19 días sin agua: La génesis de la crisis que tiene a Puerto Octay en alerta
La red de agua potable que fue creada a mediados del siglo pasado no es un problema nuevo para los vecinos. A menudo, sale maloliente, con sedimentos y algunos estudios ya habían revelado sus características que pueden ser un riesgo para la salud. El problema es compartido: la administración ha sido deficiente y el 90% de los clientes beneficiados con el suministro no paga por su consumo.
Fue un corte imprevisto. Aunque los habitantes están acostumbrados a que los viernes hay interrupciones para limpiar los estanques de abastecimiento, ese día era miércoles y no hubo advertencias. Esta vez, había un riesgo: según el municipio, ocurrió un vertimiento de diluyente en la central que provee a la ciudad.
Desde ese momento han pasado 19 días a la espera de que se retome el servicio, con avisos de reposición que finalmente han quedado en el aire. Y vivir sin suministro no sólo es incómodo, también genera una serie de problemas, como comenta Elías Cabero, un hombre que habita al norte de Puerto Octay, pasado Cancura. Desde su hogar -a casi 30 kilómetros del pueblo- se moviliza todos los días para aportar con bidones de agua potable a su familia: tiene seis sobrinos y teme que consuman agua contaminada.
Los niños son su mayor preocupación: "Las clases se suspendieron desde el momento en que se cortó el agua y no hay plan de recuperación hasta ahora. En un momento dijeron que podían volver al colegio, pero pasó que desde las llaves volvió a salir agua que no se puede tomar, entonces tuvimos miedo por los más chiquitos. Yo eso hablaba con mi familia, porque los más pequeños podrían no tomarse en serio que esa agua está contaminada y la podrían beber igual. En este momento sale agua, pero sólo sirve para que funcionen los inodoros y lavar ropa. Si es que".
El retorno del agua no es la única incertidumbre con la que viven en la ciudad. Sus habitantes apuntan a que el sistema viene hace mucho tiempo con deficiencias, y que, de no enfrentarlas, es cosa de tiempo para que vuelva a haber otro problema similar a éste. Uno que ya tiene a Puerto Octay con el suministro cortado incluso por más tiempo que el que estuvo su vecina Osorno.
Auge y precarización
La comuna de Puerto Octay surgió en la década de 1850 con la colonización alemana. Posteriormente, tuvo su mayor auge al consolidarse como puerto principal del segundo lago más grande de Chile, el Llanquihue. Era clave para la conexión lacustre, sin embargo, su progreso se estancó -entre otros factores- al quedar apartados de la Ruta 5 Sur y las principales vías de comercio, lo que afectó fuertemente su economía.
La pobreza ha golpeado en la precarización de la red hídrica en la zona y en su 66,7% de ruralidad, según cifras del gobierno regional de Los Lagos. El paupérrimo sistema de agua potable fue creado a mediados del siglo pasado, en los años '60, detalla Cristian Moreira, vecino de Octay quien trabajó por un par de temporadas en el museo El Colono, entidad que narra la historia del lugar.
La particularidad de Puerto Octay es que el suministro es gestionado directamente por la municipalidad, sin supervisión del Ministerio de Obras Públicas ni de la Dirección de Obras Hidráulicas, algo que continúa así en la actualidad, según confirma el intendente Jürgensen.
Moreira tiene 37 años, nació en la comuna y dice que pretende morir ahí también. Si bien, hoy es paramédico, cuenta que en el año 2009 trabajó en el municipio y ahí pudo evidenciar falencias importantes que hacen de esta crisis "la crónica de una muerte anunciada".
Según asegura, ese año un equipo técnico le recomendó al entonces alcalde Carlos Mancilla -hoy concejal- que comenzara a hacer efectivo el cobro por el agua, debido a que los clientes simplemente no pagaban.
En la ocasión, plantea Moreira, se habría considerado por parte de las autoridades que "hacerlo era una medida impopular", por lo que no se avanzó en la idea de exigir a los vecinos que estuvieran al día con los pagos, lo que hubiese permitido financiar el sistema hídrico.
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La casa de Cristián Moreira.[/caption]
Vivir sin agua
Retornemos a la jornada del 11 de septiembre pasado, día en que de imprevisto se cortó el suministro. "Las cosas pasaron de un momento a otro. La municipalidad no avisó nada y yo estaba cocinando cuando me di cuenta del corte, entonces pregunté qué pasó, pero no hubo respuestas, seguimos sin entender", dice el dueño de un restaurante que pidió no ser individualizado, por temor a represalias de la autoridad.
Él detalla que en la esquina de su casa "empezaron a abrir el grifo y botaron toda el agua, nadie nos dijo por qué estaban haciendo eso ni por qué fue el corte, no nos enteramos de nada hasta el otro día. Nadie nos informó, la municipalidad no hizo nada y lo poco que comunicaron lo hicieron a través de Facebook, pero no todo el mundo tiene Facebook ni menos internet".
Los restaurantes, menciona la autoridad comunal, no han sido los más afectados económicamente debido a que sí se les ha entregado suministro para que puedan seguir funcionando como de costumbre. En este contexto, el mayor impacto, a su parecer, se ha centrado en el sector hotelero, quienes no tienen -por ejemplo- la posibilidad de ofrecer duchas calientes a sus huéspedes.
Ante este problema, la alcaldesa de Puerto Octay, María Elena Ojeda (UDI), comenta a La Tercera que cuando las suspensiones de clases "son por emergencias, no hay obligación de recuperar, pero como existen colegios que tienen IVº medio, sí hay una intención de recuperación para darles seguridad ante la prueba que se les viene". No obstante, todavía no hay medidas concretas.
Otro punto que expone Cabero, que ayuda a entender cómo viven hoy las personas en esa ciudad, es que para hacer cosas tan sencillas como lavarse los dientes, las familias tienen que ir a buscar agua todos los días hasta uno de los puntos de reparto. "Para una familia promedio, de cuatro personas, ocho bidones de agua duran casi dos días y está bien porque los pueden ir a buscar, pero hay vecinos ancianos, adultos mayores que están postrados y a ellos se les dificulta todo el doble", expone. "Uno no sabe qué está tomando porque esa agua viene en un camión y hay que ser cuidadosos", dice.
Sobre eso, la edil mencionó que tienen 54 puntos de abastecimiento de agua, también han entregado agua a la puerta de las casas y además "tenemos un catastro de los adultos mayores, inclusive una intercomunicación con el hospital para saber la realidad de ellos, subirla a nuestra información y llevarla a todos los hogares que tengan postrados y adultos mayores".
¿Cuándo regresa el agua?
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Protestas en la ciudad. Créditos: Gonzalo Blaña[/caption]
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