A 100 años del aviador que fue conocido como "el hombre de verdad" de la URSS
La bravura y heroísmo que mostró Aleksei Maresiev en la Segunda Guerra Mundial lo catapultó a figura mítica de la Unión Soviética.
Aleksei Maresiev nació el 20 de mayo de 1916, hace 100 años, en el seno de una familia rusa humilde. El surgimiento de la Unión Soviética le brindó opciones de educarse y capacitares, factores que gatillaron un profundo amor por el régimen comunista.
Desde pequeño quiso ser aviador, pero después de ser rechazado por la aviación, en 1937 comenzó a frecuentar un aeródromo. Cuando inició el servicio militar entró a un destacamento de pilotos y de ahí inició su carrera en la aviación.
Pero fue la Segunda Guerra Mundial la que permitió a Maresiev cumplir su sueño: volar y defender a su patria. En 1941 tuvo su primer vuelo de combate. En abril de 1942 parecía estar en una buena racha, con cuatro aviones alemanes derribados, pero el destino giró para el piloto soviético: el 4 de abril de 1942 fue derribado y cayó en territorio ocupado por los nazis.
Gravemente herido en ambas piernas, Maresiev inició la travesía que graficaría su temple y heroísmo. Se arrastró por 18 días en territorio enemigo, hasta que logró cruzar las líneas de combate y ser encontrado por fuerzas del Ejército Rojo.
Maresiev se había salvado, pero su cuerpo había sufrido mucho y ambas piernas debieron ser amputadas por debajo de la rodilla. La carrera de aviador se habría acabado para cualquiera, pero no para Maresiev. Inició un duro trabajo físico y de ajuste con sus prótesis con un solo objetivo: volver a volar para luchar otra vez antes de que terminara la guerra.
En junio de 1943, el piloto soviético estaba de pié y otra vez arriba de su avión listo para el combate. En un principio sus superiores evitaron llevarlo al frente de combate, pero después de un batalla en que Maresiev derribó a tres aviones alemanes y salvó la vida a dos compañeros de escuadrón, el piloto se ganó el derecho de estar en plena actividad.
En total, participó 86 combates aéreos y derribó 11 aviones enemigos en la Segunda Guerra Mundial.
Su hazaña fue inmortalizada por el escritor soviético Borís Polevoi en su obra llamada “Un hombre de verdad”.
Tras la guerra, Maresiev estudió historia en la universidad y siguió una activa labor ligada al aparto del partido comunista.
Su hazaña y su pasión por la Unión Soviética fue ampliamente explotada por la propaganda del régimen, aunque él nunca se consideró un héroe: “Soy una persona, no un leyenda”, repetía.
Falleció el 19 de mayo de 2001.
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