Colegio hizo la prueba de adaptar sus salas a la pandemia, pero no resultó: Dice que “el regreso a clases es utópico”

El anuncio del Gobierno de que durante mayo los escolares volverán gradualmente a clases ha mantenido a los directores de colegios pensando y calculando cómo trabajar con los niños sin que se contagien entre ellos, en aulas que en algunos casos reciben a 40 alumnos cada una.

Ese es el caso del Colegio Academia Pozo Almonte, de la comuna homónima, que hizo un experimento adaptando una de sus aulas: en las mesas de los niños, colocó cubículos formados por tubos de PVC con láminas de plástico transparentes, separadas por un metro de distancia.

Las imágenes se filtraron a las redes sociales y causaron críticas de algunos usuarios, que observaron que, más allá de estos cubículos, es muy difícil mantener a los niños separados. Y en el colegio coinciden en ello, pues dicen que el experimento fracasó.

La sostenedora del establecimiento, Miriam Cabalín, cuenta que “lo que hicimos con las mesas, fue un invento. Compramos material para ver qué tan efectivo era, y la verdad es que esto no será efectivo bajo ningún punto de vista”, por lo que esas estructuras no serán usadas.

“Esto sería cómo quedaría la sala en caso de que el Estado obligue a nuestros niños a volver a clases. Es algo que hicimos tratando de buscar una forma (de que estén los niños en la sala), pero no lo vamos a utilizar”, dice. Solo podrán usar el túnel sanitizador que instalaron en la entrada, que sí parece funcionar bien.

Según Cabalín, con este experimento, solo cabrían 14 de los 36 niños que tienen por sala, por lo que el 60% de sus 260 alumnos quedaría fuera. “Estamos bien desesperados de ver cómo protegemos a los niños, pero el regreso a clases algo bien utópico”, plantea.

Al igual que ella, muchos colegios se preguntan cómo distribuir sus alumnos cuando se decrete el regreso. Según datos del Mineduc, solo una de cada tres salas de clases del país tiene menos de 20 niños, que es la recomendación que el Consejo Asesor Covid-19 dio a las autoridades para reabrir los colegios.

“Acá la gente no tiene internet ni computadores, con suerte tienen celular. Hemos hecho hartos intentos, vimos la forma de poner casetas en las salas, pero ¿cómo se va a dirigir el profesor al niño? Este es un experimento que hicimos, pero que no dio resultados”, agrega Cabalín.