El aliado chileno de Charly García detalla el intenso presente del cantautor
Kiuge Hayashida, parte de su banda, dice que hoy lo ve mucho mejor tras una etapa difícil. Un proceso que culminó en su último disco y en un show sorpresa del pasado jueves en Argentina.
El guitarrista chileno Kiuge Hayashida tocó por última vez con Charly García (65) hace sólo un puñado de horas, y ahora está en una de las terminales de Aeroparque en Buenos Aires para embarcarse de regreso a Santiago.
"Fue groso. Emocionante. Intenso", enumera ante el show sorpresa que el cantante ofreció la noche del pasado jueves en la capital argentina y que materializó su retorno en vivo gracias a su última entrega, Random, estrenada a fines de febrero.
Pero para Hayashida, fiel escudero desde 2001 de la banda del artista junto a otros dos chilenos (Carlos González y Antonio Silva), el espectáculo fue algo más que volver a las canchas y reactivar la vida sobre un escenario. Incluso fue mucho más que groso, emocionante e intenso: fue confirmarle al mundo que su gran jefe sigue en pie y que no ha sucumbido al retiro, pese a los diversos problemas de salud que lo aquejan y que sólo hace unos días lo mostraron en estado de extrema delgadez, encendiendo la enésima alarma sobre su futuro.
"Fue muy reconfortante, porque tuvimos dos semanas súper duras de ensayo. Y esto fue el fruto de un disco que atesoramos con mucho cariño y respeto", recalca el chileno, deslizando parte de la trastienda de un regreso que empezó a tomar cuerpo hace mucho, al menos hace dos años, y que hoy arroja como resultado la versión más digna de Charly que el planeta pueda disfrutar: con un álbum solvente, que en general ha tenido buena acogida y que lo retrata aún inquieto por despuntar vigencia.
Un largo camino
En 2015, y luego de un criticado y olvidable disco de cinco años antes (Kill Gil), García se encerró en su estudio para soltar ideas, trazar algunos conceptos, volver a envalentonar a sus aliados de siempre, como el propio Hayashida.
"Me invitó y empezamos a grabar la canción que en este nuevo álbum se convertiría en Mundo B. Su idea ahí fue tener algo bien rockero, bien crudo, pero también dejándonos en libertad para que impusiéramos nuestro estilo. Creo que eso se nota al escuchar estos temas. Con los años, él no cambia su método de trabajo: cuando se graba, sólo se hace eso, y a los ensayos sólo llega gente que trabaja con él, ni amigos, ni personas ajenas a su círculo. Es un espacio totalmente privado, sin nadie que pueda entrometerse o hacer un comentario invasivo. Y siento que hoy mi comunicación con él es mucho más rápida, casi telepática. Nos sigue tratando con mucho humor y con mucha gentileza", describe el instrumentista nacional, parte de ese trío que, a ojos de la crítica, ha vuelto más áspero y eléctrico el sonido en vivo del bonaerense, como una forma también de camuflar los baches escénicos e interpretativos detonados por sus recientes problemas de salud.
De hecho, en paralelo a la génesis de sus nuevas composiciones -entre las que destacan Ella es tan Kubrick, Primavera y Spector-, el hombre de Los dinosaurios debió operarse de una cadera luego de sufrir una severa caída doméstica. En todo ese proceso de tratamiento, donde también debió enfrentar cuadros de fiebre y deshidratación que lo llevaron varias veces a la clínica, Hayashida lo observó más cansado de lo habitual, intentando recuperar fuerzas que parecían consumidas.
El chileno sigue: "Ahora lo veo mucho mejor, pero cuando estaba en pleno tratamiento estaba un poco sedado, no se mostraba tan activo, porque estaba concentrado en su recuperación. Le costaba mucho, no podía caminar con normalidad. Ahora camina un poco más lento, con dificultad, pero al menos lo hace. Se está acomodando a sus exigencias actuales, muy de a poco. Y el hecho de que vuelva a tocar es una señal de que tiene las pilas recargadas, que quiere seguir en esto. Por lo demás, siempre fue flaco, así que con eso no veo que sea distinto".
Según el instrumentista, parte de ese ánimo oscilante estuvo condicionado por la muerte en 2014 de su guitarrista histórico, Carlos "el Negro" García López, en un accidente automovilístico. "Ahí estaba bastante abatido, fue algo muy duro", sintetiza.
Ya sacudido de todos los fantasmas y las turbulencias, Charly finalmente terminó prácticamente solo Random, haciéndose cargo de pianos, teclados, guitarras, loops y programaciones. En el saldo final, Hayashida participó de cuatro de los diez temas que integran el título, mientras que su coterráneo "Toño" Silva aportó las baterías de solo uno.
Por otro lado, y según distintas voces del entorno íntimo del cantautor, hoy la opción de una nueva gira continental es incierta. Su condición física lo obligará a priorizar los shows menos multitudinarios y de frecuencia cada vez más esporádica.
Hayashida prefiere relativizar el tema, aplicando una filosofía propia del cantante, casi un mantra vinculado a fuego a la última década de la mayor leyenda del rock trasandino: "Con Charly nunca se sabe. El sólo quiere tocar, por lo que nada en su carrera se puede descartar ".
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