Jaime Mañalich, ministro de Salud: “Los pronósticos de lo que iba a ocurrir en esta fecha no tienen nada que ver con la realidad”
El jefe de Salud descarta, por ahora, una cuarentena ampliada y, en cambio, anticipa cierres “sectoriales” en las áreas con más casos de la Región Metropolitana.
Duerme poco por estos días. No más de cinco horas, para ser exactos. A las 5 de la madrugada comienza a preparar el informe que llega, cada mañana, a manos del Presidente Piñera, antes de ser comunicado al resto del país. Y la noche la dedica a revisar documentos, papers. También tuitea. Todo sobre el coronavirus. “A mi edad (65), ya se duerme poco”, declara Jaime Mañalich, el coordinador interministerial y encargado de combatir los embates del Covid-19 en Chile.
Ayer se cumplió un mes desde que se confirmara el primer caso de Covid-19 en Chile. Y ya son 3.737 los contagiados y 22 los fallecidos. El tráfico aéreo ha caído a un mínimo de aterrizajes y los pasajeros casi a la mitad. Hay toque de queda en todo el país y las comunas en cuarentena suman 14, en medio de las presiones por ampliar esta medida, al menos, dentro de la capital, que actualmente aparece como la zona con el mayor número de casos. La autoridad lo desestima: “Las cuarentenas son esfuerzos muy duros”, declara.
¿Por qué no se ha decretado una cuarentena general?
Desde tiempos de Hipócrates, el principio fundamental de la medicina es, en primerísimo lugar, no hagas daño con lo que estás haciendo y una cuarentena tiene efectos adversos. En Osorno, por ejemplo, significa que las comunas aledañas se quedan sin harina para fabricar pan, sin leche. En Italia la gente ya no respeta la cuarentena por hambre. Para que funcione una cuarentena total en Chile, como algunos piden, tendría que durar tres meses. Y en ese tiempo se rompería la cadena productiva y la gente se moriría de hambre. Las cuarentenas, no en el sentido económico, sino del bienestar de las personas, son esfuerzos muy duros.
Y las que rigen en la R. Metropolitana, ¿cree que se extenderán?
En algunos casos podría ser suficiente, pero eso lo mandan los números. Lo más probable es que se hagan cuarentenas sectoriales y no necesariamente comunales. Podría ser la mitad de una comuna y la mitad de otra adyacente, porque ahí esté concentrado el virus, que no sabe de divisiones políticas ni de municipios. Y es esperable que vayan variando las comunas en cuarentena: unas saliendo y otras entrando.
¿Y en lo inmediato, vienen nuevas medidas para la RM?
Es muy difícil hacer cambios de un día para otro. No, no debería haber nuevos anuncios.
¿Se podrían retomar las clases en mayo?
Hay cuatro semanas por delante. Hay que verlo.
¿Cuánto influye la economía en estas decisiones?
En el siglo en que estamos y en el convencimiento de que viene una recesión mundial, todo el mundo tiene ya interiorizada la pérdida económica. No es un tema en la toma de decisiones y no es que no se piense en la economía, sino que al no tomar medidas drásticas, el costo final de la pandemia sería mucho mayor. Italia mantuvo el turismo, por el trabajo, y mira como están ahora. Ahí el distanciamiento social llegó tarde.
¿Cuál es, hasta ahora, el costo de la pandemia para Chile?
Las platas que Chile ha destinado a esto son las más altas del continente americano, después de Estados Unidos y Canadá. Para el combate de la pandemia, el 2% constitucional, US$ 1.200 millones ya pasaron al Ministerio de Salud y adicionalmente US$ 4.500 millones más. El 6% del producto del país se ha destinado a esto.
Demanda de ventiladores
Los últimos días han sido turbulentos: con una curva de contagios que se empina, mientras la cifra de fallecidos se engrosa, la disponibilidad de ventiladores mecánicos -cruciales para los casos graves- ha encendido las alarmas en la academia y el gremio médico, que anticipan un sombrío pronóstico para las urgencias, de no doblarse el inventario. Pero el llamado de Mañalich es a la calma.
¿Hay preocupación en el gobierno por la cantidad de ventiladores?
Al revés. La pregunta es ¿por qué tienen tantos respiradores de reserva?
Tener 240 no parece tanto…
Es muchísimo. Ojalá Estados Unidos e Italia tuvieran 240 ventiladores de reserva, que no están siendo usados.
Pero ellos están en peak…
Estamos conectando cada día, en promedio, entre cinco y seis pacientes nuevos. En el peor de los escenarios van a ser 10 a 15 y los respiradores, a medida que la gente se mejora, se desocupan. En Chile, en promedio, las personas los están usando cinco días.
