Allamand: Itinerario de una caída

La rapidez con que actuó la UDI para nominar a Evelyn Matthei y el rol activo del gobierno en busca de una candidatura única del oficialismo terminaron estrechando el margen de acción del ex ministro, quien abortó su estrategia tras constatar que no contaba con el respaldo cerrado de su partido.




Miercoles 17 de julio. Poco antes de las 16 horas, Evelyn Matthei va rumbo al Congreso, en Valparaíso. De pronto, recibe un llamado. Al otro lado de la línea está Andrés Chadwick. Sin mayores rodeos, el jefe de gabinete le informa que Pablo Longueira sufre una aguda depresión y que dejará de ser candidato a La Moneda. Además, le transmite un mensaje simple: "Jovino (Novoa) quiere hablar contigo".

Chadwick llamó a Matthei tras sostener una reservada reunión con Novoa y otros referentes gremialistas, como Juan Antonio Coloma, Joaquín Lavín y el timonel Patricio Melero. Los mismos personeros que a fines de abril definieron abortar la candidatura presidencial de Laurence Golborne, y que a comienzos de junio se reunieron para hacer un crudo diagnóstico del rumbo de la campaña de Longueira, se habían reunido la noche anterior para definir escenarios ante el inminente retiro del ex ministro de Economía. Al igual que en esas ocasiones, no hubo mayores inconvenientes para arribar a un consenso: el nombre de Matthei era el elegido para representar a la UDI en el escenario abierto tras la renuncia de Longueira.

Una hora antes de que los tres hijos mayores de Longueira anunciaran públicamente el miércoles a las 17 horas la renuncia de su padre, Novoa le preguntó directamente a Matthei si estaba disponible para ocupar el puesto dejado por el ex titular de Economía. La respuesta de la ex senadora fue afirmativa. Más tarde, en la UDI se comentaría en privado que la ex senadora asumía una apuesta arriesgada, pues sobre sus hombros podría recaer, además de enfrentar a una clara favorita en las encuestas, el resultado del oficialismo en la parlamentaria.

Esa tarde, Chadwick participó de una cita de emergencia del comité político en La Moneda, encabezada por el Presidente Sebastián Piñera. También estaban Cristián Larroulet (Segpres) y la vocera Cecilia Pérez, quien siguió los primeros minutos de la conversación por teléfono, pues venía de regreso de Valparaíso. En esa reunión, aseguran altas fuentes de Palacio, el Mandatario definió el rol que jugaría el gobierno en el nuevo escenario electoral que se abría.

El diseño, sentenció esa tarde el Jefe de Estado, sería presionar a la UDI y RN para que acordaran cuanto antes un mecanismo para definir un candidato único del sector, y evitar un escenario en que Matthei se enfrentara en primera vuelta a Andrés Allamand, nombre que RN ya había comenzado a perfilar como su carta presidencial. El temor no sólo pasaba por una campaña a dos bandas que inmovilizara al Ejecutivo, sino también por la amenaza de revivir rencillas históricas que ambos arrastran desde que integraron -junto al Mandatario- la denominada patrulla juvenil de RN, a comienzos de los años 90.

La Moneda muestra sus cartas

En el oficialismo no son pocos los que creen que ese miércoles 17 comenzó a sellarse la suerte de Allamand. La rápida reacción gremialista, por una parte, y el rol activo del gobierno para evitar una competencia a dos bandas, por otra, estrecharon el margen de acción del ex ministro de Defensa y de RN.

Aunque su caída sólo se cristalizaría este martes, ya a fines de la semana pasada comenzaron a evidenciarse señales de que no tenía un respaldo cerrado en RN. Un escenario que se acentuó en los días siguientes y que, junto con consolidar su decisión final, dejó en un complejo escenario a la mesa que dirige Carlos Larraín, que apostó buena parte de su capital político en la opción de volver a tener a Allamand como candidato.

El rol del gobierno quedó en evidencia desde un principio. El jueves a primera hora, en entrevista en Chilevisión, Piñera subrayó el llamado a que los partidos acordaran una candidatura única, pero añadió una frase que encendió las alarmas en RN: "Evelyn sería una gran candidata, porque para ser candidato, lo más importante es tener compromiso, fuerzas, ganas, y ella los tiene".

