Vaticano abre proceso penal contra Diego Ossa, sacerdote del círculo de Karadima

Diego Ossa
La investigación previa en contra de Diego Ossa se inició el pasado 27 de agosto. Foto: Agenciauno

La investigación durará 60 días. Hasta agosto de 2018, el presbítero se desempeñaba como vicario en una parroquia de Ñuñoa. Uno de los denunciantes, Óscar Osbén, relató a La Tercera los abusos que habría cometido el sacerdote.


"Yo a los 30 años de edad recién pude tomar decisiones que no fueran consultadas por mi director espiritual. Entre los 13 y 28 años, mis decisiones fueron manejadas por Diego Ossa". Así describe Óscar Osbén Moscoso, denunciante del sacerdote diocesano, su relación con quien fue su director espiritual, al relatar los abusos de poder y de conciencia que se habrían cometido en su contra desde que era menor de edad.

Osbén protagoniza uno de los tres casos que llegaron a Roma. Ayer, el Arzobispado de Santiago confirmó que la Congregación para la Doctrina de la Fe ordenó abrir un proceso penal eclesiástico en contra de quien fuera miembro del círculo cercano de Fernando Karadima.

Los casos que se indagan en este proceso corresponderían a dos testimonios nuevos, por denuncias de abuso sexual y de autoridad relacionadas con hechos ocurridos antes de 2015, cuando una de las presuntas víctimas era menor de edad. Para efectuar la indagatoria se fijó un plazo de 60 días.

En el marco de la investigación previa, iniciada el 27 de agosto pasado, fueron decretadas medidas cautelares que se mantienen hasta ahora sobre Ossa: la prohibición de ejercer el ministerio sacerdotal en público y fijarle residencia en el hogar familiar. A la vez, se determinó el cese de sus funciones como vicario de la parroquia Nuestra Señora de la Paz, situada en la comuna de Ñuñoa.

"Sería inmoral quedarme callado"

La primera vez que Osbén (39) denunció a Ossa canónicamente fue en 2011. En esa indagación actuó como promotor de justicia -es decir, quien llevó adelante el proceso- el sacerdote Raúl Hasbún.

"Él no investigó nada. Dijo que mi relato era inverosímil y lo mandó directamente a Roma sin tomar mi declaración", asegura el denunciante.

El año pasado, al enterarse de que Ossa seguía ejerciendo como vicario parroquial, decidió apelar a la revisión del caso. "Estas prácticas de abuso de poder, de conciencia y sexual no se quitan tomándose un paracetamol. Una persona que ha cometido este tipo de delitos no va a cambiar", argumenta.

Osbén conoció a Ossa cuando era adolescente en la parroquia El Señor de Renca. El sacerdote fue allí su guía espiritual entre 1993 y 1996. Más tarde, entre 1996 y 2009, cuando el joven discernía su vocación sacerdotal y era mayor de edad, ocurrió el abuso sexual.

La principal razón que entrega para bregar por la reapertura de su caso es que "sería inmoral de mi parte, luego de vivir lo que pasé, quedarme callado y dejar que a otras personas les pase lo mismo".

"No busco compensación ni revancha: solamente limpiar un poco la Iglesia, los sectores que fueron en algún momento lugares de protección para jóvenes y niños, pero en donde fueron vulnerados en sus derechos".

Para él, que su nombre salga en la prensa por estos motivos no es agradable. Afirma que lo único que lo mueve a hablar es brindar "una ayuda a esa víctima que pueda estar pensando: 'qué saco con denunciar si no va a pasar nada'. Yo lo insto a que denuncie, porque va a lograr que ese cura que no está haciendo bien las cosas salga, o al menos que sea investigado".

Sobre este nuevo proceso penal de la Iglesia, le sorprende la rapidez con que se manejó la investigación. "Ahora están haciendo las cosas como siempre debieron haberse hecho", subraya.

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