Declaración de funcionario de Interior y amigo de denunciante de Monsalve: “Me dijo que me sorprendería si sabía quién era”
Ricardo Lillo, funcionario de la Subsecretaría del Interior, fue uno de los primeros en conocer el relato de la mujer que denunció por violación y abuso sexual al exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve. En su relato, el cientista político relata cómo se enteró de la denuncia en contra de la exautoridad.
El 18 de octubre Ricardo Lillo, funcionario de la Subsecretaría del Interior, y amigo de la denunciante del exsubsecretario de dicha cartera, Manuel Monsalve, llegó hasta la Brigada de Delitos Sexuales y Menores (Brisexme) Metropolitana de la Policía de Investigaciones (PDI) donde prestó declaración por cerca de dos horas.
Lillo es un testigo clave del caso que tiene hoy en prisión preventiva al exjefe civil de las policías acusado por abuso sexual y violación por una funcionaria de su gabinete pues es uno de los primeros inquilinos de La Moneda que supo de los hechos ocurridos la noche del 22 de septiembre en el Hotel Panamericano a donde llegaron Monsalve y la denunciante después de una cena en el restorán Ají Seco Místico.
Lillo, quien aun se desempeña en funciones de producción y avanzada de la repartición ahora encabezada por el subsecretario Luis Cordero, relató en su declaración que el martes 24 de septiembre, dos días después del hecho, mientras estaba en la oficina, la joven denunciante se acercó a él para pedirle conversar en privado. A lo que accedió al verla con lágrimas en los ojos.
En su declaración, a la que tuvo acceso La Tercera, el funcionario de gobierno detalló tras salir de La Moneda para fumar se sentó con la denunciante a conversar en la Plaza de la Constitución. Allí la mujer le contó su versión de lo sucedido: “Comenzó a decirme que estaba mal, horrible. Que algo había ocurrido, que nadie nunca iba a poder saber y que no sabía qué hacer. Comenzó a relatar un poco de forma bien inconexa. Logré captar que había salido con alguien y que mientras tomaba el tercer pisco sour no recordaba nada más hasta el día siguiente y a la mañana siguiente había despertado con esa persona al lado y que habría intentado tener relaciones con ella nuevamente”.
Lillo continuó sosteniendo que “yo le dije que estuviera tranquila, que ya había pasado y que no volviera a compartir más con esa persona, a lo que indicó que no se podía porque era alguien que siempre estaba. Pregunté si se trataba de alguien del Gabinete y respondió que sí, pero que me sorprendería si sabía quién era”.
En su declaración el funcionario detalla que tras conocer la versión de la denunciante le transmitió los hechos a la abogada María Fernanda Astudillo, asesora jurídica de la subsecretaría del Interior, a quien le pidió “absoluta reserva”. “Era primera vez que me enfrentaba a algo así y no sabía que hacer, la idea era que me asesorara como ayudar” a la denunciante”, dice el funcionario en su declaración.
Posterior a eso, el funcionario de gobierno relató que horas más tarde se volvió a reunir con la joven denunciante, a quien le recomendó tomar una “pastilla del día después”, ofreciéndole su ayuda para comprarla y para acompañarla al Servicio Médico Legal (SML).
Lillo, según declaró no sabía a quien se refería la mujer en su denuncia y le preguntó por las opciones. Primero quiso saber si se trataba de Gustavo Herrera -coordinador de Producción y Avanzada, quien era el superior jerárquico de la mujer. “Ella inmediatamente me dice que no se trata de él, insinuando que es alguien de más arriba”, detalla la declaración del funcionario.
Ante ese planteamiento, él le preguntó si era Gabriel de la Fuente, “me dice que no, con mala cara, y la miré y le dije ‘Ay No’ y ahí la abracé y se puso a llorar, ya que la única opción que quedaba era Manuel Monsalve, el subsecretario del Interior”.
Tras el término de la conversación con la denunciante, Lillo explicó a la PDI que le recomendó descansar y reiteró su ofrecimiento de ayuda. “Me dijo que se sentía pésimo, que aún no creía que esto hubiera pasado y que se sentía culpable por no haberlo detenido antes; respondí que todo estaría bien y que estuviera tranquila, que estaba disponible para lo que necesitara”, declaró Lillo.