Minutos después, el comité político volvió a sesionar en La Moneda. Si bien se manifestó inquietud por los efectos que podía tener el guiño de Piñera a la ministra UDI, ninguno de los ministros se sorprendió. Según un alto personero de gobierno, tras las primarias oficialistas, se había hecho evidente un distanciamiento entre el Mandatario y Allamand. Ambos no conversaban desde el día anterior a los comicios. En Palacio no existía una buena evaluación del discurso que realizó la carta RN la noche de las primarias y de su rechazo a aparecer públicamente junto a Longueira en la sede de la UDI, razones que, además, explicaban el veto que desde un primer momento impuso el gremialismo a su nombre como posible sucesor de Longueira. Por último, Piñera resentía que Allamand y la directiva de RN culparan al Ejecutivo de la derrota, reviviendo una agria disputa del Jefe de Estado con la dirigencia de su partido: mientras Piñera reclama falta de apoyo a su gestión, en la mesa de la tienda de Antonio Varas responsabilizan al piñerismo por levantar una disidencia a fines de 2011 y le atribuyen al gobernante intenciones de tomar el control de la colectividad con miras a una posible reelección en 2017.

Esa mañana, en La Moneda se determinó que la ministra Pérez saliera a aclarar que el Presidente también había destacado a Joaquín Lavín y al propio Allamand como posibles presidenciables. En paralelo, desde La Moneda se tomó contacto con dos senadores "piñeristas" de RN, Alberto Espina y Lily Pérez, para que contrarrestaran las críticas que ya surgían en ese partido por la supuesta falta de prescindencia del Mandatario.

Para esa tarde, tanto la UDI como RN convocaron a sus comisiones políticas. En el gremialismo, rápidamente se despejó cualquier duda y Matthei quedó ungida tácitamente, aunque se acordó no proclamarla aún, para respetar el duelo político que vivía la colectividad por la salida de escena de uno de sus principales referentes. En RN, en cambio, sólo zanjaron mandatar a la mesa para que acordara con la directiva UDI un mecanismo para definir la carta del sector.

El fallido plan de Allamand

Originalmente, Allamand tenía contemplado regresar a Chile el sábado. Tras la sorpresiva renuncia de Longueira, sin embargo, adelantó su retorno desde México para el viernes. Apenas llegó a Pudahuel, activó un diseño tendiente a no aparecer como un factor de división dentro de la Alianza. Y de inmediato agendó un encuentro con la directiva, que se concretó a la hora de almuerzo, en su casa.

En esa cita, la directiva le planteó los pros y contras de los dos escenarios que a esas alturas aparecían como probables: realizar una primaria acotada con Matthei o ir directamente a primera vuelta. Allamand sostuvo que la prioridad era no aparecer tensionando el clima interno en la Alianza, y que incluso podían ocupar su nombre para mejorar la posición de la tienda en la negociación parlamentaria. El ex ministro, sin embargo, también sostuvo que, más allá de las conversaciones con la UDI, había que tener en cuenta que el único órgano de RN facultado para nominar al candidato del partido era el consejo general, programado originalmente para el 10 de agosto. Y recordó que no había que descartar un escenario parecido al de 2005, cuando la instancia revirtió la decisión de la directiva y proclamó sorpresivamente a Sebastián Piñera, en desmedro de Joaquín Lavín.

Al termino de la cita, Carlos Larraín dijo no haber visto convencido a Allamand de ser candidato. Su declaración fue rectificada minutos después por el ex ministro. En La Moneda aseguran que, más allá de la corrección, el episodio evidenció una actitud titubeante de RN, que contrastaba con la seguridad con la que la UDI ya instalaba a Matthei como su candidata.

Pocos sabían que al día siguiente, Allamand buscaría dar un golpe de efecto, al decir que no estaba disponible para competir en primera vuelta si no concitaba la unidad del sector. "De esta forma, facilito la búsqueda de una candidatura de auténtica unidad", dijo, en un mensaje que varios personeros oficialistas interpretaron como un intento por traspasar costos a la UDI, situando la inminente nominación de Matthei como una imposición de ese partido.

Esa misma mañana, poco antes de iniciar la comisión política ampliada convocada por la UDI para proclamar a Matthei, Jovino Novoa marcó lo que para muchos personeros de RN fue un punto de inflexión en el plan de Allamand. "Las condiciones en que se nombra a un candidato no las ponen ellos", dijo el senador gremialista.

Durante el día, diputados de RN llamaron inquietos a Allamand para inquirir detalles de su estrategia. Algunos mostraron reparos a la idea de que la definición presidencial del partido quedara en manos del consejo general, y enfatizaron que había que agotar esfuerzos para lograr un candidato de unidad.

