Pablo Egenau, director social del Hogar de Cristo: "Debemos tener una mirada más justa y humana"
Señala que "la reconstrucción del tejido que se fisuró va a tomar tiempo y requiere de un cambio cultural".
"Esta es una muestra y la mayoría son mujeres. Además, dentro de ellas, gran parte son microemprendedoras. Entonces, ellas están enfrentando su situación de vulnerablidad, de exclusión y eventualmente de pobreza, desde la esperanza", reflexiona Pablo Egenau, director social del Hogar de Cristo, respecto de que la "esperanza" sea la emoción que más se menciona por parte de los entrevistados del estudio.
También hay quienes declaran tener rabia. ¿No es eso algo contradictorio?
Son temas complementarios. Los seres humanos enfrentamos la vida con una diversidad de emociones que coexisten. Yo puedo tener esperanza pero, además, puedo estar enrabiado con lo que sucede con la desigualdad de oportunidad. Hay que consignar que también algunos perciben "miedo", porque ven cómo se depreda, se violan derechos humanos, hay conflicto social y deterioro del entorno, que faltan medios de transporte. Se teme por la vida de los hijos. En fin. Surgen múltiples elementos en el horizonte.
La injusticia fue nombrada como causa de la crisis...
Las personas hablan de "trato". Hay una percepción de que, dependiendo del nivel socioeconómico de quien requiere un servicio, es tratado de manera eficiente e inmediata. Pero si se trata de una persona pobre, este mismo servicio es autoritario y condicionado, donde la persona debe ser humilde y pasiva. Incluso se menciona desigualdad en los castigos, en la salud, en la educación, en la vivienda.
¿Cree que la agenda social impulsada responde a las demandas?
Acá no solo hay que salir adelante con determinados proyectos de ley, con la agenda social o el control de la violencia, que son temas necesarios, sino que este proceso de ajuste requiere una manera distinta de ser ciudadano y pararse en un país que busca reconstruirse. Creo que el país está en estado de shock; reorganizando su rol. Históricamente, las personas para las que trabajamos en las fundaciones quedan fuera de la convocatoria y, por lo tanto, sus voces no son validadas, ni escuchadas, por lo que esta encuesta garanza ese derecho. En Chile estamos empezando a hacer este esfuerzo de ponernos de acuerdo para mirar de una manera más justa y más humana a las personas que más sufren. La reconstrucción del tejido que se fisuró va a tomar tiempo y requiere de un cambio cultural.
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