La sombra larga de Narumi: los argumentos de Francia para extraditar a Nicolás Zepeda
Treinta y nueve meses después de la desaparición de la estudiante japonesa Narumi Kurosaki en Francia, esta mañana comenzaban los alegatos en la Corte Suprema para decidir la extradición de su exnovio chileno, el único sospechoso del caso. El expediente investigativo compartido por las autoridades francesas con la Fiscalía contiene indicios contundentes para presumir su participación, a pesar de que la víctima -o sus restos- nunca han sido encontrados.
El silencio de Taeko Kurosaki se alargó por más de tres años. Desde la desaparición de su hija mayor, Narumi Kurosaki (21), en diciembre de 2016, la mujer se había negado a dar cualquier entrevista o declaración pública, a pesar de la alta exposición que el caso ha tenido en Japón. Su decisión original se mantuvo firme hasta que la primera audiencia de extradición del único sospechoso, agendada para este jueves 5 de marzo, se hizo inminente.
El 13 de enero de 2020, la mujer y sus dos hijas menores, Honami y Kurumi, firmaron tres cartas agrupadas bajo el título “Los sentimientos de la familia” y las enviaron a la Embajada de Japón en Chile. El cónsul Daisuke Nakatani derivó la misiva al Ministerio Público, que la incluyó dentro de la prueba documental que ofrecerá en los alegatos que comenzaban hoy ante la Corte Suprema en representación de Francia, donde habría ocurrido el presunto crimen.
“Estoy las 24 horas del día con la foto de Narumi en mi pecho sin soltarla y rezando ‘¿dónde estás? Regresa. Mantente a salvo’”, escribe Taeko Kurosaki. “A veces esto me lleva a atormentarme violentamente, golpeo mi cabeza contra un escritorio o una pared y me estrangulo (…) Cada día que vivo es un infierno y mi cuerpo y mi mente se están desmoronando. Alguna vez, me he tirado desde un vehículo en marcha”.
La madre cuenta que perdió su trabajo y ambas hermanas revelan que han tenido grandes dificultades para proseguir sus estudios. Todas aseguran que solo han seguido adelante con la esperanza de algún día puedan saber exactamente qué ocurrió con Narumi. Según ellas, solo una persona puede responder las preguntas: Nicolás Zepeda Contreras, el chileno que por un año y medio fue su pareja y es el único imputado por la justicia francesa. Los tres breves testimonios de la familia, más que una petición, se leen como una súplica a la justicia nacional para que apruebe la extradición y así Zepeda pueda ser enjuiciado.
“Por favor no se dejen engañar por sus mentiras (…) No dejen suelto a un hombre egoísta y cobarde”, clama Taeko Kurosaki. “Ruego para que Nicolás sea investigado en Francia. Nosotros jamás perdonaremos a Nicolás, quien nos arrebató la vida de Narumi y la vida de toda nuestra familia, que era lo que precisamente Narumi valoraba más. Aunque me muera, continuaré eternamente con este rencor”.
Las presunciones de la familia Kurosaki se basan en los antecedentes que conocen de la investigación del fiscal regional de Besançon, Etienne Manteaux, cuyos argumentos serán escuchados hoy, por primera vez, en el Palacio de Tribunales.
Chaqueta azul
De acuerdo con los antecedentes recogidos por las autoridades francesas, Nicolás Zepeda llegó el miércoles 30 de noviembre de 2016 a Dijon después de haber pasado por los aeropuertos de Madrid y Ginebra. En la estación recogió el Renault Megane que había reservado dos semanas antes desde Santiago, a cambio de 237 euros cobrados a su tarjeta de crédito del Banco de Chile. Ese mismo día cargó una tarjeta telefónica de prepago en un centro comercial de la ciudad, antes de manejar una hora al este hacia Besançon, donde se encuentra el Centro de Lingüística Aplicada de la Universidad del Franco-Condado. Precisamente ahí estudiaba Narumi Kurosaki, la mujer que hasta el 8 de octubre de ese año había sido su novia.
Zepeda pasó esa noche en Besançon y regresó a Dijon cerca del mediodía del jueves 1 de diciembre. Una vez allí, se detuvo en el supermercado Carrefour del mall Toison d’Or. Según los empleados, hizo una compra de 9,80 euros que incluía un bidón de cinco litros de un combustible para estufa marca Winflamm, un detergente con cloro y una caja de fósforos.
