La vida comunitaria en tiempos de cuarentena
Barrios y condominios reinventan sus lazos. Asesorías médicas por chat. Clases de yoga virtuales. Grupos para hacer las compras a los adultos mayores. Son tiempos del cara a cara. Juntos, pero no revueltos.
Cerca de 250 personas permanecen en cuarentena en Caleta Tortel, Región de Aysén. Un buen porcentaje de ellos son adultos mayores. Cochrane es el lugar poblado más cercano a la localidad y, además, su principal abastecedor. Allí, familias completas, amigos, jóvenes, dueños de locales comerciales, matrimonios, han acudido a la gobernación para enviarles productos a sus vecinos en cuarentena.
Los tiempos, definitivamente, han cambiado. Y lo seguirán haciendo. Gran parte de los habitantes están con teletrabajo desde sus casas y otros ya se suman para prevenir la transmisión del Covid-19. Uno de los resultados inmediatos es la sobrepoblación que hoy registran barrios y condominios. Personas de todas las edades deben pasar extensas horas en sus hogares y minimizar las salidas a la calle. Bajo ese panorama han surgido nuevas dinámicas comunitarias.
Nicole Rivero (23), enfermera de la comuna de El Bosque, a través de sus redes sociales invitó a los vecinos a pedirle consejos de salud y así evitar el copamiento de personas en los hospitales. “He visto mucha desinformación y miedo en las personas, sobre todo en los viejitos, muchos de ellos tienen complicaciones de movilidad, así que decidí subir esta historia (en Instagram); varios de mis colegas están haciendo lo mismo. Tenemos demanda”, contó orgullosa. La suya es una verdadera teleconsulta.
Hay para todas las edades. Anais Sorensen (25), una instructora de yoga de Calera de Tango, cuenta con 253 mil seguidores en Instagram y utiliza la misma plataforma para ofrecer clases en vivo y gratuitas de yoga por 14 días, tiempo previsto para la cuarentena. La duración de cada clase es de media hora. “Para apañar a la gente que está guardada y acompañarla se me ocurrió la idea de hacer clases por Insta, porque es una plataforma que llega a muchas personas y partes del mundo”, relató Sorensen.
Un tema aparte son las compras. En los condominios de la calle Valenzuela Castillo, por ejemplo, en la comuna de Providencia, los vecinos se organizaron para ir a los almacenes y proveer a los residentes de más edad. El mismo fenómeno se repite en rincones de Macul y Ñuñoa, entre otras.
Pero estas no han sido las únicas opciones. También hay medidas un poco más estrictas. En algunos edificios, por ejemplo, se instruyó que todos refuercen las tareas de limpieza. Entre los puntos más llamativos indicados en el instructivo de un edificio de Las Condes están: “Se debe enseñar a cada residente a no estornudar en los ascensores, esté o no esté enfermo”, y “los niños deben mantenerse dentro de las áreas comunes, no salir a la calle, pues traerán el virus al edificio”.
En el condominio Nuevos Huertos, de San Pedro de la Paz, en el Biobío, se realizará un registro de los departamentos donde hay ancianos. “Para que todos sepamos dónde están y los cuidemos. Igualmente, se debe informar en qué departamentos hay personas infectadas o en cuarentena para estar informados”, contó un residente.
Asimismo, en el edificio Futuro Green, ubicado frente a la comisaría de Concepción, dentro de las medidas preventivas se marcó un espacio para que las visitas y repartidores no se acerquen a los conserjes.
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