontecido mapa electoral republicano empieza este 23 de agosto, cuando se dé el primer debate presidencial al interior del partido. Dos meses después, el 2 de octubre, Trump enfrentará su primer juicio civil relacionado con un presunto fraude civil que involucra a la Organización Trump y a sus hijos mayores.
A continuación, dos hechos ocurrirán el mismo día, el 15 de enero de 2024. Uno de ellos será el juicio por difamación levantado por la escritora E. Jean Carroll, quien volvió a demandar al magnate luego de que, tras acreditar un abuso sexual en los 90 y difamaciones por parte de Trump en 2019, este volviera a difamarla en CNN luego de que se dictara la sentencia. Pero también se dará el puntapié inicial a las primarias con los caucus de Iowa.
Para fines de enero se desarrollará otro juicio por una demanda colectiva federal en la que se le acusa de organizar y promover una estafa piramidal. Para el 5 de marzo está programado el “supermartes”, fecha en que la mayoría de los estados celebran las primarias norteamericanas. Sin embargo, la mayoría –y los más relevantes– de la larga lista de juicios se realizará posterior a que los republicanos tomen una decisión en cuanto a su candidato.
Mientras el 25 de ese mes se espera que se desarrolle el juicio penal sobre los supuestos sobornos para acallar el engaño extramatrimonial de Trump con la exactriz porno Stormy Daniels, el 20 de mayo iniciará el de los papeles de Mar-a-Lago.
En cuanto a este último caso, este lunes compareció por primera vez un colaborador del expresidente en un tribunal de Miami bajo la acusación de haber ayudado a Trump a ocultar documentos secretos sacados ilegalmente de las dependencias estatales tras perder ante Joe Biden.
Carlos De Oliveira, administrador de la finca Mar-a-Lago, fue acusado de borrar las grabaciones de las cámaras de seguridad del complejo, así como de mentir a los investigadores al respecto, hecho que lo hace enfrentar cuatro cargos, incluido el de obstrucción a la justicia.
Este es el caso, en términos judiciales, de mayor complejidad por las implicaciones geopolíticas y de seguridad nacional involucradas, considerando que podría configurarse como una violación a la Ley de Espionaje. Según los fiscales a cargo, el expresidente habría intentado “alterar, destruir, mutilar u ocultar pruebas”, documentos que habrían contenido información de defensa nacional relacionada con actividades militares en el extranjero.
Según las autoridades, en julio de 2021, cinco meses después de salir de la Casa Blanca, Trump habría mostrado a dos invitados dos planes de ataque –presumiblemente– contra Irán. Luego, repitió la broma con un miembro de su equipo, pese a que no contaban con autorización del Departamento de Estado para acceder a ellos.
Hasta la fecha, Save America, el comité de acción política del expresidente, ha gastado más de 40 millones de dólares en honorarios legales desde enero a la fecha, reveló a CNN una fuente familiarizada con el asunto. En 2022, el organismo utilizó más de 16 millones de dólares, según los registros de la Comisión Federal de Elecciones.
“Para combatir estas acciones atroces de los compinches de Joe Biden y para proteger a estas personas inocentes de la ruina financiera y evitar que sus vidas sean completamente destruidas, el PAC (Political Action Committee, o comité de acción política, organización exenta de impuestos que reúne las contribuciones de campaña) de liderazgo contribuyó a sus honorarios legales para asegurar que tengan representación contra el acoso ilegal”, dijo a la cadena televisiva el portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung.
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