Los dilemas del orden
El recrudecimiento de los desmanes forzó al gobierno a relevar una agenda de seguridad, anunciando ayer un conjunto de medidas para el restablecimiento del orden público, justo en momentos en que buscaba concentrarse en la agenda social y en acuerdos con la oposición.
Que "están sobrepasados", "al límite" y "cansados" es una explicación que -como lo repitió ayer la vocera Karla Rubilar-, el gobierno ha subrayado tanto ante las denuncias por abusos policiales, como ante las críticas por la escasa eficacia para mantener a raya los desmanes y destrozos. Pero en los últimos días -sobre todo tras los saqueos a locales comerciales de Providencia el miércoles- se han levantado más dudas y cuestionamientos acerca de cómo maneja el gobierno la crisis en las calles, el control sobre las policías y falencias en el aparato de Inteligencia.
El gobierno se jugó ayer una nueva carta al anunciar un conjunto de medidas para resguardar el orden público, el que incluye la ley antisaqueos. Así, el curso de los hechos forzó al Ejecutivo a volver a priorizar la agenda de seguridad, justo cuando había virado hacia los temas sociales. En este cuadro, autoridades de La Moneda, dirigentes oficialistas y de la oposición advierten que hay al menos seis focos del problema.
Uno, los pobres resultados policiales ante la violencia urbana, donde pese a que el gobierno ha hablado de "grupos organizados", el Ejecutivo sigue sin poder exhibir responsables. Dos, que por mucho que recrudezcan los desmanes, ya no parece viable un nuevo estado de emergencia.
Tres, que se siguen acumulando episodios en que Carabineros no respeta protocolos ni procedimientos. Cuatro, que se cuestiona cómo Carabineros maneja los desórdenes callejeros. Cinco, que el ministro responsable, Gonzalo Blumel, sigue desdoblado entre sus nuevas funciones y las de su cargo anterior en la Segpres. Y seis, la crítica a un aparato de Inteligencia que el mismo Blumel, apenas debutó en Interior, sostuvo que "estaba obsoleto". Tanto, que ya circula en Palacio la idea de pedir ayuda a organismos de Inteligencia en el extranjero.
¿Hay grupos organizados?
Sobre la jornada de desmanes del miércoles, hubo personeros de gobierno que no se podían explicar cómo no se había previsto ni menos evitado. Ya pasadas las 19 horas hubo diagnósticos del tipo "hay una falla de Inteligencia grave" y que en estas condiciones era inexplicable que tampoco se diera todavía con los responsables.
A esa hora, el ministro Blumel se encontraba en el Congreso, desplegándose casi en el mismo rol que tenía como ministro de la Segpres, debido a las dificultades de su sucesor, Felipe Ward, con la oposición. Pese a que Blumel alcanzó a reunirse la mañana del miércoles con su subsecretario, Rodrigo Ubilla, y el general director de Carabineros, Mario Rozas, personeros de gobierno hacen ver que al ministro le falta estar más encima de la seguridad.
Los últimos resultados han sido magros, reconocen en el gobierno. Si la semana pasada Ubilla y Rubilar anunciaban cifras de detenciones y que se presentarían querellas con nombre y apellido, no se han vuelto a hacer anuncios similares.
"Me llama la atención que no sepamos de detenidos y puestos a disposición de la justicia entre quienes organizan los incidentes. Vemos por televisión que algunos circulan en bicicletas, que dan órdenes de inicio y de término, de movilizarse . ¿Cómo no va a ser posible hacerles un seguimiento? Esas personas en algún momento vuelven a su casa", hace ver el exministro del Interior Jorge Burgos.
"No se la logrado identificar a los coordinadores de estos actos de vandalismo. Carabineros ha perdido el tiempo enfrentando manifestaciones pacíficas", agrega el senador PPD y exsubsecretario del Interior, Felipe Harboe.
La falencia del aparato de Inteligencia ha llevado a algunos en el gobierno a pensar en recurrir a aparatos especializados del extranjero. "No me extrañaría y me parecería una buena idea, acá hay grupos organizados y la ley de Inteligencia está trancada en el Senado", dice la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe.
Pero Burgos advierte que si bien siempre han existido contactos con organismos internacionales de Inteligencia, "pretender que una persona que vive en otro país pueda entregar datos precisos acerca de lo que está pasando en Chile me parece una declaración retórica".
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