Esa tarde, según los registros del GPS de su auto, Zepeda recorrió caminos secundarios del departamento vecino de Jura, una zona de grandes bosques y corrientes de agua.
En los días siguientes, entre el 2 y 3 de diciembre, tomó una habitación en el hotel-restorán “La Table de Gustave” en Ornans, un pueblo emplazado 25 kilómetros al sur de Besançon. Fue en este último lugar donde pasó más tiempo, como afirman testigos. Dos estudiantes extranjeras –la británica Rachel Roberts y la argelina Nadia Ouaked- aseguran haberlo visto dentro de la residencia universitaria de Narumi durante esos días. Ambas recuerdan haberlo encontrado escondido en la cocina.
El registro de la tarjeta también ubica a Zepeda en Besançon. La tarde del sábado 3, entró en la tienda H&M de la ciudad y se llevó una chaqueta azul y una camisa blanca por 80 euros. Esta nueva tenida fue estrenada al día siguiente, cuando Narumi Kurosaki aceptó reunirse con él para comer después de sus clases de danza. Las cámaras de seguridad de “La Table de Gustave” captaron a la expareja llegando cerca de las 19 horas. Zepeda pagó la cena con la misma tarjeta. Luego, cerca de las 22 horas, salieron juntos hacia Besançon en el Renault, que marcó exceso de velocidad -82 km/h en una zona de 70 km/h- justo cinco kilómetros antes de entrar en la ciudad.
Los camareros del restorán serían los últimos en ver a Narumi Kurosaki. En los 39 meses que han transcurrido desde su desaparición, prácticamente no se han encontrado pistas de su paradero y las pocas que se conocieron tempranamente fueron cuestionadas por los investigadores.
El auto de Zepeda se mantuvo detenido en las cercanías de la residencia universitaria esa noche, durante todo el lunes 5 de diciembre y hasta bien entrada la madrugada del martes 6, cuando volvió a ponerse en marcha, en dirección a los bosques que ya había recorrido algunos días antes.
Rastro digital
El departamento de Narumi Kurosaki estaba en aparente orden el 15 de diciembre, cuando la policía francesa entró a inspeccionarla. Esto les pareció extraño a sus amigos más cercanos, pues normalmente era un caos. Casi todos sus artículos personales seguían ahí, incluido su abrigo –era invierno- y una billetera con 565 euros. Al repasar el inventario de sus posesiones, sin embargo, los investigadores se dieron cuenta de que faltaban una frazada y una maleta.
Al día siguiente, dudando que se tratara de una desaparición voluntaria, la Fiscalía local decidió abrir una investigación por posible rapto, secuestro y asesinato.
Después de revisiones más exhaustiva de su habitación, lo que se encontró fue tan llamativo como lo que faltaba. Aunque no había rastros de sangre, se descubrieron huellas dactilares en una taza, que más tarde coincidirían con las de Zepeda. A partir de esta muestra, se realizó un análisis genético que permitió identificar un ADN masculino que también estaba presente en una botella de agua, una polera, la muralla, el suelo del baño y el borde del lavamanos.
Los testimonios de los vecinos de Narumi entregaron más indicios. Quince estudiantes aseguran haber escuchado gritos de dolor y ruidos sordos en la residencia alrededor de las 3.30 de la mañana del 5 de diciembre. Solo uno de ellos, Adrien Laurent, salió al pasillo del primer piso para averiguar qué pasaba, pero no logró ubicar de dónde venía la bulla y regresó a su pieza apenas volvió el silencio. A nadie más se le ocurrió llamar a la policía.
“Se diría que estaban asesinando a alguien”, escribió la alumna inglesa Rachel Hope, a las 3.21, en un chat grupal.
Las pericias en el computador portátil de Narumi también dirigieron inevitablemente la investigación hacia Zepeda. Se analizaron 981 mensajes intercambiados entre el 28 de agosto y el 8 de octubre, cuando se produjo el quiebre definitivo. Esta correspondencia virtual les abrió a los investigadores una ventana para examinar los duros últimos meses de la relación.
