Bernardo Larraín Matte, presidente de Sofofa: "No me parece buena idea transformarme en pitoniso de los mercados bursátiles"
De cara al Encuentro Anual de la Industria, el timonel del gremio subraya la urgencia de modernizar el Estado y advierte un deterioro fiscal. Comparte el mayor optimismo para 2018, pero llama a no confiarse.
El próximo martes a las 8.30 horas se realizará el Encuentro Anual de la Industria 2017, organizado por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa). Desde Perú, donde participó de la inauguración de una planta de CMPC, el timonel del gremio, Bernardo Larraín Matte, adelanta los ejes de la cita, la primera desde que asumió la presidencia de la Sofofa en mayo, que al menos, en las formas, ya asegura una novedad: esta vez congregará a empresarios y autoridades políticas a la hora del desayuno, dejando atrás la tradicional cena que se realizaba hasta el año pasado. Pero más allá de esos detalles, para Larraín Matte se trata de una oportunidad para proyectar el rol del sector privado como actor central en el debate de políticas públicas y relevar la urgente necesidad de modernizar el Estado.
¿Qué espera del encuentro anual de este año que encabezará por primera vez?
Este hito anual, además de ser una oportunidad para encontrarnos como mundo empresarial y dialogar con las más altas autoridades del país, encabezadas por su Presidenta, debe ser una oportunidad para proyectarnos a la sociedad como una organización relevante en el debate de políticas públicas, con un profundo sentido público y que tenga el potencial de poder inspirar a muchos.
¿Cómo piensa hacerlo?
Recordando la figura de Andrés Concha, quien quizás fue el mejor de los nuestros. Un ser humano excepcional, un empresario con un profundo compromiso público y capacidad de diálogo. Con su inspiración, queremos premiar a una persona que, siendo portador de estas virtudes, esté señalizando un camino, con disciplina, mirando las tendencias de vanguardia, pero especialmente contribuyendo a tender puentes con otros mundos y organizaciones.
Usted habla del profundo sentido público de Sofofa, ¿acaso un gremio no defiende principalmente los intereses de sus asociados?
Por supuesto que sí y debemos asumirlo de forma transparente en el debate público. El desafío de un gremio es identificar aquellos temas país donde hay convergencia entre los intereses públicos y privados, y donde las capacidades empresariales son necesarias para enfrentar esos desafíos públicos. Así, por ejemplo, la modernización del Estado es buena para los ciudadanos y para las empresas. Que un mayor número de jóvenes se integren al mundo del trabajo es bueno para ellos, para sus familias, para el país y para las empresas. Son pocos los desafíos públicos que no están alineados con las motivaciones y capacidades empresariales.
¿Cuál es el rol del Estado en ese contexto?
Reafirmamos nuestra convicción por un Estado moderno, que, permitiendo más instancias de participación ciudadana, sea más independiente de las presiones de los grupos de interés más vociferantes y de la captura desproporcionada de los partidos políticos. Un Estado con mayores grados de rigor y previsibilidad en sus decisiones. ¿Cuándo prevalece la racionalidad técnica en sus decisiones? ¿cuándo las consideraciones políticas? ¿o la presión de un grupo de interés vociferante? ¿o la subjetividad de un funcionario público? ¿o la visión de justicia de un juez? Para un inversionista enfrentado al incierto proceso de obtención de permisos es muy difícil responder estas preguntas.
¿Lo dice por el proyecto Dominga por ejemplo?
Efectivamente, así como por muchos otros proyectos de inversión que han experimentado la misma imprevisibilidad en los criterios de las decisiones del Estado, problemática que se viene arrastrando desde hace varios años y que, por supuesto, dice relación de un fenómeno global de mayor empoderamiento y participación ciudadana que la política y los estados no han sabido procesar.
¿Una reforma de modernización del Estado es central entonces?
Vamos a insistir en ello, porque es el tema más relevante para el próximo gobierno, y al mismo tiempo el más ausente del debate político. Ausente, porque representa una reforma compleja y muy condicionada por intereses desalineados con esta causa en el mundo político. Pero también necesitamos un Estado más austero, pues pese a que seguimos estando en los primeros lugares de la región, hemos tenido un retroceso en nuestra fortaleza fiscal y es fundamental revertir esa tendencia.
¿Cómo se explica ese retroceso?
Tras esto, entre otros, está el deterioro del proceso político.
Hablando del ciclo electoral, hay candidaturas que han expresado la necesidad de más gasto público…
La peor política social es aquella cuyo financiamiento no es sustentable en el tiempo porque termina frustrando las expectativas de la ciudadanía. Y porque no podemos debilitar un bien público como es la fortaleza fiscal, que debemos reconocer que se ha deteriorado.
¿A qué apunta con el deterioro del proceso político?
Me refiero al empeoramiento del proceso de formulación de políticas públicas, que ha traído consecuencias preocupantes: peor calidad de nuestras leyes, mayores espacios de indefinición y, por lo tanto, de interpretaciones discrecionales por parte de quienes las aplican. ¡Qué mejor ejemplo que la insólita discusión de si la automatización debe o no ser considerada reemplazo en huelga!
Y segundo, un proceso político que está arrojando niveles de gasto público permanente más altos que los que el país puede sostener sin deteriorar nuestro riesgo. Por otro lado, en relación al frenesí legislativo basta constatar la multiplicidad de proyectos de ley de iniciativa parlamentaria o gubernamental, que avanzan en el Parlamento con filtros cada vez menores en cuando a admisibilidad y calidad.
Elecciones y mercados
Hablando ahora del rol del sector privado en el debate público, ¿qué le pareció la opinión del presidente de la Bolsa en relación a un colapso si Sebastián Piñera no gana la elección presidencial?
Una frase desafortunada que no comparto, de quien ha sido un muy buen presidente de la Bolsa de Comercio.
¿Pero cree que de no ganar el candidato de Chile Vamos puede afectar de alguna forma al mercado o la reactivación que se espera para 2018?
Los mercados se mueven por múltiples factores, por supuesto que los resultados electorales son uno de ellos. No me parece buena idea transformarme en pitoniso de los mercados bursátiles.
¿Y comparte el optimismo que muestran las expectativas económicas tanto del mercado, como del Ejecutivo para el próximo año?
Las comparto, por cuanto son objetivas, pero me preocupa que nos confiemos y conformemos, retrasando todavía más las reformas estructurales que debemos abordar como país.
Justamente, el Banco Central llamó a la cautela en este sentido...
Un llamado oportuno, de una institución seria, cuya estructura y funcionamiento deberíamos replicar para varias otras instancias estatales.
¿Pero se puede hablar de "flores" en vez de "brotes verdes" como dijo el ministro Eyzaguirre?
Nosotros proyectamos un crecimiento para el sector Industrial el 2017 entre -1,5 y -1% anual, y para el 2018 entre 0% y 1% anual. No obstante, las expectativas de crecimiento para este segundo semestre son algo mejores que las de los anteriores, principalmente porque la base de comparación es de cifras negativas. En efecto, en el segundo semestre del año pasado el indicador de producción manufacturera cayó 4,4% anual. Y es que no vemos para el 2017 señales firmes de recuperación que permitan crecer más que el 2016
¿Cuáles son a su juicio los riesgos que podrían impedir esta reactivación?
Acomodarnos y no enfrentar los desafíos relevantes que tenemos para ampliar las fronteras de nuestro crecimiento potencial, como es la modernización de Estado.
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