Los abusos, el tema que se tomó la agenda del retiro jesuita

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Durante 11 días, los miembros de la Compañía de Jesús se reunieron en su tradicional retiro anual. Los abusos y el legado que dejó la visita del Papa en Chile fueron los temas que marcaron el encuentro.


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En la tradicional casa de la Compañía de Jesús en la comuna de Padre Hurtado, el 18 de febrero se reunieron los religiosos de la orden en uno de los salones principales para dar inicio al retiro espiritual que realizan todos los años y que en esta oportunidad duró 11 días.

Los primeros tres días fueron de análisis, trabajo y conversación común; los ocho restantes, en silencio. No es obligatorio asistir, pero tratan de ir todos, desde los más longevos hasta los jóvenes novicios. Por razones de salud, el último día llegaron los jesuitas de más de 90 años. Aquellos que ya pasan el siglo, como el sacerdote José Aldunate, no pudieron estar presentes.

Dicen que fue el 90% de los "hermanos jesuitas" –como se tratan entre ellos- a este cónclave. Es que este año particularmente los motivaba el legado que dejó la visita del Papa y qué se está haciendo tras las denuncias de abusos sexuales que pesan sobre la congregación.

Antes de dar paso al trabajo en grupo, a cada uno de los presentes se les entregó impresos los 9 discursos que el Papa dio en Chile, más un documento que resumía la conversación privada que Francisco había tenido con ellos en el Santuario del Padre Hurtado.

Se les explicó que estos escritos se transformarían en el marco teórico de los tres días de reflexión común, pero que se centraran especialmente en los discursos dados por el Pontífice en la Catedral, La Moneda y Temuco.

Y fue, precisamente, la lectura de lo que el Papa dijo en la casa de gobierno lo que vino a responder una de las grandes incógnitas que tenían varios de los jesuitas asistentes: "¿Cómo se abordaría el tema de las denuncias de abusos sexuales que pesan contra nuestra Compañía?", comenta uno de los participantes.

El 16 de enero en el patio de Los Naranjos del palacio presidencial, el Papa Francisco señaló: "No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón".

El provincial de los jesuitas, Cristián del Campo, también pidió perdón cuando este verano se reabrió la discusión por los supuestos abusos cometidos por el sacerdote de la orden, Jaime Guzmán.

Pero, ahora, en esta jornada de reflexión había que ir más allá del perdón, comenta el sacerdote Oscar Jiménez. "Conversamos qué se podía hacer frente a las víctimas, cómo reparamos el daño hecho, cómo seguimos adelante sin olvidar lo sucedido, pero al mismo tiempo haciéndonos cargo del tema".

También se cuestionó –agrega Jiménez- el modo de proceder que ha tenido la Iglesia frente a todos los abusos que en general se han ido conociendo y se dijo que al interior de los jesuitas el foco de atención tenía que ponerse en la formación de los nuevos "hermanos".

Ambiente sano

Los jesuitas realizan tres votos a la hora de la consagración: pobreza, obediencia y castidad. Sobre los dos primeros hay bastante conversación,  lecturas e instancias de trabajo. Pero, comentan fuentes que participaron en esta jornada de reflexión, sobre la castidad era muy poco el tiempo que se invertía en la formación.

En este último punto se coincidió en que para los nuevos que están entrando a la Compañía se debe fortalecer y desarrollar ampliamente la formación afectiva-sexual. "Ya no se puede dejar, como era hace muchos años, cuando nos decían que del voto de castidad no hay nada que hablar", recuerda Jiménez.

Para el sacerdote Tony Mifsud, director de la revista Mensaje, "lo más importante ahora es decir cómo vamos a detectar este tipo de cosas y cómo vamos a asegurar un ambiente sano".

Agrega que "si han habido delitos, obviamente, tienen que terminar. No puede ser que existan porque esa es una gran contradicción que duele mucho porque va contra el evangelio, contra todo".

De hecho, varios de las reflexiones expresadas fueron coincidentes con tomar como eje de acción el mensaje que el Papa entregó también en La Moneda: "Apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo, que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir".

A lo que sumaron los jesuitas en reflexión que es una obligación escuchar a las víctimas porque "ayudan a purificar a la Iglesia". En este punto, destacaron la acción tomada por el Papa de encargar al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, que recogiera los antecedentes sobre las denuncias contra el obispo de Osorno, Juan Barros y otros.