Muchos mensajes evidenciaban que Zepeda tenía un carácter que las autoridades francesas juzgan “celoso y posesivo”, del que Narumi se quejaba tempranamente. “Me amargas mis estudios en el extranjero”, escribió la japonesa, recién llegada a Besançon gracias a una beca. En una de esas conversaciones, ella incluso amenazó con acudir a la policía.
Las peleas continuaron, agudizadas por la distancia. Narumi estaba en Francia y Zepeda en Japón, país hasta donde había llegado en abril de 2016, con la idea de conseguir un trabajo y vivir cerca de su novia. Ambos se habían conocido casi dos años antes, en octubre de 2014, mientras el estudiante de administración y negocios de la Universidad de Chile estaba de intercambio en la Universidad de Tsukuba. La relación amorosa se encendió poco después, en febrero de 2015.
Para septiembre de 2016, esos buenos tiempos ya habían quedado bien atrás. Zepeda insistía en que su novia eliminara de Facebook y Line –una red social similar a Whatsapp- a dos nuevos amigos que había hecho en Francia. “Demuéstrame que eres seria, quiero ver tu compromiso”, le dijo. “Tú quieres que yo los contacte, que les envíe un mensaje en Facebook diciendo que tú eres mi pareja para que dejen de andar detrás de ti”.
Ante las negativas de su novia, él insistía: “voy a perder la paciencia, Narumi (…) me has tratado como un basurero”.
Dos días después de esa pelea, el 7 de septiembre, Zepeda subió un video a Dailymotion dedicado a su pareja. Mirando directamente a la cámara y hablando en inglés, le impuso condiciones para que pudieran seguir juntos. “Narumi hizo algunas cosas malas que le costaron tener que seguir ciertas condiciones para mantener esta relación (…) Si sigue las condiciones hasta esa fecha, las dejaré sin efecto, porque yo no quiero vivir de esa manera y tampoco quiero que ella viva así. Al mismo tiempo, ella debe reconstruir confianza y pagar un poco del costo de lo que hizo y asumir si va a cometer esos errores con una persona que la quiere. Sí. Dos semanas".
La situación fue empeorando hasta el 8 de octubre, cuando Narumi le enrostró a Zepeda su falta de apoyo en un supuesto embarazo, una información que nunca pudo ser confirmada ni descartada por los investigadores. “Yo quería que verificáramos eso antes de que te fueras a Francia”, replicaba él. “Tú nos destruiste, por razones egoístas (…) ¿Era responsable salir con esos tipos, ir a tomar tragos con unos tipos?”.
A pesar de sus intentos desesperados por salvar la situación, Zepeda solo recibió insultos en ese último diálogo. “Vete a tomar por culo”, es la traducción españolizada que entregó la Fiscalía de Besançon. Para entonces, Narumi estaba comenzando una nueva relación con Arthur del Piccolo, uno de los estudiantes que su exnovio había pedido bloquear en redes sociales.
Finalmente, Zepeda dejó Japón el 9 de octubre, al día siguiente de su ruptura definitiva. Según averiguaron las autoridades francesas, comenzó a asistir a un centro de terapia del comportamiento apenas regresó a Santiago.
Cómo se dice
Para la noche del 5 de diciembre, Arthur del Piccolo estaba preocupado por Narumi Kurosaki. Se había enterado de que ella no había ido a clases y ya llevaba muchas horas sin tener noticias suyas. Cuando llegó hasta la puerta de su departamento y comenzó a golpear, recibió un mensaje en su celular: Narumi le decía que la presionaba demasiado, que había pasado el día con otro hombre y que estaba fuera de la ciudad.
Desconcertado y molesto, Del Piccolo se fue de la residencia. En los días posteriores, él insistió en comunicarse, pero solo recibió respuestas similares, en que ella le decía que estaba en Lyon realizando trámites consulares y que no quería verlo nunca más. El último mensaje data del 8 de diciembre.
Un par de días después, entre el 11 y 12 de diciembre, la familia de Narumi también comenzó a recibir mensajes que les parecían extraños, no solo por el contenido, sino por giros idiomáticos inusuales para alguien que aprendió japonés como primera lengua. En ellos, Narumi les contaba a su madre y hermanas que se iba a Luxemburgo por una semana. “Tengo un nuevo novio” y “me voy sola”, fueron algunas de sus últimas frases en el chat.