En el peak del Covid-19, ¿cuántos ventiladores estarán operativos?
Serán 2.200 aproximadamente, sin mencionar los del sector privado, que son otros 400 que podemos reclutar. Además, las máquinas de anestesia convertibles en respiradores son otros 500. Y no estamos contando los respiradores pediátricos de niños, que son perfectamente usables en viejitos que pesen 50 a 60 kilos. Nuestro problema era de distribución y por eso ordené una central de ventiladores, para poder distribuirlos. De hecho, ayer (miércoles), por tierra, en camiones militares, mandamos ocho a Temuco y no se ocupó ninguno.
Y que sean más de tres mil, ¿es una buena cantidad?
Yo la encuentro completamente excesiva, pero nosotros nos preparamos para un escenario muy duro. Incluso, temo la situación contraria, y es que después de esto me hagan una acusación constitucional por haber comprado demasiados respiradores.
Los expertos, frente a lo que pasa en España, por ejemplo, expresan mucha preocupación por la cifra de ventiladores que tiene Chile.
¿Cuáles expertos, los inteligentes o los ignorantes?
Los que están más presentes en redes sociales.
Esos son de los segundos.
Usted está tranquilo, entonces.
Nos hemos preparado. Hace no más de 10 días, la FDA se pronunció favorablemente al uso de las máquinas de anestesia como ventiladores, pero nosotros las veníamos probando hace por lo menos un mes y medio. Ahora ya sacamos la resolución para convertirlas. Entonces, con la suspensión de las cirugías electivas, los pabellones quirúrgicos se están acomodando con máquinas de anestesia para convertir cada uno en unidades de tratamiento intensivo para dos o tres enfermos, dependiendo del tamaño.
También están impulsando que se construyan en Chile estas maquinarias…
El MIT (Massachusetts Institute of Technology) liberó unos planos con mucho detalle para fabricar respiradores, sencillos si tú quieres, pero que podría representar para nosotros el poder tener estos equipos y una fuente de ahorro de recursos muy importante. Entonces Famae (Fábricas y Maestranzas del Ejército) y Asmar (Astilleros y Maestranzas de la Armada), y alguna empresa privada también, están trabajando para fabricar ventiladores. Yo creo que estamos -no quiero exagerar- a no más de seis días de probar los primeros prototipos.
¿Quedan recursos para seguir ampliando la red?
Hoy me llamaron del Colegio de Veterinarios, su presidenta, y me dice algo que yo no tenía idea, que muchas clínicas veterinarias tienen respiradores humanos, de niños, que sirven para personas de 50 kilos. Los usan para tratar mascotas grandes. Dijo que nos entregará un catastro y que podemos contar con todos esos.
El peak de la enfermedad se había planteado para finales de abril y comienzos de mayo. ¿Eso se mantiene?
A la velocidad que vamos, yo creo que sigue siendo finales de abril y primera semana de mayo. Todos los días deberíamos tener más pacientes, hasta un momento en que el número empiece a decrecer. Pero eso es el peak de nuevos pacientes, que es sucedido por un segundo peak, que podría ser mayo o incluso junio, que es cuando la persona que se enfermó en el medio del peak, que tuvo una bronquitis, contagia a su primo y el primo a su abuelo, que cae en la UTI. Entonces la latencia entre el peak de los contagios y de la demanda hospitalaria es de un mes.
¿Mayo sería el más complicado?
Desde el punto de vista de demanda hospitalaria, sí. Pero en ese contexto, para la situación actual, es imposible que se produzca un aumento violento en la necesidad de respiradores, y, si así fuera, tenemos. Llegan algunos la próxima semana desde China y compramos 300 más.
Lo que está ocurriendo en España, Italia o Ecuador, ¿no va a pasar en Chile?
Tendría que cambiar el virus genéticamente a una variante mucho más agresiva. Este es un virus que está teniendo una letalidad en el mundo de 4,4%y nosotros, con 0,4%, somos de los países con una de las tasas de letalidad más bajas del mundo.
¿Por qué no se dan a conocer las proyecciones de letalidad en Chile, como sí ocurre en Estados Unidos?
Porque no tenemos ningún parámetro real. Yo estoy metido en los sistemas de cálculo, ecuaciones diferenciales, varias veces al día, todos los días, y el problema, para todas las ecuaciones que uno pone, es ¿cuál es el R0 (contagiosidad) de este virus? Se dijo inicialmente que 3,3, es decir, que cada día una persona enferma contagiaba a 3,3 personas. Pero ahora ya es 2,2, igual que la influenza, porque el inicial que se calculó en China se hizo solo sobre casos muy graves. También se testaba a los pacientes que se hospitalizaban, muy graves, entonces la tasa de letalidad aparecía muy alta. Pero Chile tiene el mayor testeo por millón de habitantes de los países latinoamericanos y los números que tenemos son relativamente pequeños para extrapolarlos. Aun así, nos hemos preparado para el peor escenario, que es tener 100 mil enfermos simultáneos.
