La paradoja de la discapacidad: Chile tiene más mujeres en esta condición, pero los hombres las duplican en inserción laboral

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El 64% de las personas con discapacidad en el país pertenecen al género femenino. Sin embargo, de ese sector, los hombres son quienes ocupan más puestos laborales. A partir de cifras de la Dirección del Trabajo, válidas hasta el pasado 3 de mayo, 3.154 empresas han realizado una gestión para cumplir con la Ley de Inclusión Laboral puesta en vigencia en abril de 2018. Hasta esa fecha había 12.910 trabajadores con discapacidad contratados por el sector privado. De ellos, 8.579 son hombres (66%) y 4.331 son mujeres (34%).


Es una activista de nacimiento. Así se define ella misma. Paulina Bravo tiene 45 años y a los 24, cuando estudiaba derecho, perdió completamente la vista producto de una retinitis pigmentosa. En ese momento, cuenta, tuvo dos opciones: echarse a llorar por haber quedado ciega o seguir con su carrera, para convertirse en abogada y cumplir su sueño. Escogió la segunda.

No fue fácil, pero siempre contó con su abuela, que desde pequeña la motivó a estudiar braille y a utilizar las manos para muchas cosas "Ella fue muy visionaria con esto y me preparó para que no fuera tan duro el golpe", dice Paulina.

Pero al salir de la universidad fue aún más difícil. Siempre quiso entrar al servicio público y después de varios años esperando, a fines de 2010, entró a trabajar en el Sename, a través de la dirección regional de O'Higgins, donde se desempeño en la Unidad de Protección de los Derechos de la Infancia.

Sin embargo, su recuerdo no es bueno y, producto de problemas, terminó renunciando. Hoy, su percepción laboral respecto otras mujeres de su misma condición es crítica.

En Chile, según el último Estudio Nacional de Discapacidad (2015), hay 2.606.914 personas con algún tipo de discapacidad, lo que equivale a cerca del 20% de la población. De esa cifra, el 64,3% corresponde al género femenino (1.678.496 personas) y un 35,7% al masculino. Sin embargo, a pesar de que en la suma total las mujeres con discapacidad son más, el campo laboral lo lideran los hombres.

A partir de cifras recientes de la Dirección del Trabajo, válidas hasta el pasado 3 de mayo, 3.154 empresas han realizado una gestión para cumplir con la Ley de Inclusión Laboral puesta en vigencia en abril de 2018. Hasta esa fecha había 12.910 trabajadores con discapacidad contratados por el sector privado. De ellos, 8.579 son hombres (66%) y 4.331 son mujeres (34%).

Razones

¿A qué se debe esta diferencia? ¿Se trata de algún tipo discriminación de género o más bien un modelo sociocultural?

Según el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis) y expertos en inclusión, la respuesta corre por ambos carriles... y también por otros factores.

Si se mira únicamente desde la perspectiva de género, María Ximena Rivas, directora de Senadis, explica que a mayor edad hay más mujeres con discapacidad que hombres, y eso se debe al rol de cuidadoras que éstas adoptan dentro del ámbito familiar. "Eso hace que no haya autocuidado y se vayan dando ciertas condiciones negativas que a lo mejor pudieron prevenirse. Por eso, hay más mujeres con discapacidad que hombres", asegura Rivas.

Respecto de la baja tasa de mujeres con esta condición insertas en el campo laboral, la directora dice que, a su juicio, efectivamente existiría una discriminación de las capacidades. Y destaca que, en la Convención de Personas con Discapacidad de la ONU hay un capítulo específico que define a las mujeres y niños como particularmente vulnerables.

"El tener discapacidad ya es una condición de vulnerabilidad, pero además se suma el hecho de ser mujer", cuenta. Y agrega que "hay una visión de creer que las mujeres discapacitadas pueden tener menos competencia y no han accedido a educación al igual que los hombres. Es una cosa más sociocultural".

Aprensión de la familia

Todo lo anterior se suma a que los trabajos que se ofrecen para una parte de ese segmento de la población suelen asociarse a labores administrativas y de asistentes, y estarían en su gran mayoría pensados para ser desarrollados por hombres.

Otro factor que influye en este problema es el acceso a la educación. Actualmente, muchas personas con discapacidad no han podido acceder a la educación formal o lo han hecho a la educación especial. "Eso implica que hoy día no tengan las competencias laborales que se están buscando en los puestos de trabajo", explica Rivas.

