Una de cada cinco mujeres en situación vulnerable no puede acceder a internet
Educación y zona geográfica influirían en este fenómeno, según estudio de la Fundación Prodemu.
“La cifra es alta y no está bien. La pandemia ya nos confirmó que debido a las cuarentenas, a las restricciones para ver a la familia y hacer trámites e, incluso, para poder informarnos de las mismas medidas de la emergencia, es necesario contar con internet”, enfatiza Paola Diez, directora nacional de la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer (Prodemu).
Su juicio es respecto de los resultados de la “Primera Encuesta TIC: Acceso y Uso de Internet”, efectuado por esta entidad sobre las mujeres y el mundo digital.
El estudio fue realizado en abril pasado, en el marco de la emergencia sanitaria. Se aplicó en todo el país y abarcó a 1.024 mujeres de los estratos más vulnerables (dueñas de casa, con educación incompleta y con pocas redes de apoyo) que han participado en las actividades de Prodemu, institución perteneciente a la Red de Fundaciones de la Presidencia de la República.
El 79% de las encuestadas respondió que tiene una conexión propia a internet, mientras que un 20,8% no la posee. En cuanto al motivo por el cual no la tiene, el 42% apuntó al elevado costo del servicio, un 26,9% respondió que no sabe navegar en internet y un 16,8% desconoce cómo usar un smartphone o computador. Es decir, una de cada cinco mujeres en situación de pobreza multidimensional no puede acceder a internet.
Otros factores que inciden en este fenómeno, dijo Diez, es la ubicación geográfica o la educación. “Por ejemplo, en Aysén, un 31,1% de las mujeres no tiene conexión a internet, en el Maule un 38% y en Biobío un 32,9%. En esta última región se da principalmente en el límite sur, donde existe un mayor aislamiento y mucha presencia de mujeres indígenas con falta de escolaridad”.
El estudio también detectó que un 30,2% de las mujeres tiene ganas de mejorar en su uso de tecnologías, “para promocionar un emprendimiento económico”, mientras que un 23,6% se muestra interesado en “capacitarse a través de internet”.
Marisol Alarcón, directora ejecutiva de Laboratoria, organización que enseña a mujeres a convertirse en programadoras, sostiene que para terminar con esta brecha se debe actualizar el sistema educativo chileno.
“La educación y las estructuras sociales que tenemos han alejado a las mujeres del mundo tecnológico. Esto comienza desde el colegio hasta cuando debemos escoger una carrera, universitaria o técnica, donde la mayor parte de las mujeres no escoge carreras de Ingeniería o Informática”, dice.
Claudia Ulloa, UX Manager del área de tecnología Global Digital Solution Latinoamérica de Enel, destaca que “hay estudios que comprueban que las mujeres cognitivamente tienden a tener más habilidad para la programación que los hombres, porque suelen ser mucho más detallistas”, asegura.
Añade que “lo importante es potenciar esta área y herramientas, que son fundamentales para ampliar el empoderamiento de todas las mujeres”.
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