“Su poder pudo más que mis límites”
El 25 de septiembre, según relató el funcionario de Interior, se reunió nuevamente con la denunciante, quien ese día le dijo que estaba “con harta pena, que estaba asqueada y que quería que todo esto pasara”. Dicha cita sucedió en un restaurant. Mientras estaban allí, él pudo ver que la mujer, cerca de las 13 horas, recibió un mensaje de Monsalve que no alcanzó a leer. “Ella dijo que tenía que ver con pega, le dije que no tenía por qué responderle de manera tan inmediata cada vez que él le escribiera”.
En ese almuerzo, declaró Lillo, la mujer le contó los detalles de lo que había ocurrido, desde el 1 septiembre cuando se juntó con Monsalve a almorzar en el mall Costanera Center.
“Me dijo que le pareció muy raro verlo, como si quisiera ocultarse con la vestimenta, y que le extrañaba que la tercera autoridad del país estuviera sentada en el pasto fumando; dijo que se había quedado hasta cuando estaba atardeciendo, y que se había lanzado a darle un beso, que no sabía por qué no lo detuvo pero que se había paralizado y luego dijo que quería irse y que la fue a dejar en Uber a su departamento”, declaró.
Seguido de eso, Lillo dice que la mujer le relató lo ocurrido la tarde del 22 de septiembre cuando ambos llegaron al restorán Ají Seco en el centro de Santiago, lugar donde ella había celebrado su cumpleaños al año anterior. Allí le detalló que bebió dos pisco sour y que perdió el conocimiento hasta aparecer en el hotel de Monsalve semi desnuda la mañana siguiente.
“Fue muy explícita en decir que ella no se borraba con esa cantidad de alcohol, que ya había ido antes a tomar ahí, pero que esta vez, al tomar 2 copas y media no se acordaba de nada, que se había ido a negro; hasta la mañana siguiente”, dijo Lillo a la PDI.
El funcionario de la subsecretaría y militante socialista relató lo que vino después de que él almorzó con la denunciante. Dijo a la policía que el sábado 28 de septiembre ella le escribió a través de WhatsApp. En ese mensaje la mujer le dijo que “si ella hubiera puesto límites desde un principio nada de esto estaría pasando”.
El domingo 29, dice, recibió otro mensaje de la funcionaria que decía: “Su poder pudo más que mis límites, Yo no consentí, jamás se me hubiese pasado por la cabeza. No intercambiamos mensajes constantemente y tampoco lo vi fuera de las dos veces. La primera me paralizó, la segunda me paralizó y fue la que me robó la vida. No fue el tiempo ni la interacción, no había una construcción de algo, ni siquiera sutil que le diera certeza de que podía estar conmigo y terminó en esta pesadilla que está haciendo que me duela respirar. Es una situación difícil, probablemente de las más dolorosas que he pasado, estoy a la espera de que se termine un día y pasar al otro intentando que la nebulosa de mi cabeza baje poco a poco”.
“Hacía harta alusión a que hablaba todos los días con el subsecretario Monsalve”
En su declaración Lillo dijo que, previo a los hechos, la denunciante “hacía harta alusión de que hablaba todos los días con el subsecretario, post trabajo, en la noche, siempre haciendo presente que era por temas de trabajo, nunca señaló que por algo distinto”.
“En una oportunidad, el 1 de agosto pasado, ella me pidió que le recomendara un libro para regalar, le sugerí 3 y ella me cuenta que compró dos copias del mismo “Maniac” para saber qué había regalado. Días después me percaté que el subsecretario en su escritorio tenía un ejemplar de dicho libro y ella otra copia en el suyo”, concluyó el funcionario y amigo de la denunciante del caso Monsalve.
Más adelante en su declaración, Lillo relata que Monsalve citó a su denunciante a su oficina. “Ella me cuenta que le pregunta por qué no la había llevado a su casa, que ella no habría querido ir al hotel y que quería saber qué había pasado ahí porque ella no hubiera consentido nada. Según ella, él se tapa la cara con las manos y le habría pedido disculpas”, dice en su declaración el funcionario.
Lillo también da cuenta que el 3 de octubre se reunió con la periodista Ilse Sepúlveda, quien le dijo que ella sabía lo sucedido “y me dice que este podría ser el escándalo político más grande y que ya se imaginaba los titulares y las bajadas y me pedía que escribiera mi relato”.
A raíz de esa conversación, el funcionario relata que le dijo a su amiga y denunciante del caso, que “creía que era un error haberle contado a Ilse porque ella tenía un caso periodístico armado y estaba preocupada más de lo comunicacional que de ella como víctima”.
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