Haitianos que quieren irse de Chile repletan otra capilla
Decenas de migrantes de esa nacionalidad ocupan el recinto religioso ubicado en Estación Central, mientras sigue expandiéndose entre ellos el rumor de un pronto despegue para quienes se alberguen al alero de la Iglesia.
"La Iglesia es la que ha pagado las consecuencias del Plan Retorno", afirma tajante José Tomás Vicuña, director del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM). Lo dice porque desde que comenzaron los vuelos de regreso a Haití organizados por el gobierno chileno, le ha tocado vivir en carne propia cómo la historia se repite.
Tras el primer viaje aéreo a la isla, realizado el pasado miércoles 7 de noviembre, un grupo de 55 haitianos llegó hasta el gimnasio de Estación Central. Sus nombres no figuraban en la nómina oficial de pasajeros del avión 767 de la Fuerza Aérea de Chile (Fach), y la mayoría arribó hasta el recinto municipal con la esperanza de encontrar un cupo en la nave, sin haber completado el proceso de inscripción.
La Parroquia La Santa Cruz, ubicada en la población Los Nogales de esa comuna, fue habilitada como albergue. Al día siguiente, la fuerza del rumor que se propagaba entre quienes buscaban regresar a su país hizo que otras 24 personas llegaran al templo. Este grupo, que incluyó a dos mujeres en sus últimos meses de embarazo, debió ser reubicado en otros recintos religiosos, a la espera del segundo vuelo.
El lunes pasado, el nuevo despegue del transporte de la Fach -que en esta oportunidad trajo de vuelta, tras una escala en Caracas, a 99 chilenos repatriados desde Venezuela- no implicó que la situación de los haitianos ansiosos por retornar a la isla mejorara, sino todo lo contrario.
Cuatro días después del segundo vuelo del Plan Retorno, más de 40 haitianos han llegado, con sus maletas en la mano, hasta las puertas de la Capilla Ignacio Vergara, en calle Santa Teresa, de Estación Central. Una vez más, los migrantes se instalaron en el recinto con la esperanza de que, si permanecen allí, tendrán un cupo asegurado en el tercer despegue a Haití, hasta ayer sin fecha confirmada. La lista oficial para dicho viaje ya tiene otros 1.300 postulantes.
"El Servicio Jesuita a Migrantes, junto con la capilla y las comunidades, hemos visto la necesidad de dar un techo, de ofrecer comida, de ver sus documentos y ver si están bien inscritos", explicó Vicuña, sin ocultar su preocupación por la situación que viven los extranjeros que quieren dejar Chile.
Los migrantes llegan hasta la capilla desde distintas ciudades del país. La angustia por regresar a su patria ha hecho que un grupo incluso evalúe realizar una huelga de hambre para presionar por su salida. La capilla estaba repleta ayer, y quienes seguían llegando eran derivados a hospederías como la del Hogar de Cristo. "Hay mucha ansiedad", describe el director del SJM.
Vicuña apuntó a las autoridades, las que, a su juicio, no se han hecho cargo de manera integral del problema que viven los migrantes, incluyendo sus necesidades de alojamiento. "El Plan Retorno no es que empiece el día en que se concreta ese retorno: comienza al momento de la inscripción", afirmó.
"Acá brindamos una solución de emergencia, pero el Estado no puede llegar a último momento. Cuando yo me inscribo a un plan para volver es para regresar lo más pronto posible, y no en cuatro meses más", recalcó el religioso jesuita.
Abril Jean Luis (29) llegó a Chile el 11 de diciembre de 2016. En Haití trabajaba como mecánico y tenía una carnicería. Con la voz quebrada por sollozos, admite que se quiere ir de Chile "porque no encontré trabajo de la forma que pensaba y no he podido ayudar a mi familia". Añade que tiene en la isla tres hijos de cuatro, dos y un año. "No puedo estar tres o cuatro meses sin hacer nada. Que me devuelvan a mi país, mejor", se lamenta.
Estime Saintius (30) arribó a Santiago hace poco más de un año, el 2 de octubre de 2017. "No hay plata para alquilar una pieza y me quiero ir a vivir con mi familia. Me vine buscando una mejor vida, pero cuando llegué a Chile la cosa estaba muy difícil", dice.
A las 20 horas de ayer había 10 personas afuera de la capilla. "Es muy duro tener que atender una situación de emergencia frente a alguien que se quiere ir del país, porque ya no aguanta más aquí", dice Vicuña.
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