Alerta en Centroamérica por éxodo de maras salvadoreños

Las autoridades de El Salvador decidieron proscribir a las pandillas. Pero esta decisión puso en alerta a los gobiernos vecinos.<br>




En Guatemala, la Policía Nacional Civil (PNC) anunció una operación especial en los sitios de acceso al país para vigilar el ingreso de "mareros", como se conoce en Centroamérica a los pandilleros.

No se trata de impedir su entrada al territorio, sino de evitar riesgos a la seguridad nacional, le dijo a BBC Mundo Donald González, portavoz de la PNC.

"Se pone especial atención a las características de las personas para reconocer si son o no pandilleros", explicó.

Y las acciones van más allá de los controles de inmigración. Esta semana, el congreso guatemalteco analiza una iniciativa legal para sancionar hasta con cinco años de prisión la pertenencia a las maras, una enmienda similar a la autorizada en El Salvador.

El autor de la propuesta, el diputado Gudy Rivera, aseguró que es un caso de extrema urgencia.

"Si no lo hacemos vamos a caer en la ingobernabilidad por culpa de las Maras", dijo en conversación con BBC Mundo.

No existen cifras oficiales sobre el número de integrantes de estas pandillas, aunque algunas organizaciones no gubernamentales dicen que podrían ser unos 60.000.

En contraste, la PNC está integrada por 24.000 efectivos.

MANO DURISIMA
Al igual que Guatemala, el gobierno de Honduras también anunció vigilancia especial sobre los mareros, que según reportes oficiales se han involucrado con carteles de narcotráfico.

En ese país existen, desde 2003, leyes especiales contra las pandillas, que en su momento fueron llamadas "de mano dura", y que se establecieron también en El Salvador.

Analistas han dicho que estas legislaciones no ayudaron a bajar los índices de violencia en la región, e incluso en El Salvador fue necesario promulgar un decreto más estricto, conocido como "Súper Mano Dura".

Las propuestas castigan la pertenencia a las pandillas de Maras. Las sanciones se aplican incluso a quienes tengan tatuajes relacionados con las bandas.

Mientras, en El Salvador este fin de semana comenzó un nuevo intento por controlar a los mareros mediante la aplicación de la "Ley de proscripción de maras, pandillas, agrupaciones, asociaciones y organizaciones de índole delincuencial".

La legislación, en síntesis, declara ilegales a las organizaciones delictivas y establece procedimientos especiales para sancionar a los menores de edad que forman parte de estos grupos.

También prohíbe a quienes forman parte de las bandas a pertenecer a partidos políticos o aspirar a cargos de elección popular.

La promulgación de esta ley paralizó el transporte público de El Salvador durante tres días, pues los líderes de las maras 18 y Salvatrucha –conocidos como "macizos" o "palabreros"- amenazaron con atacar a choferes y autobuses que prestaran el servicio.

Los mareros pretendían dialogar con el gobierno del presidente Mauricio Funes para impedir esta legislación, pero el mandatario no accedió a la presión de las pandillas.

Otros gobiernos parecen interesados en seguir el camino de Funes. El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, se mostró dispuesto a impulsar un mecanismo similar en toda Centroamérica.

"EN COORDINACION"
Por lo pronto, el gobierno de Guatemala aumentó el intercambio de información con sus vecinos, dijo Donald González.

La cooperación es mayor desde que entró en vigor la nueva ley, dijo Carlos Ascencio, director de la PNC de El Salvador.

"Nosotros estamos en coordinación con todas las policías de la región, de Honduras y Guatemala", precisó el jefe de la PNC.

"La información de inteligencia nos indica una especie de repliegue y pueda ser que el repliegue vaya más allá de las fronteras nuestras y en ese sentido hay que tener las previsiones", afirmó Ascencio.

Según informa el corresponsal de BBC Mundo en El Salvador, Eric Lemus, las autoridades de seguridad pública advierten que los pandilleros buscan mantener el control de los barrios de alto riesgo y el flujo derivado por las extorsiones al transporte público.

Y en el país la información sobre el éxodo de pandilleros produjo críticas de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH).

El procurador Óscar Luna discrepó con el espíritu de la ley de proscripción de maras porque considera que faltó análisis sobre los efectos, por ejemplo, en el sistema carcelario.

"Creo que el sistema penitenciario no está preparado y siento que no se previó eso con tiempo porque ya no hay espacio. Tenemos en todos los penales más de 24.000 internos con una capacidad instalada de menos de 9.000", dijo Luna a BBC Mundo.

GUERRA CIVIL
Son dos las grandes pandillas de la mara: la llamada Salvatrucha o MS13, y la 18.

Ambas nacieron a mediados de la década de los 80 en Los Angeles, California. La mayor parte de sus integrantes eran exiliados de la guerra civil de El Salvador.

Muchos regresaron a su país al concluir el conflicto, en 1991, pero otros fueron deportados por las autoridades de Estados Unidos.

Los nombres de las pandillas tienen su origen en esta época. El término "mara" es un diminutivo de marabunta, una especie de hormiga muy agresiva, y salvatrucha es una síntesis de salvadoreño trucha, es decir, una persona astuta y sagaz.

Los números que acompañan a las bandas provienen de las calles donde nacieron en la zona este de Los Angeles.

La rivalidad de la MS13 y la 18 también surgió en esa época: la mara Salvatrucha surgió para oponerse a las pandillas de mexicanos que existían en la calle 18 y que hostigaban a los salvadoreños recién llegados la ciudad.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.