Emergencia en Los Jardines: las horas críticas de una residencia de ancianos en Temuco
A menos de tres semanas de que aparecieran los primeros síntomas, un hogar de ancianos ya suma dos víctimas fatales, tiene a otra paciente hospitalizada, dos más bajo observación y a casi todo el personal en cuarentena. Su directora hace un dramático llamado de auxilio.
Hace una semana, el Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores (Eleam) Los Jardines, ubicado en el sector poniente de Temuco, perdió a su equipo de trabajo por culpa del coronavirus. La confirmación de dos positivos entre el personal llevó a que siete de los ocho profesionales de la salud que trabajan en el hogar tuvieran que aislarse en sus domicilios. De golpe, la residencia se quedaba prácticamente sin trabajadores para atender a los ancianos que aún quedaban en el lugar, aquellos que el Covid-19 aún no había conseguido tocar.
El brote había comenzado un par de semanas antes. Una mujer de 87 años con Alzheimer había presentado los primeros síntomas el 14 de marzo, justo un día antes de que la administración prohibiera todas las visitas. Hasta entonces, el tránsito de tutores y familiares por el recinto había sido libre, como siempre.
Solo un par de días después se dio a conocer el Protocolo de Recomendaciones para la Prevención y Atención del Covid-19 en Centros Residenciales, Ambulatorios y Clubes de Adultos Mayores, un documento del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) que exigía cerrar las puertas por un mes y detallaba todos los cuidados especiales que establecimientos como Los Jardines debían cumplir en caso de contagio: aislamiento individual, desinfección constante de espacios comunes y el uso de escudos faciales, guantes y batas para los trabajadores.
El diagnóstico del primer caso sospechoso fue lento, según cuenta Carla Bachmann, directora de Los Jardines. Inicialmente se pensó en una neumonía, pero a medida que pasaban los días y se disparaba el número de casos confirmados en el país, los profesionales del Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco comprendieron que se trataba de algo más. A la larga, el 27 de marzo, la mujer de 87 años se convertiría en la primera víctima fatal en la Región de la Araucanía y la sexta del país.
Para entonces, otras dos residentes estaban hospitalizadas por coronavirus en Nueva Imperial y Temuco. También se le solicitó a todo el personal que mantuviera cuarentena después de que dos trabajadores dieran positivo. Una de ellas incluso tuvo que estar internada.
“Tenemos infraestructura e insumos, pero ya no hay personal”, dice Bachmann. “En un día sin asistencia se me pueden morir”.
El lamento de una comunidad
Las circunstancias actuales del Centro Geriátrico Los Jardines son apremiantes. Desde el viernes 27 de marzo hasta la fecha, los siete residentes que aún quedan en el lugar -dos de los cuales están bajo sospecha y a la espera de los resultados de laboratorio- han quedado al cuidado de reemplazantes enviados por el Servicio de Salud Araucanía Sur que van rotando diariamente; algunos son reasignados de vuelta al hospital Hernán Henríquez Aravena por la enorme demanda que hay en Temuco, mientras que otros simplemente no se acostumbran a las dificultades de la labor, que incluye vestir, alimentar y asear a los ancianos, pues son no valentes.
“Para los residentes ha sido bastante difícil, porque acá se trabaja con los afectos. Ellos tienen cercanía con el personal, porque varios tienen demencia y Alzheimer. La gente nueva les genera inseguridad, no quieren recibir comida de cualquiera, ni tampoco el aseo”, dice Bachmann, que también explica que la mayoría de los adultos mayores de su hogar no entienden bien la magnitud de la crisis que se está viviendo.
Dentro de la residencia solo queda una integrante del equipo original, que decidió cumplir su cuarentena junto a los ancianos. “Está muy mal anímicamente y agotada. Debe hacerle una inducción a todos los reemplazantes y han ido cambiando todos los días”, acota la directora.
Finalmente, el 30 de marzo se registró la muerte de la segunda paciente de Los Jardines, una mujer de 85 años que sufría de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), daño renal y demencia, quien resultó ser la compañera de habitación de la primera víctima. Tras el deceso, aún queda una residente hospitalizada, además de otras dos que están bajo observación dentro del hogar.
Solo cinco de los 10 residentes se mantienen asintomáticos a tres semanas de la primera sospecha. El origen del brote no ha sido trazable, de acuerdo con la información que posee Bachmann.
La directora del recinto también está molesta con el hospital, porque una de sus residentes con síntomas de Covid-19 y severos problemas respiratorios fue dada de alta inmediatamente en dos ocasiones. Solo tras un tercer llamado al Samu, aceptaron acudir a tomarle el test de Covid-19 en el hogar. Actualmente se le está suministrando oxígeno.
“En el Eleam de Puente Alto se tomaron medidas de inmediato, porque es de administración pública. Nosotros somos privados y quedamos desprotegidos cuando nos impusieron la cuarentena, nunca pensaron en nuestro abuelos”, afirma.
Recién ayer, luego de hacer pública la desesperada situación dentro del geriátrico, Bachmann consiguió una respuesta de la Defensa Nacional de la zona, que le entregó un listado de profesionales que estarían disponibles para trabajar en el hogar y así normalizar los turnos. El personal de planta podría regresar recién el 9 de abril de sus cuarentenas.
Desde Senama, por su parte, aseguraron que están analizando el caso de Los Jardines para tomar medidas y brindarles asistencia en las próximas horas.
Pero hay algo que Bachmann sabe que será imposible de enmendar. La pandemia ya les ha quitado a dos residentes, una tragedia que ha generado desconfianza en una comunidad que se había formado a pulso durante ocho años.
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