Presidente del Servicio Jesuita a Migrantes: "Hay que ver al migrante como alguien que viene a trabajar, no como amenaza"
Ante la última cifra del gobierno, que estima en un millón el número de extranjeros en el país, José Tomás Vicuña llama a no solo generar una ley migratoria, sino una política social que se haga cargo de la integración.
Tras el próximo envío de un nuevo proyecto de ley migratoria y cifras que revelan la presencia de más de un millón de extranjeros en nuestro país, el presidente del SJM y sacerdote jesuita, José Tomás Vicuña, plantea la urgencia de contar con un nuevo marco legal, pero sobre todo, con una política migratoria que integre a toda la sociedad chilena en un proceso social que seguirá creciendo tanto en número como en complejidades.
¿El millón de extranjeros es una cifra preocupante?
Obviamente la cantidad de migrantes ha aumentado y va a seguir aumentando. Pero la cifra en lugar de alarmarnos nos debe dar tranquilidad justamente para legislar. Hay que pensar en una política migratoria a largo plazo, no contingente, por lo tanto tiene que mirar las tendencias, y en ese sentido no podemos legislar apurados, porque hay un millón de migrantes. Hay que legislar no solo para los que van a llegar, sino para los que ya están aquí.
¿Tiene alguna proyección de cuánto podría aumentar esta cifra a 10 años?
Nosotros, en 2013 dijimos que en esta fecha llegaríamos al millón de personas, pero el crecimiento de la migración en Chile va a depender exclusivamente del tema económico, de lo laboral. La economía proyecta crecer entre un 4% a 5% , la natalidad sigue a la baja, y la mayoría de los migrantes llega en edad laboral. Pero no hay que asustarse, porque vamos a tener una política acorde, pero si no hacemos nada y siguen aumentando con la legislación actual, será un problema. Por eso hay que legislar sin prisa, pero sin pausa, y ver al migrante como alguien que quiere trabajar, y no como una amenaza.
¿Cree que la propuesta que ingregasará el gobierno se hará cargo del rechazo al migrante y del racismo que se observa en un sector de la sociedad chilena?
Tenemos las grandes orientaciones del proyecto, pero no sabemos cuáles son sus políticas de integración. El hecho de que los ministerios de Desarrollo Social, Justicia y Salud integren el consejo de políticas migratorias ya está ampliando la visión más allá de lo fronterizo. Sin embargo, echo de menos en ese consejo al Ministerio del Trabajo, creo que debe estar, porque el 80% de los migrantes viene a trabajar.
¿Por qué cree que llamó tanto la atención la última cifra de extranjeros que entregó el gobierno, podría ser mayor?
Lo que pasa es que lo datos de Extranjería no se comunican con los de la PDI, por lo tanto, necesitamos un sistema integrado en el Registro Civil que nos ayude a saber quiénes están, no con el ánimos de control, sino de integración, para conocer su situación y así readecuar las políticas públicas, y cómo ahí los municipios juegan un rol clave.
Sin embargo, los municipios reclaman que no tienen recursos para hacerse cargo de una función que le correspondería al Estado.
Por eso tiene que haber mayor comunicación entre los ministerios con los municipios y las organizaciones. Hoy, la mayor cantidad de visas se saca en Santiago, entonces los mismos ingresos que genera una visa podrían ser redirigidos a un municipio donde vive ese migrante. Ellos no solo generan ingresos vía visas, también por IVA, por impuesto a la renta, cotizan, entonces por qué no pueden atenderse en Fonasa y gozar del derecho a la salud como todos los chilenos.
Usted fue director del SJM en Arica por tres años. ¿Qué particularidades tiene la migración en una zona de doble frontera?
Una política migratoria no puede ser uniforme, tiene que adecuarse al contexto. Y en el extremo norte como en el sur vemos una migración circular, por lo tanto, tenemos que generar visas especiales para ese contexto, para que puedan trabajar por temporadas. Allá el migrante es un familiar, porque hay una mayor integración con los chilenos. El proyecto de ley de migración debe considerar las distintas dinámicas que se dan en las regiones.
¿Cuál es el riesgo de que esa interacción se dé en forma natural en Arica, pero no en Santiago?
Sin interacción se generan guetos. En Santiago hay lugares donde se han concentrado los migrantes y ahí hay que crear políticas habitaciones que generen interacción. Por ejemplo, tener cuotas de viviendas sociales para chilenos y migrantes según sus necesidades , y en temas de educación renovar los currículos educativos con una visión intercultural. Junto a eso crear espacios de encuentro, y que el Estado informe mejor sobre la oferta laboral y como ésta se va trasladando.
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