Recién en marzo de 2017, la fiscalía pudo afirmar su teoría acerca de las comunicaciones de Narumi posteriores al 4 de diciembre. Con la asistencia de la policía japonesa, se interrogó a dos amigas de Zepeda, Rina Sakamaki y Megumi Sugihara. En los días siguientes a la desaparición de Narumi, ambas habían estado en contacto con el chileno, quien les había pedido ayuda para traducir al japonés coloquial frases como “tengo un nuevo novio” o “me voy sola”.
“Yo me pregunté en ese momento por qué Nicolás deseaba aprender una frase cuyo estilo pertenece al lenguaje femenino”, declaró Sakamaki, quien se enteró, algunas semanas después y por medio de amigos, que la familia Kurosaki había recibido palabras muy similares a las que ella había traducido. “Al ver esta imagen me pregunté si mi traducción no habría sido utilizada por Nicolás para disimular la desaparición de Narumi. Eso me indignó”.
Las dos estudiantes, además, habían recibido solicitudes posteriores de Zepeda para que borraran sus historiales de conversación en Facebook Messenger y Line en el mismo día. “En ese momento yo no estaba al tanto de la desaparición de Narumi, así que suprimí las conversaciones”, agregó Sakamaki.
Sugihara, en cambio, sí le preguntó a Zepeda por qué quería borrar sus conversaciones. “No quiero ser el sospechoso de su desaparición por el solo hecho de que yo era su novio (…) No te preocupes, seguramente anda divirtiéndose con otros hombres”, fue su respuesta.
Todas las comunicaciones de Narumi con familiares y amigos cesaron el 13 de diciembre. Las autoridades francesas notaron que esa fecha coincide con el arribo de Zepeda a Chile.
Temas médicos
Zepeda devolvió el Renault Megane en Dijon hacia el mediodía el miércoles 7 de diciembre de 2016. El vehículo había recorrido 776 kilómetros en ocho días de arriendo y -en palabras de las empleadas de la agencia- lucía “muy sucio”, con tierra en el asiento del conductor y en la maleta. Esa misma tarde, compró un boleto de bus a Ginebra, donde luego tomó un avión hacia Barcelona. Ahí lo esperaba su primo, el estudiante de medicina Juan Felipe Ramírez, que vivía allá junto con su esposa.
De acuerdo con la declaración que Ramírez le brindaría después a la justicia francesa, en enero de 2017, Zepeda explicó que había viajado a Europa para reemplazar a un profesor de su universidad en un congreso desarrollado en Ginebra. Cuando le preguntaron por Narumi, contestó que no la veía desde septiembre.
Ramírez también recordó una conversación del sábado 10 de diciembre, cuando durante una comida, de pronto, Zepeda mostró curiosidad respecto a la muerte por asfixia. Este preguntó por qué muere una persona que se ha ahorcado, cuánto se demora en morir y cómo saber si la personas están vivas o muertas después de la horca.
A su primo también le llamó la atención que hablara de Narumi indistintamente en presente y pasado. “A Narumi le gustaba mucho el mar”, recuerda haberle oído. También le pareció extraño que Zepeda le pidiera que no comentara con nadie los detalles de su estadía en Barcelona, con el argumento de que estaba teniendo “problemas con su padre”. Ramírez también afirma que un mes más tarde, poco después de que entregara su versión a las autoridades francesas, Zepeda lo contactó para decirle que “la familia debía prestarse ayuda en esos momentos complicados”.
Finalmente, el lunes 12 de diciembre, Zepeda regresó a Ginebra para conectar con un vuelo a Madrid, desde donde finalmente viajó de vuelta a Santiago. Su reingreso al país está fechado el 13 de diciembre.
Diez días más tarde, el 23 de diciembre, la justicia francesa emitió la orden de arresto contra Zepeda. Este decidió presentar una carta con una declaración voluntaria ante la PDI, que fue entregada el 29 de diciembre y es su única versión de lo ocurrido hasta hoy. En ese documento, Zepeda dijo que había viajado a Europa buscando posibilidades académicas y solo había viajado a Besançon tras recibir un mensaje de Narumi en el que se arrepentía de la relación que habían tenido.
