Uruguay celebra unas elecciones presidenciales marcadas por debate sobre pensiones y el temor a la delincuencia
Yamandú Orsi, candidato del izquierdista Frente Amplio y que cuenta con el apoyo del expresidente José 'Pepe' Mujica, tiene una leve ventaja sobre el abanderado oficialista Alvaro Delgado, del Partido Nacional, por lo que se anticipa que el resultado final se podría definir en un balotaje fijado para el 24 de novimbre.
Uruguay celebrará la primera vuelta de las elecciones presidenciales el próximo domingo, donde la oposición de centroizquierda es favorita en las encuestas, con los votantes concentrados en un plebiscito sobre las pensiones y preocupados por la delincuencia.
Los uruguayos votarán al próximo presidente, vicepresidente y parlamentarios, y los sondeos apuntan a una probable segunda vuelta. Si ningún candidato supera el 50% de los de los votos el domingo, el proceso concluiría con un balotaje el 24 de noviembre.
Los colegios electorales abrirán el domingo a las 07.30 hora local (1030 GMT) y los resultados se esperan a partir de las 21:30.
Los sondeos previos muestran al candidato del Frente Amplio, la coalición de centroizquierda, Yamandú Orsi, al frente en la carrera por la presidencia, seguido por el conservador Álvaro Delgado, del Partido Nacional, quien representa a la alianza en el gobierno.
Delgado debe mantenerse cerca de Orsi en las preferencias electorales, pero también defenderse del aspirante en el tercer puesto Andrés Ojeda, un experto en redes sociales de 40 años.
Si Delgado pasa a la segunda vuelta, Ojeda se ha comprometido a apoyarlo, lo que hará probable una reñida contienda en noviembre.
“Es una época de celebración de la democracia y de ponerla en valor y de valorar mucho lo que son las libertades y la posibilidad de vivir con libertad de partidos”, dijo Orsi, que de 2015 a este año fue intendente de Canelones, el segundo departamento más importante del país, luego de la capital Montevideo.
Orsi, que cuenta con el respaldo del popular expresidente José ‘Pepe’ Mujica, hizo referencia a la oferta de propuestas acotada, a diferencia de otras épocas: “No puede ser un tiempo de un carnaval de promesas que después son incumplidas. Tiene que ser además un tiempo de compromisos”, sostuvo.
El candidato del partido de gobierno, Álvaro Delgado, dijo en su cierre de campaña que confía en que los uruguayos voten para que las políticas del gobierno de Lacalle Pou puedan seguir un período más: “La mayoría silenciosa prefiere la continuidad. Este rumbo es el que le dio desarrollo a Uruguay, el que le dio paz y el que cuidó a la gente en el momento más difícil. Y de eso la gente no se olvida”.
Plebiscitos: pensiones y seguridad
También el domingo se celebrará un plebiscito para revisar el sistema privado de pensiones uruguayo dotado con 22.500 millones de dólares, que propone bajar la edad de jubilación a 60 años y aumentar las prestaciones. El proyecto ha generado divisiones y está sacudiendo a políticos e inversores por las enormes consecuencias que podría tener para la economía.
Aunque tanto los economistas como los principales candidatos advierten que la reforma podría poner en riesgo las finanzas del Estado e impulsar una subida de impuestos, muchos uruguayos, acuciados por los altos precios, apoyan la idea.
Las encuestas muestran que el respaldo a la medida ha caído ligeramente. En octubre el 47% de los encuestados dijo que pensaba apoyar la reforma, frente al 53% de septiembre, según datos de la encuestadora Factum. El referéndum se aprueba por mayoría simple y es vinculante.
Mientras los partidarios del “Sí” repartían folletos de color amarillo en apoyo a la reforma de pensiones, la otra preocupación de los votantes, la delincuencia, quedaba patente en las calles.
“El tema de seguridad realmente no está funcionando (...) la coalición de gobierno llegó con muchas promesas, las cuales creo que quedaron muchas cosas en el debe”, dijo María del Carmen Cotelo, de 66 años, quien señaló que votaría a favor del cambio.
Así, la izquierda uruguaya llega al domingo con la ilusión de volver al gobierno, y el oficialismo por extender su predominio; el presidente Lacalle Pou goza de una alta aprobación de gestión, pero la Constitución le impidió competir por la reelección.
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