Arauco: turistas extranjeros caen a cifra más baja en 11 años
El mes más crítico fue junio, cuando ningún visitante del exterior recorrió la provincia. En el primer semestre llegaron 109 foráneos.
Los actos de violencia registrados este año en la denominada "zona roja" del conflicto mapuche, principalmente entre las comunas de Cañete y Tirúa, han incidido en la brusca disminución de turistas extranjeros, complicando las pretensiones del gobierno, que considera el turismo como un ítem para impulsar la economía de la zona.
Los índices más bajos se marcaron entre junio y julio, el último medido por el Instituto Nacional de Estadísticas en el boletín mensual de alojamiento turístico.
En julio, a la provincia llegaron 445 pasajeros, 55,4% menos que en la misma fecha del año pasado. Los extranjeros disminuyeron en 99,4%. Junio fue más crítico, pues no hubo visitantes del exterior, a diferencia de los 155, en su mayoría europeos y norteamericanos, que llegaron en la misma fecha de 2013.
La cifra refleja una tendencia, pues en los tres últimos meses medidos por el INE (mayo, junio y julio), sólo nueve visitantes recorrieron la provincia, mientras que en 2013 se registraron 815 personas. En lo que va corrido del año (enero-julio 2014) han llegado 109 foráneos, lo que representa una disminución de un 91,2% respecto del mismo período del año anterior (1.227).
El reporte también lo ubica en lo más bajo desde 2003, año en que se tiene registro de una medición similar.
Para el gobernador de Arauco, Humberto Toro, "eso (la violencia) nos obliga a todos a generar mayor seguridad, incluso entendiendo que gran parte de los conflictos se producen entre Cañete, Tirúa y Contulmo, que es precisamente uno de los polos turísticos donde se quieren desarrollar las iniciativas".
Según Bacilio Millanao, presidente de Cámara de Comercio y Turismo de Tirúa, los conflictos "proyectan una imagen mala, sobre todo hacia el extranjero, ya que es lo que más se destaca en la prensa local y nacional".
En tanto, para el alcalde de Tirúa, José Aniñir, "cuando hay un problema no resuelto, como la relación del Estado chileno con los pueblos originarios, no hay que meter la cabeza debajo de la alfombra (...). Hay que exponerlo, resolverlo y luego vendrán turistas a invertir, gastar y disfrutar de la zona".
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