Abel Ferrara: "El poder corrompe y el poder sexual corrompe absolutamente"
El director de Maldito policía se refiere a Welcome to New York, su película basada en el caso de Strauss-Kahn, con Gérard Depardieu, que hoy se exhibe en Sanfic.
El barrio late fuerte en el corazón de algunos cineastas. Es el caso de Martin Scorsese, que ha hecho de Nueva York el escenario de sus pequeñas y grandes tragicomedias filmadas. Pero también y en un nivel menos popular y más radical, es el territorio de Abel Ferrara, otro ítalo-americano de ancestros sicilianos. Todas sus grandes películas respiran el aire de los bares y las calles de la Gran Manzana, sea El rey de Nueva York, con Christopher Walken, o el documental Mulberry Street, que habla del último reducto de Little Italy, hoy convertida en zona de inmigrantes en Estados Unidos.
Para ser precisos, Ferrara, que es hijo de italianos e irlandeses, siempre se ha movido entre dos vecindarios: Nueva York e Italia, donde vive parte del año. En el 2014, en un formidable arranque de creatividad, estrenó dos cintas que habitan ambos lugares. Son Welcome to New York, exhibida en mayo en Francia, y Pasolini, rodada en Roma y estrenada hace un mes y medio en el Festival de Venecia. Con el primer filme retorna a su ciudad natal, pero lo hace desde la perspectiva de un extranjero al que la ley estadounidense le cae como un balde e agua fría. En la película, Gérard Depardieu es el político francés Devereaux, una versión ficticia de Dominique Strauss-Kahn, ex jefe del FMI acusado de asalto sexual a una mucama de hotel, en mayo del 2011.
El filme se da hoy por última vez en el Festival Sanfic (Hoyts Parque Arauco, Sala 8, 22.30 horas). Ferrara, que estuvo en Chile en el 2010 como invitado de este mismo festival y cuya película 4:44, Last day on Earth (2011) fue coproducida por la compañía chilena Fábula, se encuentra ahora en Roma, donde Pasolini se estrena.
Muchos de sus personajes son adictos a algo ¿Cómo ubica a Devereaux en este contexto?
La verdad de las cosas es que alguna empatía siento por este tipo. Es un adicto y un sociópata, que no puede controlar sus sentimientos. Pero además, es un vampiro: jamás ve su reflejo en el espejo y por lo tanto, no puede confrontarse consigo mismo. No hay un momento de espiritualidad ni de reflexión en su vida carnal. Cree que el mundo es injusto, porque sólo piensa en sí mismo.
Considerando la inspiración real ¿en qué medida le interesaba hablar también del político?
No creo que uno pueda separar al hombre del político. No puedo hablar de este Devereaux como alguien que es hombre público hasta cierta hora y luego se transforma en un ente privado. El poder corrompe. El poder sexual corrompe absolutamente. Si tenemos a alguien que es jefe del Fondo Monetario Internacional y que, además, es un maníaco sexual, ten por seguro que no tendrá límites en sus incursiones en la cama. No se da cuenta. Y en eso no se diferencia de nadie. Somos iguales a niveles básicos y animales, sea un juez o un sacerdote.
¿Su esposa, interpretada por Jacqueline Bisset, es su víctima o su aliada?
Es parte del mismo juego. Su esposa, Simone (basada en la ex cónyuge de Strauss-Kahn), buscaba el poder al igual que Devereaux. Desde el FMI, el negocio de ambos era decirles a los países del mundo, "hagan esto o hagan lo otro". Y que ella aún lo hace. Todavía ayuda con regularidad al Fondo Monetario Internacional y se reúne con el presidente y trata de ayudar. La diferencia es que Devereaux hace tiempo que ya no cree en nada y se desilusionó. Lo resume hacia el final de la película con esta frase: "El hambre es un gran negocio, pero la pobreza no le importa a nadie". Básicamente está hablando de sí mismo.
¿Contrató a verdaderos policías en la película?
Sí, para agregarle más realismo al drama de Devereaux. El problema de hoy con los policías es que ven demasiados shows de televisión y terminan actuando como ellos. Y yo no quería policías haciendo de policías de televisión. Espero que haya funcionado, pues el punto es que Devereaux llega a Nueva York y es un extraño, un alienígena. Esos tipos de la burocracia mundial suelen estar lejos del mundo real, y resulta que aquí tenemos el caso de una influyente personalidad que es tratado como cualquiera. A los policías no les interesa saber cuán respetable es Devereaux. Les da francamente lo mismo.
Depardieu dijo que no le había gustado la película y la forma en que él aparecía.
Pues es un problema de él. El estaba actuando frente a la cámara, no yo. Y para mí, fue una actuación brillante. Estoy seguro que trabajaremos de nuevo.
¿Cómo fue la experiencia de rodar Pasolini?
Pasolini es mi maestro. Me abrió al mundo del cine: era un gigante intelectual con conciencia política, un activista, un periodista político, un radical. No sólo me influyó como cineasta. Me influyó en la vida.
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