¿De qué hablamos cuando hablamos de femicidio?
De acuerdo a la legislación chilena, para que un asesinato se reconozca como femicidio debe ser cometido por el marido o conviviente de la víctima. Sin embargo, hoy se discute ampliar la figura para incluir a quienes son "pololos". En algunos países no se requiere probar ningún vínculo previo para darle esa calificación.
Según la legislación chilena, el femicidio en la actualidad es el asesinato de una mujer a manos de quien es o haya sido su esposo o conviviente, aunque esta definición podría cambiar. Esto debido a que en enero de este año la Cámara de Diputados aprobó la reforma que incluye dentro de este delito las relaciones de "pololeo". Es decir, de aprobarse esta modificación, ya no sería necesario que la víctima haya tenido que convivir con el agresor para que se aplique esa figura penal.
Con todo, incluso aunque se aprobara el cambio, Chile quedaría con una diferencia respecto a otros países que tipifican este delito como el asesinato de una mujer sólo por el hecho de serlo, sin que exista o sea necesario establecer una relación entre el autor del crimen y la mujer.
Las penas para quienes cometen femicidio en Chile van desde los quince años y un día de cárcel hasta la cadena perpetua, de acuerdo a lo estipulado en la Ley 20.480, promulgada en diciembre de 2010. El abogado constitucionalista Patricio Zapata explicó a La Tercera que la diferencia de este delito versus otros que atentan contra la vida es la indefensión, donde queda de manifiesto la diferencia de poder. "En este caso, hay una persona que se aprovecha del nivel de confianza e intimidad para hacer valer de manera ilegítima su fuerza física", señala.
Es por esto que el jurista se muestra a favor del cambio que se pretende realizar a la legislación y sumar la figura del pololeo al delito, aunque recalca que es importante que "siempre sea necesario probar un vínculo afectivo, de intimidad y de confianza".
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Una velatón se realizó en 2018 tras un femicidio ocurrido en Concepción. Foto: ATON/Archivo[/caption]
Consultado sobre la opinión de algunos abogados que consideran que el femicidio no es constitucional por dejar afuera al hombre, Zapata asegura no estar de acuerdo, ya que "cada vez que ocurre un crimen donde alguien se aprovecha de la posición que tiene opera como agravante". Explica que el hecho que un hombre agreda a una mujer y termine, en algunos casos, con el homicidio, es mucho más frecuente que el que una mujer cometa la misma acción contra un hombre.
Los casos de 2019
Ayer, 7 de marzo, se reportó el femicidio número 10 del año: una mujer asesinada de un balazo afuera de un colegio en Quintero.
El noveno femicidio se reportó el 26 de febrero recién pasado. Mónica Paillacán, de 48 años, fue asesinada por su marido en Calbuco, de quien ya estaba separada.
El 12 de febrero, Scarlett Díaz Llaitul, una joven de 19 años, fue encontrada sin vida en el río Contaco. De acuerdo a la PDI, la mujer falleció por asfixia por inmersión. Fue la octava víctima del año.
El femicidio siete del año ocurrió en la comuna de El Bosque, cuya víctima fue Blanca Sáez Henríquez (85), quien fue asesinada por su marido de 94 años, quien tras el hecho se suicidó. El caso fue comentado y dio paso a discutir la calidad de vida de los adultos mayores en el país. Según relataron sus cercanos, José Aedo acordó con su pareja desde hace 62 años terminar con sus vidas, ya que ella no podía valerse por sí misma. Ninguno tenía antecedentes de violencia intrafamiliar.
Antes, el 1 de febrero, Lissette Riffo, de 23 años y madre de un hijo de 7 años, fue asesinada en Lebu por su exconviviente. El propio autor del crimen se entregó a Carabineros y confesó el hecho.
Y en las dos primeras semanas del año se cometieran cinco femicidios. El primero ocurrió el mismo día del Año Nuevo. Maria Edith Barría Mansilla, de 56 años, fue encontrada con golpes en la frente con un objeto contundente, además de heridas cortopunzantes. Fue asesinada por su esposo, quien ya contaba con denuncias por violencia intrafamiliar. El sujeto, tras cometer el crimen, se dio a la fuga. Sin embargo, posteriormente fue encontrado sin vida en las inmediaciones de su domicilio.
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En 2018 hubo 42 casos de femicidio en Chile.[/caption]
Al día siguiente, Sandra Pozo Rivas, de 49 años y madre de 3 hijos, fue asesinada por su cónyuge, quien se entregó a Carabineros luego de propinarle 14 puñaladas.
Posteriormente, el día 5 de enero, Laura Gálvez Videla (47), de nacionalidad argentina, fue asesinada por su conviviente, quien tras cometer el crimen se suicidó. De acuerdo a las diligencias, el hombre la mató golpeándola con un objeto contundente en el cráneo. Posteriormente, habría subido al segundo piso de la vivienda para abrir la llave de paso de gas y cocina.
El 8 de enero, en la comuna de El Quisco, Sajuste Deliseanne, joven haitiana de 29 años y madre de una hija de 5 meses, fue agredida por su expareja de la misma nacionalidad con un arma blanca en la vía pública. La mujer fue trasladada a un recinto asistencial, pero debido a la gravedad de sus lesiones falleció. El agresor, tras cometer el crimen, ingirió ácido muriático al ser detenido por los vecinos.
En tanto, el 14 de enero, en la comuna de Osorno, Rosa Cañulef, de 38 años, madre de dos hijos, fue asesinada con un arma blanca por su cónyuge, quien le propinó nueve estocadas en el tórax y abdomen. Tras cometer el crimen llamó a Carabineros para dar cuenta del hecho, por lo que fue detenido.
El año pasado, a la misma fecha, se habían cometido cinco femicidios, llegando en total a 42.
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