En la directiva también comenzaron a tomar recaudos. Así, se le encomendó al Instituto Libertad realizar una encuesta para medir lo que pensaba el electorado tradicional del partido sobre la idea de llegar con dos candidatos a noviembre. Un 70% dijo que el oficialismo debía ir con candidato único.

A esas alturas, Matthei ya estaba desplegada como candidata. En la tarde del sábado, recibió a la directiva de la UDI en su hogar. Ahí, junto con delinear los primeros pasos de su campaña, expuso un detallado análisis de lo que en ese momento ocurría en RN. Según relatan conocedores de esa reunión, la ex ministra advirtió que en la tienda de Antonio Varas no había unanimidad en torno a Allamand y que ya había tomado contacto con varios personeros de ese partido. Además, dijo saber que el ex senador había comenzado a transmitir que su apuesta era ser proclamado por el consejo general, pero que ella ya estaba trabajando en neutralizar ese escenario.

La arremetida del piñerismo

La idea de que el plan de Allamand comenzaba a desfondarse y que la tienda deAntonio Varas había sucumbido al desorden también se instaló en La Moneda. Ese sábado en la mañana, el vicepresidente de RN Francisco Chahuán había llamado a Piñera, pero no pudo conversar con él. El senador quería concertar una cita, para pedirle que intercediera ante la UDI y retrasara la nominación de Matthei. El Mandatario, sin embargo, le mandó a decir que no lo recibiría. Una negativa que, según revela un ministro de Estado, pretendía representar la molestia que aún sentía el Jefe de Estado por la decisión de RN de impulsar una reforma al binominal con la oposición a espaldas del Ejecutivo.

Esa tarde, los ministros RN Rodrigo Hinzpeter, Bruno Baranda y la propia vocera Pérez intensificaron sus contactos con parlamentarios y dirigentes de ese partido, para reiterar la petición de Piñera de llegar a un acuerdo con la UDI para tener un candidato único en primera vuelta. Y fue el propio Mandatario quien se contactó con diputados como Cristián Monckeberg y Joaquín Godoy para pedirles trabajar en esa línea.

En La Moneda aseguran que, junto con estos contactos, Chadwick mantuvo línea directa con Allamand hasta el martes de esta semana. En el entorno del ex ministro, sin embargo, descartan esta versión.

En paralelo, Alberto Espina -quien el jueves había sostenido una reunión de tres horas con Piñera- comenzó a socializar la idea de realizar una convención entre RN y la UDI para elegir a un candidato único. La propuesta suponía la participación de las autoridades democráticamente elegidas de cada partido. La iniciativa contaba con el respaldo del gobierno y encontró rápido eco en la UDI, pero fue resistida por Allamand y Larraín, quienes veían en la fórmula un traje a la medida de Matthei, acusando que era un mecanismo donde el gobierno tendría amplio margen para influir en favor de la entonces ministra.

Espina sumó a sus gestiones a Nicolás Monckeberg, ex jefe de campaña de Allamand. Su aparición en un punto de prensa el domingo fue resentida en el entorno del ex ministro de Defensa. De hecho, el propio Allamand se comunicó con ambos para criticarlos por proponer un mecanismo que lo "acorralaba" frente a Matthei.

El lunes, La Moneda reinició la ofensiva en pos del candidato único. A primera hora, el Mandatario y sus ministros políticos acordaron traspasar a los partidos los costos asociados a la falta de unidad en el oficialismo. La estrategia se cristalizó minutos más tarde, al inicio del comité que reúne a los secretarios de Estado con los representantes de RN y la UDI. La reunión comenzó con duros enfrentamientos entre Melero y Larraín. En ese escenario, la vocera Pérez salió al Patio de los Naranjos y subrayó que la responsabilidad de alcanzar un acuerdo en materia presidencial era exclusivamente de las colectividades.

La amenaza, sostienen en La Moneda, surtió efecto, porque pocos minutos después, los timoneles de RN y la UDI acordaron allanarse a la búsqueda de un mecanismo para resolver al abanderado del sector. En medio de la cita, ambos sostuvieron un encuentro privado en la oficina de Chadwick, concordando proponer la realización de un proceso eleccionario representativo.

Esa tarde, la directiva de RN volvió a visitar a Allamand. Sin dar luces sobre sus próximos pasos, el ex ministro pidió que el proceso tuviera la participación más amplia posible. Con esa premisa, al caer la tarde, la mesa se reunió con la regencia gremialista para avanzar en el mecanismo. No hubo acuerdo.