¿Y la red dará abasto?
Sacamos un decreto para que el Ministerio de Salud sea el administrador de toda la red, pública y privada. Y ya hemos sacado respiradores y camas de las clínicas.
¿Y cómo lo tomaron?
Hasta aquí, bien. Pero no hay ninguna manera de que se opongan. Es más, en una clínica que no quiero mencionar, designamos un administrador que es un funcionario de salud. Así, los recursos de la red pública, privada, los hospitales militares y las mutuales, son contundentes. Estamos duplicando la capacidad del sector público.
Cuando estemos en el peak, ¿cuántos casos diarios se informarán?
No me atrevo a anticipar, sería una irresponsabilidad. Pero circula un video en redes sociales de un experto que dice que, incluso si de aquí para adelante nos comportáramos como Italia, los números no dan por ningún lado para pensar en una catástrofe en Chile.
Hasta ahora, ¿nuestros números son tranquilizadores?
Claramente, el número de casos que se había anticipado a un mes del primer caso, simulando lo que había ocurrido en otros países, hasta aquí no se ha dado. Ha sido mucho menos. Los pronósticos de lo que iba a ocurrir a esta fecha no tienen nada que ver con la realidad. Yo tengo que informar los datos y hay expertos que dicen que vamos bien, otros que vamos pésimo. Hay mucho ruido.
Pero Ud. parece confiado. Otros países también lo estaban y ha resultado más complejo...
Empezaron tarde. Esto no va ser benigno. Nosotros estamos preparados para un escenario duro, hay gente que opina que va a ser mucho menos, ojalá. Pero nos preparamos desde enero. Fuimos de los primeros países del mundo en montar la técnica PCR, después del China e hicimos el primer test el 30 de enero.
¿Hemos tenido suerte?
Creo que partimos rápido, temprano. Y mira el cambio cultural: de una situación de mucho desorden ciudadano pasamos a que la gente pida que los militares salgan a la calle y toque de queda. Y creo que, dentro de todo, la gente ha entendido.
Entonces, usted podría terminar como líder en el manejo de esta pandemia.
Yo estoy interesado en terminar vivo esta pega y que nos vaya bien. Nada más. Estoy tranquilo. Esto es un acto de la naturaleza que nosotros no controlamos, como un terremoto un tsunami, y creo que afortunadamente el Presidente se convenció temprano, mucho antes que otros líderes del mundo, que esto había que tomárselo muy en serio y nos permitió hacer cosas desde enero que, sin esa visión, no podrían haber ocurrido.
Superar la crisis
¿Cuándo volveremos a la normalidad los chilenos?
Nunca. La vida va a ser completamente distinta de ahora en adelante. La forma de relacionarnos, de entender el planeta, la economía, la fragilidad del mundo, los viajes aéreos, la modalidad de impartir clases. Todo eso cambió para siempre.
Pero cuando exista vacuna, podríamos retomar las rutinas...
Es que habrá una pregunta básica: ¿por qué viajábamos tanto para hacer reuniones? Eso se acabó. Y las universidades, con los componentes de teleducación que están montando, eso va a quedar. Esta condición ha permitido descubrir y aplicar técnicas que van a quedarse. No va a ser un ‘volvamos a la normalidad y hagamos una reunión de 50 personas’, no. La gente se va a conectar por Zoom, es más eficiente.
Dicho de otra forma: ¿cuándo la gente podrá recuperar la calma? Muchos piensan en septiembre...
Depende de cuánta gente quede inmunizada este año. Si es muy poca, el temor va a persistir para la segunda vuelta del año que viene. La gripe española tuvo tres olas y la segunda fue la más terrible. La influenza AH1N1 de 2009, incluso con vacuna, tuvo cinco años de brote. Al menos que se use una vacuna que alcance a toda la población, cosa que no va a ocurrir antes de dos años, con suerte, uno debería pensar que vamos a tener un brote y después otro.
¿Eso es lo más probable?
Salvo que ocurra algo que ocurre siempre con los virus, algo que yo dije y no fue bien interpretado, que es que se vuelva buena persona. Las mutaciones menos agresivas, como ocurrió con el de la influenza, tienen mucha más posibilidad de sobrevivir.
¿Cómo vive la exposición? Esa frase tuvo repercusión internacional...
Es la pega nomás. Yo escucho pocas noticias y leo, pero sobre coronavirus.
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