Según aseguran en la repartición estatal, lo que más manifiestan las empresas es lo difícil que resulta encontrar personas con discapacidad con competencias laborales. Sin embargo, cuando se trata del género femenino esto se agudizaría. "En general, las mujeres tienen menos preparación profesional que los hombres y, por eso, lo que se puede hacer es incentivar la capacitación de mujeres", asegura la directora.

Desde esta perspectiva, el tema cultural proviene en buena parte desde las mismas familias, debido a la protección que ejercen. "La familia tiene una base de temor al rechazo que la sociedad ejerce contra las personas con discapacidad. Es una reacción al comportamiento social", explica la abogada Paulina Bravo.

En cuanto a la Ley de Inclusión Laboral, indica que está en evaluación y probablemente va a necesitar algunas mejoras para incentivar la contratación de mujeres con discapacidad.

Edad y educación

Carola Rubia, directora ejecutiva de Fundación Descúbreme, explica que hay distintos factores que se deben analizar de forma detallada para lograr una real comprensión del escenario que vive Chile en esta materia.

Dice que, en primer lugar, se estima que en nuestro país hay un 20,3% de mujeres versus un 12,9% de hombres con algún tipo de discapacidad. Pero de este porcentaje de mujeres, la mayoría se concentra en un rango etario mayor a los 45 años. Por este motivo, "si no se analiza cada variable, se podría pensar que las organizaciones prefieren contratar a hombres, cuando en realidad lo que ocurre es que lo que se privilegia es integrar a rangos etarios más jóvenes, que son los que han tenido mayor y mejor acceso a una educación regular".

Por otro lado, explica que otro factor se debe a que, durante el primer año de la puesta en marcha de la Ley de Inclusión Laboral, las empresas probablemente se enfocaron en cumplir con la normativa sin necesariamente dar énfasis al enfoque de género. En este sentido, señala que es importante tener presente que no hay trabajos según tipo de discapacidad, género o cualquier otra categoría de población, si no que vacantes esperando por los perfiles más adecuados para ser contratados, y por ese efecto, los trabajos disponibles son más bien de peso y de manejo de maquinarias, por lo que los hombres ocupan más esos puestos.

Por otro lado, en términos de preparación, descarta desigualdad, pero dice que "todavía Chile es un país donde la mujer es más fácil que se quede en la casa. Hay cambios que son necesarios para la sociedad chilena".

Desde el mundo empresarial, en la firma McDonald's, que trabaja hace más de 20 años en la inclusión laboral, dicen que parte de su cultura corporativa es evitar la discriminación de cualquier tipo, sea de género, racial o religiosa. Por ello, "no tomamos en cuenta estos factores para contratar personas, nos centramos en sus cualidades y si son aptas para el cargo de acuerdo a sus talentos".

Karina Cisterna, consultora experta en temas de inclusión, en tanto, asegura que son varios los factores que se cruzan cuando hablamos de género. "En cuanto a las empresas, si bien no hay una discriminación tan directa, ya que no es políticamente correcto que las empresas digan 'busco solo mujeres o solo hombres', lo que pasa es que hay una discriminación más bien basada en estereotipos", concluye.

Añade que "para generar un verdadero cambio cultural necesitamos romper nuestros propios sesgos acerca de lo que las personas con discapacidad pueden o no hacer".

Ministerio del Trabajo

Respecto de este tema, el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, señala que "conscientes de la dificultad que presentan las mujeres para encontrar trabajo, más aún aquellas con discapacidad, como gobierno estamos enfocando nuestros esfuerzos para lograr disminuir las brechas por medio de proyectos de ley como trabajo a distancia, y el de modernización laboral, que busca dar una mayor flexibilidad a la jornada laboral para lograr una mayor y mejor compatibilización entre vida personal y laboral".

Agrega que "adicionalmente, estamos impulsando cursos de capacitación en Sence, especialmente diseñados para personas con discapacidad, para lograr preparar de mejor forma a quienes deben ingresar al mercado laboral con las competencias y habilidades que esto exige. Solo por medio de nivelar el grado educacional podemos ya aspirar a una inclusión que realmente se sustente en la igualdad de oportunidades".

Arab también destaca que "el proyecto de sala cuna universal también tiene su objetivo en lograr incorporar a más mujeres al mundo del trabajo. Todos estos proyectos y acciones, combinados con la Ley de Inclusión, esperan disminuir las barreras de entrada de mujeres con discapacidad al mercado laboral".

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