A esas alturas, Allamand ya había advertido que su segunda candidatura a La Moneda no tenía futuro. Esa noche se reunió con Larraín, a quien le adelantó que al día siguiente, seguramente, anunciaría su decisión de no postular. El ex senador adujo razones familiares y políticas: no quería revivir su historia de rencillas con Matthei ni que se reflotara el polémico caso drogas, pero también advertía que no contaba con un respaldo férreo de su partido.

La desorientación se apoderó de la directiva que comanda Larraín, que se reunió a la hora de almuerzo. En la cita, el senador sostuvo que el partido tenía que insistir en levantar una candidatura propia y mencionó a Chahuán. El vicepresidente Claudio Eguiluz interpretó el comentario como la opción oficial de la directiva. Por la tarde, en la antesala de la comisión política del partido, el dirigente enumeró ante las cámaras las cualidades de Chahuán como competidor de Matthei. A los 10 minutos, el secretario general de la tienda, Mario Desbordes, salió al antejardín de la sede a desmentirlo. Pocos minutos después, fue el propio Chahuán quien salió a poner paños fríos.

En medio de esa confusión partió la comisión política. El encargado de abrir los fuegos fue Larraín, quien mantuvo su postura de que el partido debía levantar un candidato propio. Espina y Nicolás Monckeberg lideraron la posición contraria, llamando a actuar con realismo. Aunque no acudió a la cita, Allamand fue informado del debate por varios diputados, que le iban enviando mensajes de texto. Finalmente, se impuso la posición contraria a Larraín. En medio de la votación, el alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat -uno de los seis sufragios en contra de la idea de incorporarse a la campaña de Matthei-, encaró a Espina y Monckeberg. Al primero le cuestionó haber actuado como "mensajero" del gobierno. Al segundo lo culpó de haberle dado la espalda a Allamand, en circunstancias en que él había sido su jefe de campaña.

La disputa con miras a 2017

En los últimos días, en La Moneda encomendaron que la vocera Cecilia Pérez mantuviera un monitoreo permanente del despliegue de Matthei. A través de ella, el gobierno transmitió a la candidata la necesidad de extremar las señales de cordialidad hacia RN y no escalar la tensión con Allamand.

A mediano plazo, sin embargo, el plan de Piñera tiene contemplado un aterrizaje en la tienda de Antonio Varas. Según revela una alta fuente de Palacio, la crisis desatada en los últimos días arrojó como lección al Mandatario la necesidad de prestar mayor atención a lo que ocurre en su partido. Sobre todo si cobra fuerza la idea de una eventual repostulación a La Moneda en 2017. En esa línea, el Jefe de Estado no ve con malos ojos que en las elecciones de abril de 2014 personeros cercanos a él, como Lily Pérez, Cecilia Pérez o Alberto Espina, logren desbancar a Larraín de la presidencia de la colectividad.

En el corto plazo, sin embargo, la apuesta del gobierno es evitar cualquier síntoma de tensión. Por eso, pese a que en Palacio no desagrada una posible derrota senatorial en Santiago Oriente de Manuel José Ossandón -uno de los más ácidos críticos RN del gobierno-, ven con inquietud la irrupción de Laurence Golborne como carta UDI en esa zona. La nominación del ex presidenciable -quien reemplazará a José Antonio Kast- fue vista como un gesto inamistoso para la tienda de Antonio Varas. Tanto así que, sólo horas después del primer acercamiento con Matthei, el propio Larraín aseguró que no tenía intenciones de integrarse al comando.

La irrupción de Golborne también fue monitoreada desde el entorno de Allamand. En privado, el ex ministro comentó que la UDI estaba cometiendo un error similar al del 2005, cuando levantó la candidatura de Pablo Longueira en Santiago Oriente para competirle a Lily Pérez, poco antes del consejo general. El ex presidenciable RN cree que la amenaza contra Ossandón puede enardecer los ánimos del cónclave y complicar la nominación de Matthei. De hecho, en una señal de molestia, la directiva de RN aplazó el consejo general del 3 de agosto a su fecha original, el sábado 10, postergando la proclamación de Matthei.

De ese riesgo también han tomado nota en el gobierno. Aunque nadie cree que Allamand busque volcar el consejo a su favor (necesita el 66% de apoyo para levantar una candidatura), en Palacio no son pocos los que creen que el ex senador podría buscar objetar el nombre de la ex titular del Trabajo como candidata del partido, abriendo un escenario impensado y de difícil pronóstico.

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