Atentado explosivo en Bogotá empaña entrega de armas de las Farc
Hoy se inicia el proceso final del desarme de las Farc. La guerrilla deberá entregar el 40% restante de sus armas a la ONU. El sábado un ataque en un centro comercial de la capital colombiana dejó a tres mujeres muertas y nueve heridas. El Presidente Santos dijo que esto no frenaría el acuerdo de paz. Se estima que el proceso de entrega durará hasta la próxima semana.
"No vamos a permitir que lo logrado hasta ahora sea frenado por un puñado de extremistas, de cobardes o de quienes no quieren la reconciliación del pueblo colombiano". Con esas palabras, el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos, defendió el domingo la última etapa de desarme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y anunció que todo seguía en pie. Esto, luego de que el sábado una bomba estallara en un concurrido centro comercial de Bogotá y dejara a tres mujeres muertas y nueve heridas.
El artefacto explotó cerca de un baño de mujeres en el segundo nivel del Centro Comercial Andina. Hasta anoche, ningún grupo había reivindicado el ataque y el gobierno barajaba tres hipótesis, las que no quisieron revelar para "no dañar la investigación".
Santos, que ofreció una recompensa de US$ 33.000 a cambio de información que permita atrapar a los responsables, no permitirá que el atentado influya en la agenda. Para hoy está previsto que la guerrilla comience a entregar el 40% de sus armas al Alto Comisionado de la ONU, que verifica el proceso. Además, el secretario general adjunto de Naciones Unidas para Asuntos Políticos, Jeffrey Feltman, llegó ayer al país para manifestar su apoyo al proceso.
De esta forma, las Farc completarán la etapa final del desarme total, el que forma parte del Acuerdo de Paz alcanzado en noviembre del año pasado, que pone fin a más de 50 años de conflicto armado. Según anunció el ministerio de Hacienda colombiano, al país le costará alrededor de US$ 44.000 millones en los próximos 15 años implementar el acuerdo.
Hasta la semana pasada, las Farc entregaron el 60% de su arsenal en las 26 zonas veredales, terrenos en los que están concentrados los cerca de 7.000 guerrilleros. La etapa del desarme deberá concluir la próxima semana, según el mandatario, dando inicio a una nueva fase del proceso de paz. Así, desde ese momento, las Farc podrán comenzar a organizarse como un movimiento político y reintegrarse a la vida civil. Hasta ahora se ha hablado de armas individuales, pero no se ha dado a conocer una cifra oficial sobre el tamaño real del arsenal.
Según el diario El Tiempo, el acto en que finalmente la guerrilla formalizará su desaparición como grupo armado será en Mesetas, en el departamento de Meta, se presume que el próximo 27 de junio tras el regreso de Santos de Francia.
Se estima que ya para el 1 de agosto, tras entregar la totalidad de sus armas a la ONU y cuando finalicen las zonas veredales, las Farc dejarán de ser la guerrilla más antigua de América Latina para convertirse en un partido político. De acuerdo a la revista colombiana Semana, ese mismo mes realizarán su primer congreso como un nuevo partido y verán los pasos a seguir con miras a las elecciones de 2018.
El proceso no ha estado exento de polémicas. Estaba previsto que para el 1 de junio se entregaran la totalidad de las armas, pero la fecha fue postergada para hoy. Según el diario El Espectador, ha existido demora ya que el Alto Comisionado para la Paz de la ONU se ha retardado en aceptar las listas de las armas. En ese sentido, existe temor de que se beneficien personas que no fueron parte de las Farc.
A su vez, las Farc temen que el gobierno no cumpla con las medidas de seguridad para los ex combatientes, por lo que ha intentado presionar al gobierno. La guerrilla alega que apenas el 20% de las personas privadas de la libertad han obtenido los beneficios jurídicos que están vigentes desde diciembre. Y además, las Frac siguen reclamando que no existe un programa para la reincorporación a la vida civil. Según denunció Carlos Antonio Lozada, del secretariado de las Farc, existe un retraso "preocupante" para la reincorporación de la guerrilla en la vida civil.
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