El peso de una tradición Suprema
Por 18 votos contra dos, el máximo tribunal optó por respetar sus costumbres y escogió al ministro Guillermo Silva como el próximo presidente. Lamberto Cisternas -quien solo logró convencer a la ministra Ángela Vivanco- dejó su cargo de vocero.
En la sala del pleno de la Corte Suprema, justo después del juramento de los nuevos abogados, se reunieron este miércoles los 20 ministros del máximo tribunal para dar inicio a la ceremonia de elección del presidente número 83. Una de las ideas que planteó el ministro de la Sala Penal Lamberto Cisternas, al irrumpir en esta carrera presidencial, era que quien ocupara el puesto de presidente presentara a sus compañeros un "esquema" de trabajo con propuestas.
Al iniciarse el pleno, el actual presidente, Haroldo Brito, pidió ir de lleno a la votación, solicitando que cada ministro indicara su preferencia en un papel en blanco, para que en este cada uno de los jueces indicara quién quería que fuera su sucesor. Nadie habló. Uno a uno, los magistrados fueron entregando sus preferencias.
El resultado fue contundente. Por 18 votos contra dos, el ministro más antiguo, Guillermo Silva Gundelach, fue elegido por sus colegas como el próximo presidente de la Corte Suprema por los siguientes dos años. La ministra Ángela Vivanco, quien fue la única que votó por Cisternas, se levantó a saludarlo. Fue entonces cuando el resto de los supremos procedieron a hacer lo mismo con Silva, quien los invitó a un festejo íntimo en su casa.
Una vez concretada la elección, Cisternas pidió la palabra para comunicar que había decidido dejar de ser el vocero al sentir que ya no representaba al pleno. Agradeció, en la intervención, la preferencia de la jueza Vivanco. Acto seguido, el supremo Juan Eduardo Fuentes le reconoció su gestión como portavoz y pidió un aplauso para él. Todos asintieron, agradecieron y aplaudieron.
Eso, pese a que su aventura presidencial tensionó a algunos sectores de la Suprema. Si bien se valoró el intento del magistrado de que las candidaturas tengan un proyecto detrás, algunos sintieron amenazadas sus posibilidades de ser presidente si el proceso sufría cambios. De hecho, se cuestionó en privado que esto se propusiera en medio de la crisis social. Sin embargo, la idea de Cisternas no era nueva y la venía analizando desde hace ya dos años, cuando fue electo Haroldo Brito con la oposición de no pocos integrantes del pleno.
Respecto de su decisión de dejar la vocería, Cisternas indicó que se debió a que "la votación implica que no existe una correlación entre lo planteado por mí -elecciones reales y presentación de un programa- y lo que estima o piensa el pleno, por lo cual no puedo representarlo y quedo muy incómodo para contestar a nombre del pleno. Lo que no me impide actuar a título personal". El vocero subrogante será Brito hasta que los supremos escojan a otro. En los pasillos de tribunales se comenta que Silva podría solicitárselo a la ministra Gloria Ana Chevesich, de quien es cercana.
El único apoyo de Cisternas, la ministra Vivanco, lo conoce desde hace más de 30 años. De hecho, el vocero fue su profesor. Vivanco afirmó que Cisternas cumplía con los requisitos "intelectuales y morales para ser un candidato válido". La magistrada agregó que su jugada fue valiente. "Lo apoyé, porque soy de la idea de que en las instituciones que son parte de una democracia tiene que haber competencia y un proyecto al cual saber a qué atenerse. La antigüedad es importante, pero no es lo único, y su propuesta a mí me gustó", dijo Vivanco.
El estilo Silva
En su primera intervención como presidente electo, el ministro Silva mostró cuál será su estilo: un juez clásico, de bajo perfil y cauto en sus declaraciones.
En los días previos a la elección en la Suprema daban por seguro a Silva, pese a que algunos ministros advertían que podría haber una elección más reñida. Sin embargo el resultado fue categórico. Respecto de la jugada de Cisternas, Silva dijo que "hizo uso de un derecho, intentó romper una tradición que, a mi juicio, es muy difícil romperla".
Pasado el mediodía, el presidente electo conversó algunos minutos con La Tercera. "Yo haré lo que dice el Código Orgánico de Tribunales y el Poder Judicial tiene un plan de desarrollo, que lo estuve revisando ahora hace poco, y tengo que ceñirme a él. Algún matiz personal tendré que darles yo a esas actividades, pero el ideal es cumplir con lo que tenemos programado", indicó.
Consultado respecto de la manera con la cual enfrentará el proceso constituyente, Silva dijo que "yo tengo una idea del rol que tiene que desempeñar la Corte Suprema, pero no lo puedo anticipar, porque esas son decisiones que tiene que tomar el pleno en el cual yo soy uno más. En la Corte Suprema somos todos pares, no hay ningún ministro que tenga mando sobre otro". Horas antes, en su primer punto de prensa, Silva también optó por no responder sobre ese tema: "No quiero aventurarme a dar una opinión que a lo mejor mis compañeros no compartan".
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