Plan de retorno humanitario finaliza con 1.393 ciudadanos que regresaron Puerto Príncipe
La mayoría de quienes accedieron a este programa tenían entre 30 y 44 años, y el 82% de ellos contaba con su visa vigente. No haberse integrado al mercado laboral sería la principal motivación para volver a su país.
Hoy fue el último vuelo del plan de retorno humanitario impulsado por el gobierno. Los trayectos, nueve en total y en aviones de la Fuerza Aérea (Fach), comenzaron en noviembre del año pasado y culminaron con 1.393 ciudadanos haitianos que retornaron a Puerto Príncipe, la capital de Haití. Desde la Subsecretaría del Interior que lidera Rodrigo Ubilla explicaron que, en caso de que haya un número considerable de interesados, se evaluará realizar un nuevo viaje.
Álvaro Bellolio, jefe del Departamento de Extranjería y Migración (DEM) está tranquilo con el desarrollo del plan. Cree que "fue una mano, una oportunidad para miles de personas. Algunos habían sido engañados, o habían venido con otras expectativas de lo que era Chile y ahora van a poder rearmar sus vidas en su país de origen".
Sobre los casos de las personas que han llegado allá, indica que "no hay un seguimiento formal", pero que, a través de las organizaciones de migrantes, "nos han indicado que en general el retorno ha sido positivo, que muchos de ellos con los fondos que han logrado acá han podido abrir almacenes o trabajar con taxis".
En detalle, el 80% de quienes viajaron tenían su visa vigente y un 2% contaba con la permanencia definitiva en el país. Según rangos de edad, la mayoría se situaba entre los 30 y 44 años, seguidos por el tramo situado entre los 18 y 29. Se contabilizaron solo cuatro menores. "Acá claramente las razones para irse son la inclusión laboral, el clima, y también temas familiares", explicó Bellolio.
Guillaume Dieules llegó a Chile el 23 de enero del año pasado. Tomó la decisión de retornar porque echa de menos a su esposa y no se acostumbra con el clima. Dice que durante este tiempo ha hecho reemplazos como maestro de construcción, pero que "la cosa es muy difícil cuando uno no tiene papeles". Lo que más le preocupa es que él o alguien de su familia pueda tener una enfermedad y no poder costearse un pasaje para ir a verlo. "Estoy contento porque gracias a Dios voy a estar con ellos", señaló.
Ivoise Aneus emigró hace cinco años a Chile y se siente adaptado a la cultura local. Aquí terminó la enseñanza media y ahora trabaja como asistente de bodega para mantenerse y poder pagar sus estudios en Ingeniería en administración de empresas. Esta mañana acompañó a su primo Justin a las dependencias del DEM para que éste abordara el último vuelo del plan de de retorno.
Aneus cuenta que su pariente vendió el negocio que tenía en Haití para venirse al país, con el fin de buscar una mejor calidad de vida. Explica que allá existía una "campaña" en los medios de comunicación en que se promocionaba a Chile como un buen destino para vivir. "Se veía como un país con mucho empleo, que es lindo, en que uno puede crecer rápidamente y no es así. Mi primo se va porque no encontró trabajo", afirmó.
Mientras Aneus mira una pila de maletas que están subiendo a un camión municipal para llevarlas al aeropuerto, da su opinión sobre plan del gobierno: "No estoy de acuerdo con que todos estén dejando el país así. Creo que el Estado podría ayudar a esa gente a adaptarse aquí", dice.
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