El sacerdote Fernando Montes concluye que "con toda humildad, nos dijimos que había que aprender para corregir, para que esto no vuelva a suceder nunca más".

La participación y Barros

La forma de trabajo para abordar estos temas se pactó el primer día. Se dividieron en grupos, donde se debían responder las preguntas de cómo cada uno vivió la visita del Papa a Chile y qué aspectos rescataban de las palabras que la autoridad católica dijo en el país.

"Los que nos dejó el Papa fue el tema principal durante el encuentro. Hubo un tiempo para leer todos los discursos y sus homilías y después un momento para compartir", recuerda Mifsud.

Y junto con el tema de los abusos, no pudo obviarse la presencia del obispo de Osorno, Juan Barros, en las actividades públicas que tuvo el Papa.  Al respecto, la visión crítica de los jesuitas fue severa.

"Las últimas palabras del Papa de cierta manera encapsularon un poco la visita", indica Fernando Montes.

Su referencia es a lo ocurrido el jueves 18 de enero, el último día de la visita, cuando el Pontífice realizó  una sorpresiva defensa del prelado Barros, a quien le pesan denuncias por su supuesto encubrimiento de Fernando Karadima. "El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a ver. No hay una sola prueba contra el obispo Barros, todo es calumnia", afirmó el Papa.

El sacerdote Jiménez sostiene que la evaluación en general de la participación de Barros en los actos del Papa fue cuestionada y calificada como un gran error. Incluso, dice, que algunos de "sus hermanos" calificaron este hecho como "nefasto".

Otro de los puntos críticos, para los jesuitas, de la visita del Pontífice fue la participación de la ciudadanía en las distintas instancias. Básicamente, analizaron que la crisis que vive la Iglesia en general y las exigentes medidas de seguridad que no ayudaron a que se tuviera una masiva asistencia.

Montes explica que "hay tres cosas que jugaron en contra de la participación de la gente: una sociedad que es más secular. Eso está claro. La excesiva seguridad y control de todo, con misas en lugares lejanos, inhóspitos, en horarios imposibles para muchas personas. Y, ciertamente, la situación que vive la Iglesia".

De todos modos, sobre este último punto, Mifsud asevera que "se analizó cómo está la Iglesia, cómo podemos prevenir nosotros esto (los abusos) para que nunca más vuelva a pasar, cómo ayudar a las víctimas".

"Profesionales externos"

Para el sacerdote Roberto Saldías, secretario de la Compañía de Jesús en Chile "ciertamente se conversó sobre el tema de los abusos. En cuanto a las medidas, además de los canales formales establecidos con dos abogados penalistas para recibir testimonios y denuncias, se está viendo un modo concreto de trabajar más a fondo estos temas con apoyos profesionales externos, a fin de lograr una mirada más".

¿Cuál fue el análisis que se hizo de la visita del Papa en cuanto a la presencia del obispo Barros y de la participación de la gente? También se pusieron en valor los discursos del papa y su contenido.

Fueron valorados los momentos fuertes y conmovedores de la visita del Papa, pero también se reconocieron las tensiones que se dieron durante su visita. Hubo momentos de mucha profundidad, especialmente, los vividos en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín y en la misa en Temuco. En particular, para nosotros, el encuentro que tuvimos con el Papa en el Santuario del P. Alberto Hurtado fue un momento histórico que disfrutamos mucho y que siempre vamos a recordar. Sin embargo, hubo también sentimientos encontrados a partir de las polémicas que se produjeron y del hecho de que en algunos encuentros masivos se convocó menos gente de lo esperado. Tuvimos la oportunidad de analizar los discursos, especialmente, el dado a los consagrados en la Catedral de Santiago. Nos reunimos también en tres encuentros paralelos, con el fin de dialogar en torno a los desafíos que el mensaje del Papa nos deja para la vida religiosa, para el futuro de la Iglesia en su conjunto y para el trabajo que, como jesuitas, realizamos con jóvenes.

¿Qué análisis se hizo respecto de eventuales reparaciones a las víctimas de abusos denunciados por ex alumnos del colegio San Ignacio?

La idea es que este trabajo más integral que se está comenzando a poner en marcha, pueda hacerse cargo de la complejidad de los casos de abuso y proponer todos los pasos que sea necesario dar.

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