“De genuina preocupación, pensé en la posibilidad de encontrarme con Narumi para ponernos amistosamente al tanto de nuestras vidas. Nuestro término de relación no fue abrupto, sino consensuado, por lo que no era extraño verlo así”, escribió.
Zepeda aseguró que después de reunirse el domingo 4 de diciembre para cenar en Ornans, ambos se dieron cuenta de que seguían enamorados y volvieron a la residencia de Narumi para “intimar”. Según su versión, ella estuvo tan “receptiva y compenetrada” con el acto que vociferó "gemidos”, pero luego se sintió culpable por estar siendo infiel a su nueva pareja, Arthur del Piccolo, y le pidió a Zepeda que se retirara. Este lo habría salido a través de la salida de emergencia. “Caminé hacia el centro esperando que Narumi me contactara, cuestión que no sucedió más”.
El gran misterio
Cuando el fiscal regional de Besançon, Etienne Manteaux, solicitó la extradición de Nicolás Zepeda, en septiembre de 2019, calificó el delito como homicidio voluntario con premeditación. Su teoría, sustentada por los antecedentes de la carpeta investigativa, es que Zepeda no pudo tolerar el rechazo de su exnovia, ocultó las verdaderas intenciones de su visita a Europa y, fuera antes o durante el viaje, se decidió a asesinarla.
Según la solicitud de extradición, el asesinato habría ocurrido la madrugada del 5 de diciembre, cuando otros estudiantes de la residencia escucharon gritos que inequívocamente eran de dolor. La ausencia de sangre en el dormitorio de Narumi les sugirió a los investigadores que el método empleado fue la asfixia y que luego el cuerpo podría haber sido trasladado al auto dentro de una maleta, durante la madrugada del 6 de diciembre. En esas horas, el auto arrendado por Zepeda se puso en marcha y fue ubicado por señales GPS en el sector de los bosques del departamento de Jura.
El recorrido previo que realizó el chileno en esa zona boscosas de la región (“no tenía ningún motivo para desplazarse hacia esas zonas aisladas”) y la compra de líquidos inflamables (“un turista de paso por Francia no tiene por qué necesitar de esos objetos”) también refuerzan la hipótesis.
Manteaux también cree que Zepeda suplantó a Narumi, enviándoles mensajes a su familia y amigos que le habrían permitido ganar tiempo. De acuerdo con sus antecedentes, las direcciones IP que arrojaron las conexiones a las redes sociales de Narumi varían demasiado después de su desaparición, como si hubiera existido el objetivo de despistar. Además, la tarjeta de crédito de la japonesa compró un pasaje de Besançon a Lyon, pero desde una IP de Dijon, justo cuando Zepeda se encontraba en esa ciudad.
“No puedo referirme a los antecedentes concretos que han aportado las autoridades requirentes, puesto que estos van a ser producidos y valorados en la audiencia de extradición respectiva, sin perjuicio de lo cual el Ministerio Público va a sostener la pretensión de extradición de las autoridades francesas en la audiencia respectiva”, señaló Antonio Segovia, jefe la Unidad de Cooperación Internacional y Extradiciones de la Fiscalía Nacional, quien alegará a favor de la extradición.
La defensa de Zepeda, encabezada por Joanna Heskia y Pelayo Vial, optó por no comentar los antecedentes antes de la primera audiencia. Tampoco lo han hecho la familia Zepeda Contreras -sus padres y dos hermanas- ni el propio acusado, que guardó silencio cuando Manteaux y otros investigadores franceses vinieron a Chile para interrogarlo, en abril de 2019.
A partir de hoy, en las cuatro sesiones de alegatos agendadas para este mes, el ministro de la Corte Suprema Jorge Dahm deberá decidir el futuro de Zepeda, que arriesga pena perpetua si es condenado en Francia. El acusado cuenta a su favor con el gran misterio del caso, que es la ausencia del cuerpo de Narumi, buscado sin éxito durante años en bosques y ríos de la campiña francesa.
Hacia el final de su solicitud de extradición, Manteaux reconoce esta debilidad.
“El cuerpo de Narumi Kurosaki no ha sido encontrado”, admite el fiscal, “pero eso no debe ser un obstáculo al juicio de Nicolás Zepeda”.
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