Analistas argentinos proyectan complejo escenario para Cristina K tras expropiación de YPF
En columnas escritas en los diarios La Nación y Clarín, lo expertos apuntan a que la mandataria "le dio un portazo al mundo". Argumentan que el discurso presidencial de ayer es adentrarse "en una aventura de verdades a medias, de realidades prolijamente ocultadas".
El día después de la anunciada expropiación de YPF, la mayor petrolera en Argentina controlada por la española Repsol, los analistas políticos vislumbran un escenario complejo para la Presidenta Cristina Fernández. Los expertos atribuyen este paso nacionalista que dio la mandataria, a que "el ciclo económico, con sus señales de agotamiento, la obliga a recrear el consenso en torno de su figura".
Pero a juicio de Carlos Pagni, quien escribió hoy en La Nación, no hay que olvidar que Cristina K, fue quien avaló la privatización de YPF en los años 90. Y su secretario general, Oscar Parrilli, la defendió en la Cámara de Diputados el 23 de septiembre de 1992, cuando dijo: "La transformación de YPF (en empresa privada) va a oxigenar a nuestro gobierno y va a representar una bocanada de aire puro que fortalecerá al Presidente Menem".
No debe sorprender que estos dirigentes se contradigan al cabo de dos décadas, dice Pagni, quien habla de falacia cuando el actual gobierno quiere "reducir las causas de la escasez de hidrocarburos a la falta de inversiones de YPF. El desabastecimiento energético se debe a que la gestión del gobierno desalentó la producción. El insuficiente compromiso de la principal petrolera fue un capítulo de esa gestión, presentado como la "argentinización de YPF".
A su vez, para Joaquín Morales Solá, Cristina K dio un portazo al mundo. A juicio del analista, la mandataria "le dijo ayer al mundo que no le importa una inédita tensión con España. De ahora en más, no podrá contar con su proclamada amistad con el rey Juan Carlos y deberá enfrentar una dura reacción diplomática española y del bloque de la Unión Europea (el tercer destino de las exportaciones argentinas). Su más reciente interlocutor, Barack Obama, preside un país que es una potencia capitalista que detesta la sola imagen de un Estado expropiando la propiedad privada.
En tanto, Alcadio Oña escribió en Clarín, que "buena parte del descalabro (energético) ocurrió durante la era K, a la vista de los funcionarios y sin que el Estado interviniera al menos en sus funciones de control y regulación". Agrega que "no basta con tomar el control del 51 % de YPF, ni denunciar las maniobras de Repsol. Tampoco admitir la participación de capitales privados, sean locales o extranjeros". Para Oña la novedad "no es la crisis energética, negada pertinazmente por el gobierno y a la vista en los cortes a industrias y hasta a casas de familia. El caso es que ahora coincide con la escasez de divisas, que derivó en el cepo cambiario y en el corte a la importación de bienes e insumos".
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