Vacunas al rescate
Para ganarles la batalla a las enfermedades, que pueden afectar gravemente la salud, la solución es vacunarse.
Inyecciones: Qué son y para qué sirven
Las vacunas son productos que se usan para inmunizar a las personas, es decir, protegerlas de distintas enfermedades graves que los puedan estar amenazando. Su función es fortalecer las defensas del cuerpo y se administran por la boca (forma oral) o mediante inyecciones que se pueden poner en el muslo en casos de niños y niñas muy pequeños, o en el brazo, cuando ya son más grandes.
Soldados: Cómo funcionan en el cuerpo
Contienen sustancias protectoras que al ingresar al organismo funcionan como pequeños "soldados" que se van instalando en distintos lugares del cuerpo para reforzar las defensas. De ese modo, cuando los virus y bacterias ataquen, el cuerpo contará con los mecanismos para poder enfrentarlos. Estos "soldados" son capaces de detectar a los agentes externos e impedirles el ingreso. Y si lograran ingresar, están preparados para ir contra ellos y destruirlos.
Protección: Por qué es importante hacerlo
Con las vacunas se pueden evitar enfermedades como sarampión, meningitis, paperas, rubéola, incluso cáncer, que pueden llegar a ser muy peligrosas si las padece un niño. Una vez realizada la inmunización, se genera un efecto de rebaño, es decir, se protege la persona que fue vacunada, pero también a la comunidad que lo rodea, como amigos, hermanos y familiares. Se colocan principalmente en la niñez, porque es a esa edad cuando existe más riesgo de enfermar.
Riesgos: Qué pasa si un niño no se protege
Quedará expuesto a adquirir enfermedades que impedirán que desarrolle actividades cotidianas, como jugar, compartir con amigos e ir al colegio. Puede sufrir fuertes dolores; si la situación es grave será necesario hospitalizarlo y existe la posibilidad de que arrastre secuelas que pueden acompañarlo toda la vida. Además, no vacunarse pone en riesgo a la persona que se niega y también a quienes lo rodean.
Un zancudo: Qué se siente cuando te vacunan
Normalmente, las inyecciones se ponen en el brazo, y si bien hay niños que creen que la aguja es enorme, capaz de atravesarle la extremidad, la verdad es que se trata de una jeringa grande, pero con una aguja muy pequeña, del largo de una moneda de $ 10. Cuando ingresa al cuerpo se siente como un pequeño pinchazo, similar al que se provoca cuando somos picados por un zancudo. Hay niños que incluso pueden ni sentir el pinchazo de lo suave que es.
No solo niños: Quiénes deben inmunizarse
Las vacunas están presentes a lo largo de todo el transcurso de la vida. Y tanto las mamás, los niños, los hermanos y abuelos se tienen que vacunar en algún momento. Incluso, las mascotas lo tienen que hacer para protegerse. Hay vacunas que se reciben los primeros años de vida y luego, a medida que los niños crecen e ingresan al colegio, deben seguir recibiendo inmunización. Las mujeres embarazadas y los abuelitos también lo hacen, para evitar contraer enfermedades.
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